6 mar. 2015 17:05H
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Redacción. Madrid
Ahorrar toxicidad al paciente y simplificar su tratamiento es el reto de la industria de cara a frenar el VIH, lo que conllevaría que los pacientes cumplieran su medicación.

Así al menos lo creen los expertos que estos días se dan cita en Casteldefells, en Barcelona, en el marco de la XXI edición del Simposio internacional sobre VIH ‘Simposio Si 2015', organizado por los laboratorios Janssen.

Gatell, a la izquierda, y Ortega.

“Entre un 10% y un 20% de los pacientes a los que prescribimos un tratamiento tiene problemas de adherencia o de abandono, y esta cifra aumenta cuanto peor se tolera un tratamiento, o cuanto más complicado es ese tratamiento y, del mismo modo, se reduce cuanto más sencillo es el tratamiento y mejor se tolera”, ha manifestado José María Gatell, coordinador del Simposio y Jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clínic de Barcelona.

El tratamiento del VIH a largo plazo, el manejo de estos pacientes, fundamentalmente por las comorbilidades o toxicidades que puedan aparecer, será uno de los objetos de debate del simposio.

Para los especialistas, la adherencia al tratamiento se convierte también en un aspecto clave a la hora de conseguir controlar la infección, reducir el número de contagios y en última instancia, la incidencia de VIH. En la actualidad, en España hay 150.000 personas infectadas por VIH, de las que una tercera parte no sabe que lo está. Al respecto, Gatell apunta que “la incidencia de VIH en España se mantiene plana, lo que supone una mala noticia porque significa que las medidas de prevención y diagnóstico no están funcionando”.

Diagnóstico precoz

La situación de infradiagnóstico que se experimenta en el ámbito del VIH es otro de los asuntos que preocupa especialmente a los clínicos y uno de los principales temas que se abordarán durante el Simposio, donde se debatirá sobre las estrategias más adecuadas para lograr detectar cuanto antes la presencia del virus y en el máximo de personas posible.

El doctor Enrique Ortega, jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital General de Valencia, opina que “es fundamental que el diagnóstico sea precoz”, aunque reconoce que hoy por hoy “desgraciadamente más del 45% de los diagnósticos son tardíos, porque se hacen en un momento en el que el paciente ya debería estar recibiendo tratamiento, y en más de la mitad de estos casos hablamos de diagnóstico ultratardío, es decir, que el nivel de linfocitos CD4 en el paciente está por debajo de 200, lo que indica un serio daño del sistema inmune”.

En este punto, los especialistas plantean la controversia sobre la idoneidad de implantar bien tests de diagnóstico universales, a cualquier persona que se acerque por cualquier motivo al sistema sanitario, o bien tests dirigidos, destinados a grupos con mayor riesgo, de mayor vulnerabilidad o en los que hay mayor prevalencia de VIH.

VIH y envejecimiento

El alto grado de eficacia de los tratamientos actuales para tratar la infección por VIH hace que los pacientes infectados por el virus prolonguen su esperanza de vida, igualándola prácticamente a la de la población normal, y que por tanto tengan que convivir con enfermedades propias de la vejez.

Este hecho supone otro reto interesante para los clínicos, que han observado complicaciones especiales en el tratamiento y manejo de pacientes con VIH y otras patologías asociadas a la edad, especialmente las de carácter neurocognitivo, cardiovascular y renal.

Según aprecia el doctor Enrique Ortega, “parece que estas enfermedades se aceleran más en el paciente VIH positivo que en el paciente no VIH”, aunque asume que “aún no disponen de instrumentos suficientes para validar con certeza esta aceleración y en qué proporción se produce”.

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