Son datos oficiales, de la
Encuesta de Población Activa (EPA) que elabora el
Instituto Nacional de Estadística (INE). No hay trampa ni cartón ni perspectivas que se puedan tachar de sesgadas, parciales o, en el extremo, sectarias. Los números, hablan, cantan: la
sanidad privada española es un generador innegable de
empleo, mientras que la pública lleva años destruyendo puestos de trabajo.
Ahora que los gobiernos regionales andan en su mayoría recuperándose de la crisis, anunciando
ofertas públicas de empleo (OPE), la realidad que muestran las estadísticas reales, las que toman el pulso a lo que de verdad pasa en la calle, es que la apuesta económica de la sanidad privada ha ayudado de manera fehaciente a que las colas del
paro no se llenasen de
médicos y enfermeros.
Lógicamente esta creación de empleo no surge de la nada. Viene respaldada por años de trabajo, de
apuesta económica privada en un sector, el de la salud, que es termómetro del
crecimiento social de un país. Por eso sería bueno que la
ministra de Empleo y Seguridad Social, que también lo ha sido de Sanidad en funciones recientemente, tomara nota y lo comentara con sus colegas del
Consejo de Ministros.
Lo lógico sería que
Fátima Báñez, que ha demostrado ser una ministra que tiene el sentido común por guía, mostrase a
Cristóbal Montoro y a
Luis de Guindos la
información de Redacción Médica con los datos 'sanitarios' de la EPA, para que en los ministerios de Hacienda y Economía tomaran conciencia definitivamente de la importancia y el peso del sector privado, y no solo para 'freírlo' a
impuestos.
También sería bueno que los observaran con detenimiento en las
consejerías de sanidad y salud y que terminasen de constatar que la privada, además de complementaria en muchos aspectos, lo es también en la
generación de empleo en sus respectivas regiones.
Los prejuicios, naturalmente, circulan como rumores entre la ciudadanía, muchas veces alimentados por intereses políticos o ideológicos. Lo que no es contestable es el dato, la estadística, la verdad del número:
el sector privado ha pasado de 317.700 trabajadores asalariados en 2016 a 326.800 en los tres primeros meses de 2017, lo que supone un aumento de 9.100. Mientras que la pública perdió 9.400 trabajadores en esta misma comparativa. Poco más hay que añadir, ministra Báñez.