"Escasa implantación" autonómica de tecnologías que vigilen la salud mental

Un nuevo estudio del Ministerio de Sanidad sobre las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en el seguimiento de la Salud Pública refleja que hay una "escasa implantación" de aplicativos propios sobre salud mental en las comunidades autónomas. El documento asegura que, en algunas de ellas, se han integrado registros de suicidios, y en otras la vigilancia se observa integrada visualizando únicamente determinados procesos asistenciales hospitalarios.

Asturias tiene integrado el registro de suicidios en el plan de salud mental. Por su parte, Navarra lo recoge en una base de datos, Baleares cuenta también con un registro de suicidios, Andalucía lo incorpora en una base poblacional de Salud y Castilla-La Mancha lo incluye en la vigilancia de mortalidad del suicidio, según el Análisis del estado de desarrollo de las TIC en la vigilancia en Salud Pública en el Sistema Nacional de Salud (SNS). En el resto no se dispone de aplicación propia para la vigilancia de este problema.

El informe actualiza el estado de las iniciativas en diversos ámbitos de todas las comunidades autónomas, entre ellas salud mental. Además de las regiones que ya tienen acciones en marcha, se recoge que Aragón tiene interés en crear un registro de suicidios. En el caso de Baleares, se especifica que tienen un registro de suicidios, pero utilizan datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). La Conselleria de Salut i Consum tiene previsto desarrollar una herramienta para enfermedades mentales graves.

El registro de suicidios está en desarrollo en Cantabria, ya que se están procesando indicadores, aunque todavía no está disponible un aplicativo propio que evalúe este plan en la comunidad. País Vasco también se encuentra avanzando en el registro de suicidios, así como Melilla. De las demás regiones no se recoge ninguna reseña significativa en salud mental.

A todo esto, las últimas cifras de suicidio, correspondientes a 2021, alertan de nuevo de esta problemática y ámbitos como Psiquiatría y Psicología alertan de la necesidad "urgente" de crear un Plan Nacional de Prevención del Suicidio que consiga paliar este incremento progresivo de casos desde 2018, que ha registrado su récord superando por primera vez los 4.000 fallecimientos por esta causa al año.

Vigilancia de otros ámbitos

En otras enfermedades no transmisibles como el cáncer, la implantación de los sistemas de vigilancia es desigual en el territorio. El informe indica que algunas de las comunidades autónomas, además, integran algunas funciones de cribado de tumores desde Salud Pública, mientras en otras esta función forma parte estrictamente del sistema sanitario.

Un total de trece regiones tienen iniciativas puestas en marcha en este sentido. País Vasco tiene un registro de cáncer poblacional y hospitalario, Murcia cuenta con un registro de cáncer, Andalucía tiene una base poblacional de Salud, la Comunidad de Madrid ha implantado un sistema de información de cribados y registro de cáncer infantil y Extremadura está activa una herramienta de gestión de cribados, entre otras medidas.

En cuanto a las enfermedades cardiovasculares, son muy pocas las comunidades autónomas que han desarrollado herramientas que tienen que ver con la vigilancia de estas patologías, según el informe. El análisis apunta que en Cantabria se dispone de estudios ad hoc donde se puede observar puntualmente la muestra de análisis, y en otras como Vixia es posible observar la utilización sanitaria cuyos diagnósticos sean los mencionados previamente.

Por último, en España se dispone de un Registro Estatal de Enfermedades Raras (REER). Algunas regiones han informado sobre desarrollos propios que ayudan a estas labores, como Murcia, y otras como Cantabria integran también las herramientas de inteligencia de negocio. Varias incorporan información codificada en CIE-10 y Snomed-CT en la actualidad, además de aquellas que ya integra el REER como Orphanet.

Conclusiones y recomendaciones

Como conclusión, aunque ninguna es específica sobre salud mental, el análisis resalta que los ámbitos con herramientas propias más habituales corresponden a temas de vacunas, cáncer y aquellas dedicadas a la sanidad ambiental.

Como reto a futuro, el informe destaca que la pandemia y los fondos europeos han ayudado a cambiar el "escaso interés histórico por parte de empresas, con contratos escasos, bajo presupuesto y licitación pública para adquisición", así como "las muchas funciones poco automatizadas" y la heterogeneidad en el "acceso a historias clínicas y laboratorios".