El día 4 de marzo se celebra el
día mundial de la obesidad. La obesidad se define como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. Se trata de una enfermedad multifactorial que afecta a más de
1.900 millones de adultos; según la OMS 650 millones de estos son obesos.
Algunas de las enfermedades que la obesidad puede ocasionar son
enfermedades cardiovasculares, diabetes, accidentes cerebrovasculares, trastornos del aparato locomotor, problemas en articulaciones e incluso algunos cánceres.
Montse Bascuas, psicóloga y experta en obesidad del grupo ITA explica cómo podemos prevenir esta enfermedad: “Es importante mantener unos hábitos de vida saludable. Comer sano no significa eliminar alimentos de nuestra dieta, sino que es importante identificar aquellos alimentos más calóricos y consumirlos de manera esporádica”
“comer sano es comer variado, seguir un horario y mantenernos hidratados. Es importante mantenernos activos durante el día, y aprender a gestionar nuestras emociones”, afirma la psicóloga.
Hablamos sobre prevención y sobre los efectos de una mala gestión emocional, para ello hemos creado una campaña en la que tenemos como objetivo concienciar a la sociedad sobre la obesidad y sus consecuencias para la salud física y psicológica de estas personas.
La diferencia entre hambre emocional y fisiológica
La importancia de distinguir entre hambre emocional y hambre fisiológica nos ayuda a identificar cómo nos sentimos.
El hambre emocional es repentina, es urgente, no te sacia, requiere de unos alimentos específicos y genera sentimiento de culpa al terminar la ingesta. “
La comida en su función emocional es el síntoma de que algo en tu interior no funciona bien o no sabes gestionar adecuadamente”, explica Dolo, paciente del programa Salud y Vida de ITA.
Bascuas define la ingesta emocional como "la conducta de comer en respuesta a estados afectivos. Las personas que presentan este tipo de ingesta tienen dificultades a la hora de distinguir entre la sensación de hambre y otros estados negativos que les sobrevienen".
“El
balance entre una adecuada alimentación y el manejo de las emociones es importante para una buena salud física y mental. Es fundamental que comprendamos que la alimentación puede aparentar ser una solución temporal para manejar las emociones, sin embargo, las consecuencias a largo plazo pueden ser perjudiciales”, concluye la psicóloga.
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