Encospios flexibles sucios, alarmas médicas, y los fallos de monitorización en respiración asistida, principales meteduras de pata relacionados con el uso de las tecnologías sanitarias.
Los
'despistes' de los profesionales sanitarios en la manipulación y uso de la
tecnología médica pueden provocar serias consecuencias en la salud de sus pacientes, e incluso su muerte. Pero hay aparatos y técnicas con un mayor porcentaje de riesgo de 'meteduras de pata', una clasificación liderada por los endoscopios flexibles contaminados, es decir, sucios.
Así lo indica el
ranking elaborado por el ECRI Institute titulado
'Top Ten of Health Technology Hazards 2016', un decálogo que coloca como riesgo número 1 la "inadecuada
limpieza de los endoscopios flexibles", que puede llevar al organismo del paciente "patógenos mortales".
Como segundo mayor riesgo para el ECRI están las
alarmas médicas que no conllevan la adecuada acción del equipo asistencial, a pesar de que el paciente esté monitorizado. Esta situación se da cuando el aviso de alerta no es detectado por el aparato correspondiente (como un monitor, un ventilador o una bomba de infusión) o cuando es comunicada al personal clínico pero no "apropiadamente atendida",
Este particular 'pódium' de riesgos por un deficiente uso de la tecnología sanitaria lo completan los fallos en la monitorización de pacientes con
respiración asistida y su anestesia, "que pueden llevar al daño cerebral o a la muerte”.
El ECRI, organización sin ánimo de lucro que ha elaborado este particular
ranking, ha dado con esta clasificación a través de la investigación de incidentes, el examen de las propias tecnologías médicas y de las prácticas asistenciales hospitalarias, la revisión de la literatura y la consulta aclínicos, ingenieros sanitarios, expertos en este tipo de dispositivos, vendedores de los mismos y administradores de sistemas sanitarios.
A los puntos antes mencionados les siguen, en este orden,
la vigilancia inadecuada de pacientes monitorizados en una
telemetría, la insuficiente práctica de los clínicos con tecnología quirúrgica durante operaciones complejas y una mala configuración de un sistema informático y su sincronización con el flujo de trabajo de una instalación (aumentando la posibilidad de errores médicos).
En la segunda mitad de esta clasificación se encuentran las
inyecciones que se ponen tanto en el ámbito ambulatorio como hospitalario, la
cámaras de rayos gamma (para medicina nuclear), los aparatos de ventilación respiratoria (cuyo uso inapropiado puede causar lesiones pulmonares en el paciente) y el uso de
dispositivos USB no autorizados en máquinas destinadas a empleo médico (puede provocar fallos de uso).
Acceda al informe del ECRI
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