Servicio de Urgencias de un centro español.
Los profesionales sanitarios achacan a la falta de educación sanitaria y sentido común -y a la mala gestión política- la
saturación de los servicios de Urgencias. Según han comentado en numerosas ocasiones los afectados, muchos
pacientes no saben distinguir lo que es urgente de lo que no, y acuden a deshora a estos servicios o con dolencias menores que bien pueden (y deben) ser atendidas en consulta.
Aprovechando un
tuit de un urgencista sobre una asistencia que facilitó a una persona que se había
pinchado un dedo con un bigote de langostino mientras lo pelaba, muchos profesionales se han lanzado a compartir
ejemplos de la situaciones más relativamente cómicas a las que han tenido que hacer frente. Entre ellas, un orificio nasal taponado con moco en un paciente a las cinco de la mañana, un hombre de 33 años con agua en la oreja tras zambullirse o alguien que explica que "mis pedos apestan".
Orificio nasal taponado, agua en el oído, un padrastro, una ampolla por un zapato o acostarse el viernes y despertar el domingo, entre ellos
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Un residente de Medicina de Familia y Comunitaria también explica en su cuenta de
Twitter que hace un mes atendió por un "
pinchazo con planta", que acudió a Urgencias del hospital "por persistencia del dolor", sin signos infecciosos ni orificio de entrada ni salida. Tampoco "se palpan colecciones ni cuerpos extraños", pese a lo cual,
pidió una placa "sin motivo", "para que no saliera nada y mandarlo a casa". "No salió nada pero al paciente no le convenció" y se indignó.
"Hoy lunes por la tarde ha venido una mujer diciendo que
se acostó el viernes y no se despertó hasta el domingo (niega medicación o tóxicos)", escribe otra sanitaria.
"Pues otro nos fue con un padrastro, vamos que se había mordido la piel alrededor de la uña, y no siendo que se le fuese a infectar y le entrara algo. Esto a las dos de la mañana", ejemplifica otro profesional, esta vez de
Facebook.
Otra usuaria de redes sociales ha querido compartir también que ella conoce el caso de "una que fue a Urgencias con la
niña porque decía que había chupado la arena del parque", mientras que una enfermera explica en
Twitter que una chica acudió a su centro "con una
ampolla en el pie de unos zapatos", por lo que lo que decidieron fue derivarla al centro de salud y no atenderla por Urgencias.
Si no es repentino ni ha empeorado no es urgente
La queja de los profesionales sanitarios queda ejemplificada en el comentario de otra sanitaria que reproduce las palabras de un paciente. "Vengo porque desde hace
tres meses me duele la espalda. No, no ha empeorado. No, no he ido a mi médico de Familia". "Además estoy en seguimiento por Traumatología y tengo cita dentro de tres días -pero vengo a echar la tarde-", añade otra, poniendo de relieve lo que evidentemente
no es una urgencia.
En la misma línea de servicios innecesarios prestados, otra sanitaria señala que en Argentina padecen el mismo problema. "He atendido
gente por una uña rota (sin compromiso del dedo) algo que uno soluciona con una lima de uñas, o a una persona por un
eructo seguido de un estornudo...".
En muchas ocasiones, este tipo de situaciones provocan, según relatan los propios profesionales, que se realice algún tipo de
prueba diagnóstica (con el gasto innecesario que eso conlleva) y el alta inmediata, con el consiguiente enfado del paciente, que con frecuencia pone
reclamaciones por la atención recibida. "Parte del problema somos también nosotros (me incluyo). Terminamos pidiendo radiografías y pruebas no necesarias para evitar que nos pongan 'coloraos'. Estamos
plegándonos ante una medicina defensiva. Hay que repartir derechos y deberes", escribe el
urgencista Juan Toral.
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