MADRID, 6 (EUROPA PRESS)
La responsable del Grupo de Vacunas de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Isabel Jimeno, ha resaltado que la vacunación contra la gripe en esta temporada de invierno "permitirá tener más recursos disponibles para atender a pacientes con COVID-19".
La experta incide en la importancia de la prevención en el adulto mediante las vacunas en tiempos de COVID-19: "La vacunación del adulto siempre ha sido importante, pero ahora lo es incluso más. En los primeros y duros meses de la pandemia por COVID-19 pudimos observar que las cifras, tanto de pacientes hospitalizados, como los que precisaron UCI o los que fallecieron, aumentaron con la edad".
Del mismo modo, en esta pandemia de coronavirus asegura que es de "vital importancia de mejorar las estrategias de prevención para lograr un alto porcentaje frente a gripe y neumococo para así poder proteger a nuestros pacientes, sobre todo a pacientes mayores y con patología crónica".
En este sentido, la responsable de Vacunas de SEMG explica que el proceso de envejecimiento está asociado a una serie de alteraciones del sistema inmunitario, lo que conocemos como inmunosenescencia. "Conduce a una pérdida de determinadas actividades inmunológicas, junto al incremento de otras, lo que da lugar a una respuesta inmunitaria inapropiada. Esto, unido al aumento de la presencia de enfermedades crónicas, nos hace más vulnerables a procesos infecciosos. Por lo tanto, la prevención es fundamental también en esta etapa de la vida: la edad adulta", argumenta.
Las patologías crónicas están presentes en casi el 78 por ciento de los mayores de 65 años. Casi un 34 por ciento de la población tiene un problema crónico (diabetes, EPOC o problemas cardiovasculares) que unidos a la edad, "aumenta el riesgo de padecer infecciones respiratorias que pueden conllevar ingresos hospitalarios, ingresos en la UCI y, por supuesto, riesgo de mortalidad".
Por ejemplo, los pacientes con diabetes tienen un riesgo de padecer una neumonía neumocócica hasta tres veces superior a un adulto sano. En un paciente con EPOC este riesgo puede aumentar entre siete y nueve veces con respecto a uno sano. El paciente con enfermedades cardíacas crónicas aumenta entre cuatro y cinco veces con respecto a uno sano.
Además, la presencia de dos o más factores de riesgo, lo cual es bastante frecuente, como por ejemplo diabetes y EPOC, se equipara a un paciente con alto riesgo. "En este grupo de pacientes mayores y con enfermedades crónicas son más frecuentes las infecciones respiratorias y, entre ellas, enfermedades respiratorias inmunoprevenibles como son la gripe y la neumonía neumocócica", advierte Jimeno.