Marta Pons, residente de Oftalmología en el hospital Clínico San Carlos de Madrid.
Marta Pons no había cumplido su sueño de entrar en la especialidad de
Oftalmología en su primer examen MIR, en 2022. Su número de orden no era malo, un 4.624, pero a pesar de tener otras opciones, decidió arriesgarse y volver a repetir la prueba porque lo tenía muy claro:
"Oftalmología era mi única opción". A las lágrimas del año pasado le han seguido la sorpresa y la ilusión de este, cuando no solo ha conseguido ser residente de esta especialidad, sino que
ha escalado más de cuatro mil puestos, hasta el 384, y se ha podido quedar con la primera de sus opciones. ¿Conclusión?
Repetir el MIR "merece la pena".
"Quizás sea fácil decirlo porque la gente puede pensar que he conseguido la plaza que quería, pero la verdad es que puede que
lo hubiese vuelto a intentar una tercera vez si no lo hubiese conseguido. Es una decisión complicada, la preparación es muy dura, son muchos meses y ya no solo es el estudio, es una preparación muy mental, pero
creo que 'sacrificar' un año más compensa, porque decides algo que es para toda la vida", asegura Pons a
Redacción Médica.
Pons no se ha conformado en su segundo intento con entrar en Oftalmología. Su buen resultado le ha permitido
escoger la primera de sus opciones, el hospital Clínico San Carlos. "En ese sentido estoy muy contenta, tanto por el buen ambiente que hay como con el Servicio en sí, es de referencia en Madrid y España y creo que
me va a brindar muchas oportunidades en cuanto a investigación, docencia o rotaciones externas", explica.
Las claves de la segunda preparación MIR
Cuando Marta hizo
autocrítica sobre lo que quería cambiar con respecto a su primera preparación, descubrió que su fallo había estado en la gestión emocional. "Tenía claro que
necesitaba contactar con ayuda profesional por parte de psicólogos para reforzar esa confianza que a veces parece una tontería, pero se pierde fácilmente",
reconoce.
Para ella
el apoyo psicológico ha sido "fundamental" y le ha aportado esa estabilidad emocional con la que pudo estar más segura y confiar en su trabajo, aunque también hizo algunos cambios en su estudio junto a las academia
AMIR: "Me acostumbré a
estudiar por bloques y con alarmas. Cuando sonaba una, me obligaba a parar y descansar diez o quince minutos, aunque estuviera a mitad de un tema. Con esto te levantas, te despejas y cuando vuelves a sentarte estás mucho más concentrada", comenta.
También se enfocó en
"hacer más preguntas tipo test" para practicar el método del examen MIR. "Cuando me presenté yo estaba muy tranquila y muy satisfecha con mi segunda preparación, la comparas con la anterior y para mí era un refuerzo positivo, me encontraba mejor que hace un año. Al ver que estaba tranquila y confiada, sólo eso,
para mí fue un triunfo", asegura.
"Si no llego a conseguir plaza en Oftalmología este año, puede que hubiese vuelto a repetir el MIR una tercera vez"
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De "tirar la toalla" en el primer MIR a un número 300
Tras terminar el sexto año de Medicina en la
Universidad de Barcelona, Marta solo tenía poco más de una semana de descanso para empezar la preparación más intensiva de MIR, aunque llevaba desde septiembre del último curso estudiando. "Cuando empecé el intensivo en junio
notaba que no había desconectado al cien por cien. El hecho de saber que te quedan muchos meses por delante te añade más presión, a lo que se suma el no haber estudiado nunca un verano entero y ver a tus amigos con vacaciones mientras tú estás estudiando mañana y tarde", añade.
Marta recuerda llegar a ese primer examen "tan quemada" que le fue imposible gestionar la situación, con
actitud de "haber tirado la toalla" y los "ojos llorosos". El post MIR para ella fue muy duro, ya que en cuanto supo la posición sabía que "a no ser que pasar algo extraordinario" no tendría plaza.
En el fondo siempre mantuvo la esperanza e incluso se planteó otras opciones, pero cuando el reparto de plazas confirmó que se habían agotado las de Oftalmología, decidió repetir el examen: "Es un trabajo que harás hasta que te jubiles, y pensé que me compensaba presentarme otra vez y
sacrificarme un año más para hacer el trabajo que quiero el resto de mi vida".
"Ayuda psicológica, estudio por bloques y alarmas o hacer más preguntas tipo test han sido algunas de las claves de Marta Pons en la segunda preparación MIR"
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Plaza en Oftalmología, un sueño cumplido
La vida de Marta un año después ha cambiado completamente. Con el contrato de residente de Oftalmología en el Clínico San Carlos firmado, ha cumplido un sueño. Un sueño que empezó a plantearse desde que estaba en la universidad: "Fue cuando hice las prácticas de Oftalmología en cuarto cuando me enamoró.
Es una especialidad muy dinámica porque tienes la parte clínica y el contacto con el paciente, además del quirófano que cada día es trabajo diferente", asegura.
Que la especialidad sea "tan resolutiva" es lo que enganchó a Marta definitivamente. Según ella, "
no dependes de hacer interconsulta con otras especialidades o tener que esperar a una prueba complementaria", es una especialidad cpn la que "ves al paciente desde un primer momento, lo diagnosticas, lo tratas y le haces el seguimiento", concluye.
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