José Ángel Franco, coordinador del informe 'El cambio inevitable: anticipando un nuevo escenario para la profesión médica'.
Luzán 5 Health Consulting ha publicado ‘El cambio inevitable: anticipando un nuevo escenario para la profesión médica’, la primera parte del informe
'Médicos competentes en el horizonte 2030-2040'. En él, la consultora de salud tiene como principal objetivo describir el contexto social, tecnológico y de aprendizaje al que la profesión médica se enfrentará en la próxima década, para luego, de la mano de un grupo de reconocidos expertos en educación médica, establecer el perfil competencial que los facultativos habrán de desarrollar para entonces y cuál debería ser el camino a seguir.
José Ángel Franco, responsable del estudio, ha hablado con
Redacción Médica sobre la importancia de la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías en
el perfil del facultativo del futuro y de cómo estas pueden cambiar la relación médico-paciente. "Estamos asistiendo a un monento histórico y esta nueva era digital que vivimos cambiará por completo nuestro día a día, también la profesión médica", nos explica Franco sobre la razón que les ha llevado a
impulsar este informe, admitiendo que en los próximos diez años,
"los facultativos se enfrentarán a un tipo de paciente muy diferente, con otras características, preferencias y exigencias".
¿Cuáles son las áreas que tendrá que dominar dentro de diez años un médico que actualmente no controla?
Los médicos deberán tener un perfil tecnológico muy marcado, serán diestros en el manejo del aparato instrumental pero también en el manejo de datos y extracción de conocimientos a través de estos, y estar en relación constante con los beneficios que ofrecerá a cada instante la inteligencia artificial. Los facultativos del futuro van a tener que ser capaces de distinguir el ruido de lo que realmente aporta valor en cada caso.
Tal y como se indica en el informe, el facultativo de las próximas décadas también se coordinará con muchos profesionales no clínicos, ¿cómo cuáles?
Sí, esta será otra de sus características. El trabajo multidisciplinar no solo con otros profesionales sanitarios, que eso ya se hace, sino que en los hospitales y centros sanitarios habrá otro tipo de perfil en el futuro, como ingenieros, biomédicos o estadísticos. Todos estos perfiles van a tener un peso muy importante y el médico se tendrá que apoyar en ellos. El volumen de conocimiento dentro de diez años va a ser tan brutal, y va a crecer de manera tan exponencial, que un solo perfil profesional no será capaz de gestionar todo lo que va a tener a su alcance.
"El médico tendrá que adaptarse a un nuevo
tipo de paciente, con otras características,
preferencias y exigencias a las
conocidas hasta ahora"
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Considera que los cambios que en teoría habrá en una década, especialmente los relacionados con la IA y nuevas tecnologías, ¿tendrán lugar y serán viables en la sanidad pública?
Esta problemática la hemos llamado en el informe ‘El cambio inevitable’, y es que las leyes siempre van por detrás de los acontecimientos. Efectivamente esta es la principal barrera que puede tener todo este avance, pero la tecnología viene con fuerza y abriéndose paso. Por tanto, habrá que adaptarse a todo lo que nos ofrezca, es un hecho. Los presupuestos sanitarios tendrán que ir girando hasta dar cobertura en todos estos elementos de innovación que irán apareciendo, no queda otra. No podemos estar con herramientas del siglo XX cuando podemos tener dispositivos más potentes.
Y a nivel legislativo, ¿cuáles son los grandes desafíos?
Por otro lado, siempre que hablamos de big data estamos hablando de datos compartidos. Los datos de la salud son datos especialmente protegidos ahora mismo y algo se tendrá que hacer para que al final esta información se pueda compartir, entiendo que es una mejora para todo el mundo. Además, en la actualidad, la ley no lo permite. Tengo claro que tardará más o menos pero al final se tendrá que buscar los mecanismos de adaptación para que estos datos se puedan compartir, porque a mayor volumen de datos, mayor capacidad de obtener conocimiento y mejora para la vida de los pacientes. Es un tema crítico y va a caer por su propio peso porque, a veces, perdemos la perspectiva, pero dentro de quince años cosas que hoy son impensables serán realidades.
"Los presupuestos sanitarios tendrán
que girar hasta dar cobertura
a todos los nuevos elementos de
innovación que irán apareciendo,
como el big data o la IA"
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El paciente del futuro tenderá a un mayor conocimiento y necesidad de información accesible. ¿Perjudicará esto a la relación médico-paciente?
Una cosa es que el paciente esté más informado y otra la calidad de esa información. El médico tiene que aprender a trabajar con un paciente que va a llegar a su consulta y va a estar más informado que él en determinados aspectos. Por eso, nosotros creemos que el médico tiene que ser capaz de generar competencias transversales y desarrollar esa inteligencia emocional con el paciente. Por esta razón hay que potenciar esa capacidad del facultativo de no solo ser un experto a nivel científico, también que se convierta en alguien con unas competencias a nivel comunicacional y relacional muy potentes.
La sociedad digital también demandará un modelo de acceso sanitario que permita ahorrar tiempo a los usuarios. ¿Cómo se logrará?
En algunas autonomías ya se empieza a lograr con la historia electrónica digital. El tener disponible en cualquier momento mis datos clínicos y poder acceder a ellos cuando quiera, como ocurre en cualquier aplicación del banco, que tienes un área cliente con toda la información y desde ahí haces todas tus gestiones, es la realidad a la que debemos aspirar.
¿Qué camino han de recorrer los médicos desde hoy hasta dentro de diez años?
Lo más lógico sería empezar desde el principio. Es decir, que los estudiantes que accedan a Medicina sean los que tengan la mayor vocación, no los que tengan mejor nota en selectividad. Las universidades también deben renovarse, ahora se enseña mucho de patologías y son máquinas de memorizar, porque durante la carrera solo se les prepara para superar el MIR, parece la única finalidad. A los estudiantes de Medicina hay que formarlos de otra forma, incluyendo las nuevas tecnologías o el trabajo en equipo. A nivel residencia y el desarrollo profesional continuo tendrán que seguir actualizándose permanentemente y trabajar la capacidad de adaptación a nuevos entornos.
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