La hematóloga del Clínic de Barcelona, Eva Giné
Dentro de la
Hematología, el
linfoma de células del manto indolente se considera una enfermedad particular, además de que los tratamientos usados hoy en día ofrecen
resultados limitados. Ahora, un estudio publicado en la revista '
Journal of Clinical Oncology' y coordinado por la hematóloga del
Clínic de Barcelona e investigadora del grupo Neoplasias linfoides del
Idibaps y del
Ciberonc,
Eva Giné; el jefe del grupo,
Armando López Guillermo; y la participación del jefe del grupo Patología molecular en
neoplasias linfoides del Idibaps,
Elias Campo, analiza la posibilidad de usar un nuevo tratamiento
sin quimioterapia para este tipo de patología.
Giné, que ha sido entrevistada por
Redacción Médica, afirma que “pese a usar los tratamientos aplicables a este linfoma, como por ejemplo las
inmunoterapias intensivas para la gente joven o las
inmunoquimioterapias a personas más mayores, además de ofrecer una elevada
toxicidad los enfermos
no se curan y
recaen”.
Pese a existir diferentes tratamientos, Giné evidencia que siguen siendo
poco eficaces, además de la gran diversidad de comportamientos que sufren los pacientes con esta patología: “Cuando tienes un enfermo de este tipo hay
factores clínicos que nos permiten intuir qué persona puede sufrir una recaída más precoz, pero nunca se sabe a ciencia cierta. Con el paso de los años se ha conocido que existen
subtipos moleculares distintos dentro del mantel que tampoco explican del todo los distintos comportamientos clínicos”.
"Los tratamientos actuales ofrecen toxicidad y los enfermos no se curan"
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La aparición de
nuevos fármacos diseñados para interferir en vías de señalización de la célula ha permitido llevar a cabo el reciente estudio, con el que se valora realizar un tratamiento libre de quimioterapia. “Con la combinación del anticuerpo monoclonal
rituximab y un
inhibidor de
BTK oral llamado
ibrutinib (combinación IR) decidimos aplicar un tratamiento nuevo a una población seleccionada con características favorables clínicas. Se trata de un ensayo en fase 2, para analizar la actividad que surge con esta combinación”, afirma la especialista.
Un tratamiento menos tóxico y con resultados positivos
El primer paciente para este estudio fue reclutado en
2016 y no ha sido hasta el pasado diciembre de
2019 que finalizó el reclutamiento, además de que el ensayo sigue aún activo. Una de las novedades que ofrece este tratamiento es que
no será eterno, sino que, en palabras de la hematóloga, “decidimos atrevernos a realizar un
seguimiento para pararlo después de un tiempo potencial, dos años, en los enfermos que alcancen una respuesta completa en la enfermedad residual negativa”.
En el estudio participaron
50 pacientes con este tipo de linfoma y después de
12 meses de tratamiento,
42 de ellos consiguieron una una respuesta, y
40 de ellos una respuesta completa. A los dos años de tratamiento,
24 de los 35 pacientes evaluables pudieron dejaron de tomar
ibrutinib debido a una
enfermedad residual mínima indetectable (MRD). Pese a ello,
cuatro pacientes sufrieron una progresión de la enfermedad, debido a que tres de ellos sufrían una
mutación TP53. En el estudio no se observó ningún tipo de
toxicidad inesperada, excepto en un paciente que sufría
anemia aplástica grave. La principal conclusión a la que llegaron los investigadores fue que la
combinación de estos
fármacos lograba una elevada tasa de
MRD indetectable en formas clínicas indolentes en el linfoma de células de manto. La
interrupción del tratamiento parece
apropiada en casos con MRD indetectable, excepto en casos que sufrieran la mutación
TP53.
Hasta ahora, los
resultados de la combinación de los dos fármacos han sido, tal y como afirma Giné, “
excelentes. Tenemos resultados comparables con los que podríamos obtener con tratamientos mucho más tóxicos e intensivos como es la inmunoquimioterapia. Además, se ha demostrado que en un
subgrupo de enfermos de mantel hemos sido capaces de
parar esta medicación a los
dos años. De momento, vemos que muchos enfermos mantienen esta enfermedad residual negativa”.
"En un subgrupo de enfermos hemos sido capaces de parar la medicación de los pacientes a los dos años"
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Sin duda alguna, estos resultados, tal y como evidencia el estudio, abren la puerta a un manejo más
individualizado de este tipo de tratamiento en el linfoma del mantel. Por otra parte, la parte que perseguíamos cuando iniciamos el estudio es la parte traslacional y biológico que hay detrás. Hemos empezado a realizar unas
definiciones clínicas usadas en el ensayo. Gracias a estudios biológicos realizados de forma paralela, nos hemos encontrado que los
pacientes con mutación TP53, una alteración genética, recaen antes y tienen una supervivencia más corta”.
El ensayo, aún activo, no es la panacea para el linfoma
Pese a estos resultados esperanzadores, Giné es consciente de que “estos nuevos tratamientos no sabemos si pueden ser superiores a la
inmunoterapia convencional o intensiva. Estas combinaciones de fármacos podrían ser mejores, pero posiblemente
tampoco será la solución para los pacientes. El ensayo aún está activo, los pacientes se deben seguir a lo largo de 7 años. Se continuarán recopilando datos para poder seguir recopilando información”.
Así pues, el ensayo permitirá, con el paso de los años, conseguir
nuevos biomarcadores y lograr conocer al detalle "qué les pasa a los pacientes, además de intentar
identificar subtipos completos. Por primera vez, nos estamos dando cuenta de que es posible
frenar estos tratamientos, hecho que parece razonable de lograr, pese a que aún debemos esperar algunos años", ha afirmado la hematóloga del Clínic de Barcelona.
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