Javier Fuentes, especialista en Aparato Digestivo de HLA Clínica Montpellier.
El cáncer de páncreas es una de las
enfermedades oncológicas más complejas y que presentan un mayor desafío debido a su diagnóstico tardío y a la agresividad que lo caracteriza. Este tipo de patología se presenta, en la mayoría de los casos,
sin síntomas claros en sus etapas iniciales. “El inicio es silente y, cuando aparecen molestias abdominales o diarreas prolongadas,
suelen confundirse con problemas digestivos menores como la dispepsia funcional”, explica Javier Fuentes, especialista del Aparato Digestivo de HLA Clínica Montpellier.
Sin embargo, en los casos donde el tumor afecta a la zona de la cabeza del páncreas, generando una obstrucción biliar, los pacientes pueden desarrollar ictericia,
facilitando un diagnóstico temprano. No obstante, el especialista recalca que, en fases iniciales,
el dolor no es un síntoma común y que, sumado a la falta de pruebas de cribado, hace que el diagnóstico temprano se presente como todo un desafío.
Fuentes destaca que el estilo de vida juega un papel determinante en el desarrollo de esta enfermedad. El
tabaco es responsable del 25-30 por ciento de los casos, aumentando el riesgo de cáncer de páncreas hasta 2,5 veces. El
consumo excesivo de alcohol, dietas ricas en grasas saturadas y carne roja, junto con la obesidad y el síndrome metabólico, son otros factores ambientales que incrementan la incidencia. Aunque el
componente genético representa sólo entre el 5-10 por ciento de los casos, sí que es factor a tener en cuenta sobre todo en familias que presentan antecedentes. “Mutaciones específicas y síndromes como el de Lynch están asociados con una predisposición hereditaria”, señala el especialista. Además, ciertas condiciones preexistentes, como la
diabetes tipo 2 de larga evolución y la pancreatitis crónica, también incrementan el riesgo. En particular, la diabetes puede ser un síntoma temprano en algunos casos, apareciendo dos o tres años antes del diagnóstico.
A diferencia de otros tipos de cáncer,
no existen unas pruebas estándar de cribado para el
cáncer de páncreas. Según Fuentes, en personas que presentan un alto riesgo, como aquellas que pueden tener antecedentes familiares, se recomienda realizar estudios de imagen periódicos, como resonancias magnéticas (RM) y tomografías computarizadas (TC) que permitan detectar y seguir las lesiones que preceden al desarrollo de cáncer e ir actuando en función de los hallazgos.
El seguimiento debería comenzar a los 40-45 años con, al menos, un estudio anual. La
resonancia magnética es la mejor opción para minimizar la exposición a la radiación en pruebas repetidas. Además, los
avances en biología molecular están marcando el camino hacia una detección más precoz. Las investigaciones sobre biomarcadores tumorales, como el RNA tumoral detectado en biopsias líquidas,
podrían revolucionar la forma en que se diagnostica esta enfermedad.
Enfoque multidisciplinar
El
tratamiento del cáncer de páncreas requiere un enfoque multidisciplinar, por eso, “la decisión del tratamiento más adecuado se toma en comités de tumores, evaluando cada caso de forma personalizada”, explica el profesional. La
cirugía suele ser la opción principal para tumores resecables, siempre que no exista metástasis ni afectación de vasos sanguíneos cercanos. El paciente ha de estar en las mejores condiciones posibles y a veces requiere que previa a la cirugía, se haga drenaje de la vía biliar mediante la colocación de drenajes por vía endoscópica o mediante radiología intervencionista. Sin embargo,
es una intervención compleja, con riesgos significativos y un postoperatorio que puede ser prolongado.
A largo plazo, los pacientes pueden enfrentarse a problemas de absorción de nutrientes, diarrea y desnutrición, que deben ser manejados con atención médica adecuada. La
quimioterapia se utiliza como complemento, ya sea para reducir el tumor antes de la cirugía o como tratamiento posterior. No obstante, los efectos secundarios, como
cansancio, náuseas y alteraciones sensoriales, son diferentes desafíos para los pacientes. Respecto a la inmunoterapia, aún no se ha establecido su papel en el manejo del cáncer de páncreas, aunque los ensayos clínicos arrojan resultados prometedores.
Importancia de la prevención
Javier Fuentes enfatiza la
importancia de prevenir mediante el control de factores de riesgo. Dejar de fumar, reducir el consumo de alcohol y mantener un peso adecuado son medidas esenciales. Asimismo, insta a las
personas con antecedentes familiares a consultar a un especialista: “En las familias con varios casos de cáncer de páncreas, es imprescindible evaluar la predisposición genética y realizar un seguimiento adecuado”. Además, destaca la importancia de
no ignorar diferentes síntomas digestivos aparentemente menores y buscar la atención médica para una valoración adecuada.
En este contexto, recuerda un caso especialmente significativo en su carrera, donde una paciente que, preocupada tras la pérdida de su pareja por cáncer de páncreas, se sometió a diferentes pruebas preventivas sin presentar síntomas. Fue una ecografía inicial la que detectó un pequeño quiste que, tras diferentes estudios adicionales,
resultó ser una cáncer de páncreas en fase inicial. Gracias a ello, fue operada con éxito y, tras ocho años, sigue completamente recuperada. “Este caso demuestra la
importancia de la detección temprana y el seguimiento adecuado, especialmente en personas con antecedentes familiares”, concluye el especialista.
En su experiencia trabajando en
HLA Clínica Montpellier, Fuentes ha querido destacar las ventajas de llevar a cabo su especialidad en un
entorno que facilita un enfoque integral para las patologías digestivas: “la colaboración entre especialistas en endoscopia, diagnóstico por imagen, Cirugía y Oncología permite brindar una atención personalizada y de calidad, siempre comprometidos con la salud y el bienestar de los pacientes, siendo esta una prioridad, y ofreciendo las herramientas necesarias para enfrentar enfermedades complejas como el cáncer de páncreas con la mejor atención posible”, concluye.
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