Consejos a los corredores de las cosas que deberían y no deberían hacer antes de practicar esta actividad física



17 abr. 2015 18:42H
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Redacción. Madrid
“Correr no es siempre la actividad física más adecuada”, señala Ángel Hernández Yáñez, jefe de la Unidad de Medicina Deportiva del Hospital Universitario HM Torredolones. Sin embargo, con el objetivo de garantizar que quien practique este deporte no corra riesgos para su salud, el grupo ha lanzado una guía para ‘runners’ (nombre por el cual se conoce a los corredores) donde desaconseja, en algunos casos, donde hacerlo conlleve riesgos.

El especialista asegura que, antes de salir a correr, hay que comprobar que no existen lesiones en columna vertebral con  espondilolistesis avanzadas, artrosis importantes, escoliosis severas o inestabilidades vertebrales; problemas cardiorrespiratorios severos; lesiones en articulaciones de carga, (especialmente rodillas y caderas) que afecten al cartílago articular; y lesiones estructurales importantes en los pies. 

Y es que, al ser un deporte de impacto, “éste repercute sobre el cartílago articular de las articulaciones de carga y sobre la columna vertebral, que es donde suelen aparecer las lesiones”, declara el experto.

Chequeo previo en un centro especializado

Asimismo, antes de empezar a correr conviene hacerse un reconocimiento médico en un centro especializado. “En nuestra unidad se comprueba que no existe riesgo individual y que se puede salir a correr de una forma segura. Además, se aconseja sobre la modalidad de la carrera, la intensidad, la superficie más adecuada e incluso sobre la elección de las zapatillas. También disponemos de un servicio de entrenadores personales que nos pueden enseñar a correr y a mejorar nuestro rendimiento”, señala Hernández.

Cómo prepararse

El calentamiento y enfriamiento del  sistema músculo-esquelético es clave para prevenir lesiones. Consiste en estirar los músculos, antes y después de correr, mediante movilizaciones activas suaves de las articulaciones de tobillo, rodilla y cadera. Tampoco debemos olvidarnos de estirar nuestra espalda.

Para mejorar el rendimiento, conviene realizar cinco comidas diarias; entrenamiento de técnica de carrera; descansar y dormir lo suficiente; no entrenar por encima de nuestras posibilidades; trabajar la potencia y los abdominales mejorará nuestra posición pélvica al correr; y, después de correr, una ducha de agua fría en las piernas. Esto y un drenaje linfático cada 15 días ayudarán a la recuperación tras cada sesión de entrenamiento.

Asimismo, para entrenar antes de una carrera de 10 km (la mayoría de las carreras populares), Hernández indica que hay que correr un par de veces por semana entre 40 y 60 minutos y empezar, al menos, 2 ó 3 meses antes.
 
Antes de participar, se debe comer sólido al menos 3 horas antes de correr; la comida tiene que ser ligera y rica en hidratos de carbono; durante la carrera se puede recurrir a barritas energéticas; la hidratación debe ser continua, pero nunca en grandes cantidades; elegir bebidas sin gas y a temperatura ambiente; y, si es posible, ingerir alguna bebida específica para la reposición mineral.

En cuanto al equipo que debe llevar el corredor, “existen tejidos altamente tecnológicos que permiten protegernos de las bajas temperaturas y del viento, que son transpirables, hipoalergénicos, ligeros y duraderos”, apunta Hernández. Actualmente, se trabaja en tejidos inteligentes que permitirán al futuro corredor incorporar en sus prendas medidores y analizadores de la actividad deportiva realizada.

En las zapatillas, la transformación ha sido aún mayor y hoy encontramos modelos que se adaptan al tipo de pisada del corredor. Sin embargo, concluye el especialista, “para apoyos muy alterados o pies con determinadas características, como el pie plano valgo o el cavo varo, puede ser necesario el complemento con plantillas personalizadas e incluso se valora ya la utilidad de zapatillas personalizadas en estos casos”.

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