Una veintena de sociedades médicas españolas elaboran un documento para el control del perfil lipídico.
Una veintena de sociedades médicas españolas ha elaborado un documento de “consenso” para
determinar e informar sobre el perfil lipídico en los laboratorios clínicos españoles. El texto detalla las consideraciones preanalíticas, analíticas y postanalíticas mediante recomendaciones, para hacer frente a las
enfermedades cardiovasculares que incluyen la cardiopatía coronaria y el accidente cerebrovascular.
Entre las sociedades firmantes se encuentran la Sociedad Española de Cardiología (
SEC), las sociedades médicas de Familia (
SEMG, Semergen y semFYC), la Sociedad Española de Medicina Interna (
SEMI) y la Sociedad Española de Neurología (
SEN). Todas ellas recalcan que las enfermedades cardiovasculares siguen siendo “la principal causa de muerte y discapacidad en el mundo”, siendo
en España la “primera causa de muerte”.
Los autores subrayan que uno de los factores de riesgo cuyo tratamiento ha demostrado ser capaz de
reducir la morbimortalidad cardiovascular es la dislipidemia. Además, detallan que “a pesar de disponer un amplio arsenal terapéutico” para su tratamiento, el grado de control de las
alteraciones lipídicas es “claramente subóptimo”, en especial en los pacientes de riesgo cardiovascular elevado.
Determinar el perfil lipídico
Es por ello que creen “necesario” determinar el perfil lipídico, para
conocer el riesgo de la población “aparentemente sana” de presentar un evento cardiovascular. También es importante para “
monitorizar la eficacia terapéutica y la adherencia al tratamiento hipolipemiante”, añaden.
El documento especifica que en los pacientes que no tengan un tratamiento hipolipemiante es recomendable evaluar el riesgo vascular sistémico para
personas con cualquier factor de riesgo vascular mayor. En esa población entran, según los autores, personas con antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular prematura; personas con factores de riesgo como tabaquismo, hipertensión arterial o diabetes; o personas con comorbilidades que aumenten el riesgo de sufrir un evento. Por otro lado, fijan en un margen de
cinco años una revaluación en todas aquellas personas que hayan pasado un cribado de riesgo.
Las especialidades médicas que han llevado a cabo este texto recomiendan
determinar los niveles lipídicos en las primeras 24 horas de un proceso isquémico agudo arterioscleroso y desaconsejar la determinación de niveles lipídicos en el contexto de un proceso inflamatorio agudo no cardiovascular. Apuntan a que la toma de muestra “debe realizarse” en un estado “metabólicamente estable”.
Consideraciones analíticas y postanalíticas
Los facultativos llaman a hacer siempre con la misma metodología la
cuantificación de los parámetros lipídicos, puesto que pueden existir “diferentes interferencias o interpretaciones erróneas”. Además, recalcan la importancia de los laboratorios en todo este proceso: “
El laboratorio clínico es clave para la estimación del riesgo cardiovascular de los pacientes con dislipidemia. Es de vital importancia establecer valores de referencia diferenciados para la población pediátrica”.
Por último, el texto recomienda
determinar la lipoproteína “al menos una vez en la vida” para estimar el riesgo vascular. “Esta determinación es especialmente relevante en pacientes con enfermedades cardiovasculares prematura, estenosis aórtica o eventos isquémicos recurrentes y en los familiares con lipoproteína elevada”, especifica el documento. No obstante, argumentan que uno de los problemas de la medición de la lipoproteína es la “
variabilidad de resultados” con distintas técnicas de detección.
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