El impulso investigador para esclarecer el posible efecto protector de las vacunas frente al herpes zóster en la prevención de la demencia cobra fuerza. Tras la publicación en la revista Nature de un estudio que sugiere que la vacuna viva atenuada Zostavax podría reducir en un 20 por ciento el riesgo de desarrollar demencia, el interés por explorar esta relación también alcanza a la vacuna recombinante Shingrix, fabricada por GSK.
En respuesta a Redacción Médica, la citada compañía farmacéutica confirma que está implicada en este campo de investigación y recuerda que ya ha presentado datos positivos. "Los recientes resultados publicados en la revista Nature son alentadores y se suman al creciente cuerpo de evidencia que evalúa si la vacunación frente al herpes zóster puede estar asociada con una posible reducción en el riesgo de demencia. GSK también ha estado investigando este campo emergente de investigación y en julio de 2024 presentamos los datos positivos del estudio retrospectivo Zoster-122 en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer. Nuestra compañía tiene varios estudios en curso y planificados para avanzar en la comprensión de esta relación, y esperamos poder compartir los datos disponibles en los próximos meses", señalan fuentes de GSK a este periódico.
El estudio publicado en Nature, firmado por investigadores de Stanford, Heidelberg y otras instituciones europeas, se apoya en un experimento natural en Gales que permitió a los autores analizar la incidencia de demencia entre personas nacidas justo antes y después del 2 de septiembre de 1933, fecha que determinaba la elegibilidad para recibir la vacuna Zostavax. Este diseño, basado en una discontinuidad de la política de vacunación, permitió estimar un efecto causal más robusto que los estudios observacionales previos.
Según los resultados, la probabilidad de desarrollar una nueva demencia se redujo en 3,5 puntos durante un periodo de siete años entre los vacunados, lo que equivale a una disminución relativa del 20 por ciento. Además, se observó un efecto más pronunciado en mujeres que en hombres, ello se podría deber a que las vacunas vivas atenuadas podrían inducir respuestas inmunes inespecíficas más beneficiosas en ellas. Y es que aunque el estudio se limita a la vacuna Zostavax, los autores sugieren la necesidad de investigar si vacunas con mecanismos diferentes, como Shingrix, podrían tener efectos similares.
Aunque el estudio de Nature no permite concluir que la vacuna previene directamente el Alzheimer, sí ofrece evidencia sugestiva de que reducir las reactivaciones virales o modular la inmunidad podría tener un impacto sobre el riesgo global de demencia. Los autores insisten en que ambos mecanismos son posibles y no excluyentes.