Beatriz Vielba es médico de familia del Centro de Salud La Victoria de Valladolid, y responsable del grupo de salud mental de la SEMG. En esta entrevista, la especialista habla sobre la detección de soledad no deseada tras su participación en “Avances en Depresión”, el evento de Lundbeck que reunió a más de 300 médicos de Atención Primaria en Madrid.
¿Por qué la soledad y el aislamiento social son una prioridad de salud pública en nuestros días?
Tanto la soledad como el aislamiento social son formas de desconexión que afectan a personas de todas las edades y en todas las partes del mundo. Este problema ya viene detectándose desde hace tiempo, pero a raíz de la pandemia de la COVID - 19 se ha acentuado de tal manera que tanto la OMS como la Comisión Europea nos alertan de que tanto la soledad como el aislamiento social son una prioridad en salud pública a nivel mundial.
¿Se le presta atención como factor de riesgo en depresión y ansiedad? ¿cómo se manifiesta la soledad en la consulta de atención primaria?
Los mecanismos fisiopatológicos por los cuales la soledad y el aislamiento social pueden provocar enfermedades no sólo físicas sino también a nivel de salud mental son bien conocidos. Estas dos formas de desconexión social se relacionan especialmente con la depresión, pero también con ansiedad, insomnio, mayor riesgo de suicidio, entre otros.
No siempre las personas son conscientes de que están sufriendo los efectos deletéreos de la soledad o del aislamiento social sobre su salud, por lo que en ocasiones puede ser un reto identificarlo en la consulta de primaria. Las personas pueden presentar niveles elevados de estrés, manifestaciones somáticas, problemas a nivel del estado de ánimo, entre otros y por tanto tenemos que estar atentos a cualquiera de estas manifestaciones.
¿Qué papel juega la atención primaria en la detección de la soledad?
La Atención Primaria juega un papel clave a la hora de abordar la soledad/aislamiento social ya que somos la puerta de entrada y primer contacto de las personas con el sistema sanitario. Además, conocemos el entorno de las personas, a sus familias, les proporcionamos una continuidad asistencial lo cual es crítico para poder atender sus necesidades.
Dentro de nuestra actividad asistencial un pilar es el manejo y el seguimiento de las enfermedades prevalentes y crónicas. Cuando hablamos de depresión debemos tener presente que es una enfermedad cada vez más prevalente y que en muchas ocasiones se cronifica, por lo que está en nuestra mano el diagnosticar, tratar y acompañar a las personas que sufren esta enfermedad. Y, por supuesto, el resto de las enfermedades somáticas y mentales que puedan ser consecuencia de la soledad y del aislamiento social.
¿Hay grupos de edad más vulnerables a la soledad no deseada desde un punto de vista médico? ¿se debe manejar de diferente manera según el perfil del paciente?
Tradicionalmente los ancianos siempre han sido uno de los grupos de riesgo de estar en situación de soledad/aislamiento social y sus posibles consecuencias.
Datos más recientes revelan que el grupo que más riesgo presenta es el de los adolescentes, muy relacionado con el cambio en la forma que tienen de relacionarse y de interactuar socialmente. Tratamos personas no enfermedades, por lo que cada persona merece un tratamiento individualizado.
¿Qué estrategia o intervenciones efectivas existen para que la soledad no deseada no se convierta en un factor de riesgo en salud mental?
A nivel mundial, europeo y nacional hay una gran concienciación sobre este problema por lo que se realizan estudios y análisis de datos para poder sacar conclusiones de cara a la prevención y el abordaje.
Lo principal es la prevención. Cada vez hay más políticas sociales y sanitarias encaminadas tanto a la prevención en jóvenes como en ancianos, que son los que más lo sufren. De igual manera se están proporcionando soluciones para ello. Por tanto, es clave que haya una unión en el abordaje tanto desde el punto de vista social como desde el punto de vista sanitario.
En cuanto a nuestra labor asistencial es clave realizar una detección precoz de la soledad/aislamiento social para poder prevenirlo, ofrecer a las personas opciones y recursos para evitarlo. Y si ya hay datos de depresión o de otra enfermedad derivada de la soledad/aislamiento social proceder a su tratamiento de manera temprana e integral.
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