El pasado domingo el equipo de Regional Preferente Racing Valverdeño de Valverde de Leganés (Badajoz)
se jugaba la temporada. Necesitaba ganar para entrar en la promoción a Tercera regional, esa exigente y dura reválida por la que han de pasar los clubes pequeños y que, ya que no está a su alcance levantar grandes copas en medio de una lluvia de confeti, al menos les asegura emociones: el infierno de un fracaso épico si no se consuma el ascenso o el cielo de la mayor gloria a la que puede acceder un modesto.
Con la victoria amarraban la cuarta plaza que da acceso a la promoción, pero si perdía su más inmediato contrincante, el CD San Serván, les bastaba con empatar. A mitad de partido, con uno a uno en el marcador, circuló
la mejor noticia posible en ese momento. La fuente era un tuit enviado desde la cuenta del club rival:
"Pinta mal la cosa, jugaremos toda la 2da parte con uno menos, penalti y expulsión de Kouba, perdemos 2-0... decaen los ánimos"
Ante esto, los jugadores del Racing
se replegaron para asegurar el empate, no en vano su oponente, el difícil Valdelacalzada, tercer clasificado, era bien capaz de darles un disgusto. Incluso el entrenador apostó por sentar a Nico, delantero estrella, para orquestar una táctica más conservadora.
Al finalizar el partido la euforia se convirtió en estupor e incredulidad: el San Serván había vencido 0-1. Según el diario Hoy.es desde este club negaron que hubieran tenido voluntad de engañar: el que lleva las redes sociales no se desplazó al campo, hizo una llamada para ver cómo iba el resultado “y
unos chavales le gastaron una broma porque venían de la feria del pueblo".
Más de un inversor debió preguntarse de qué feria venía el que
publicó información financiera incompleta de Twitter. El 28 de abril era la fecha elegida por esta compañía para desvelar los resultados del primer trimestre y sus perspectivas inmediatas. Algún aplicado técnico financiero de la empresa había armado el discurso sobre
tres argumentos:
- el incremento de usuarios estaba cubriendo las expectativas
- y las ganancias por acción había rebasado lo previsto, algo que no ocurre a empresas con perspectivas dudosas, pero...
- la facturación había sido algo menor de lo esperado (436 millones, no los pronosticados 456).
Un error
atribuido por Twitter a la operativa del Nasdaq hizo que el último punto reseñado apareciera antes de tiempo en la web de información a accionistas. Selerity, empresa de análisis que escanea todo tipo de fuentes buscando datos útiles para los inversores,
lo detectó y retuiteó de inmediato. Para vergüenza de Twitter, no fue ni una mala interpretación ni una filtración sino información directa de la compañía.
Como consecuencia, al final de la jornada Twitter había perdido
8.000 millones de dólares, un 25% de su valor de mercado, por culpa… de un tuit.
No está claro si el community del CD San Serván trabaja para Selerity, pero sí que Twitter marca el ritmo de la información, que las redes sociales las puede cargar el diablo y que desde el punto de vista de la comunicación
la distancia a la gloria o al fracaso es la misma: 140 caracteres. Por cierto, el
tuit de disculpa del San Serván bien se lo podría aplicar el mismísimo Twitter.