Los profesionales sanitarios lamentan la situación que están viviendo en consulta.
La semana pasada el Juzgado de lo Penal número 9 de Málaga condenó a un hombre a seis meses de
prisión por un delito de atentado y a tres meses por las lesiones provocadas a un
enfermero de
Urgencias del Hospital Costa del Sol. Y es que el agresor se arrancó las vías y, sin que se produjera ningún conflicto, dio tres
puñetazos al profesional. Se trata de una
agresión más a un trabajador sanitario y que ha provocado nuevamente la indignación entre los compañeros.
“Nosotros muchas obligaciones y el paciente muchos derechos, y así nos va”, ha criticado así en Facebook
M. José de la Encarnación, enfermera del
Hospital General Universitario de Alicante, al hilo de la
noticia que se hizo eco este periódico.
La
reflexión de esta profesional viene al hilo de otro de los comentarios que se hicieron sobre lo sucedido en el hospital malagueño. “Se ha perdido el respeto totalmente. Y luego se nos exige a nosotros que mantengamos las formas”, ha manifestado
Carlos Asecas. De hecho, él mismo ha llegado a confesar en esta red social que incluso la noche anterior había sido víctima de “
insultos y amenazas de un paciente que ya agredió a otras compañeras”.
"A la próxima vez que hagan algo se les pueda negar la atención sanitaria"
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Entre las muchas consideraciones que han compartido los profesionales sanitarios está que es prioritario se lleve un
control sobre aquellas personas que han cometido una agresión. “Que se cree un registro con nombres y apellidos y, cuando estas personas lleguen al hospital, se cree una
alerta para que esté cerca seguridad, y que a la próxima vez que hagan algo se les pueda negar la atención sanitaria”, ha propuesto
Lina Darias en Facebook.
El respeto y la falta de seguridad
Por otro lado, se ha lamentado la
falta de protección y el poco respaldo de seguridad que tienen los profesionales.
Algunos de estos trabajadores han contado experiencias que han vivido con algunos pacientes que han cometido
agresiones verbales y reproches hacia ellos. Por ejemplo,
María José Huete, trabajadora del Servicio Andaluz de Salud (SAS), ha contado que un familiar de un paciente le llegó a contestar con
la frase “para eso te pago” cuando previamente le había obligado a acompañar a su padre enfermo al baño después de haberse referido a ella con el apelativo de "rubia".
Finalmente, M. José de la Encarnación ha concluido que “lo de la seguridad y los
supervisores de guardia es otra historia para no dormir”.
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