Rosario Santolaya, junto a Gregorio Jiménez Díaz, coordinador de Urgencias del Príncipe de Asturias.
Un
estudio multicéntrico sobre la presencia del
farmacéutico de hospital en las
urgencias ha recibido el premio a mejor trabajo de la revista
Farmacia Hospitalaria 2017. Liderado por
Rosario Santolaya, del Servicio de Farmacia del
Príncipe de Asturias (Alcalá de Henares), el trabajo detectó una alta prevalencia de prescripciones potencialmente inapropiadas en pacientes mayores que acuden a urgencias.
Redacción Médica ha hablado con Rosario Santolaya para profundizar en la idea que subyace en el texto premiado: el
trabajo multidisciplinar en urgencias, con la presencia del farmacéutico de hospital, y coordinado con la
Atención Primaria es coste-efectivo y produce una serie de mejoras en todos los ámbitos. Sin embargo, reconoce que todavía falta para alcanzar esa coordinación, entre otras cosas, porque “hay una
barrera cultural para el trabajo en equipo de los profesionales de ambos ámbitos asistenciales”.
"Es necesario que todos los profesionales tengan las mismas expectativas de este trabajo en equipo"
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“La estructura en sí no creo que sea un problema” para facilitar la orientación de hospitales y centros de salud hacia el paciente crónico, objeto del estudio, matiza. Sin embargo, para conseguir superar esa barrera cultural, “probablemente es necesario que todos los profesionales tengan las mismas expectativas de este trabajo en equipo y
que se establezca una relación de confianza”. Con el estudio, explica la farmacéutica, se ha evidenciado una realidad: “La comunicación resulta más eficaz cuando el contacto es más personal y directo”.
Santolaya valora los esfuerzos para desarrollar tecnología compartida, como la historia clínica única, “pero eso no va a ser suficiente” para facilitar la comunicación, advierte, conminando a avanzar en la “
cultura de trabajo multidisciplinar” entre los profesionales de los diferentes ámbitos asistenciales.
Falta de recursos
Otro de los puntos importantes del trabajo es
lo beneficioso que resulta la presencia del farmacéutico en el Servicio de Urgencias de un hospital. Sin embargo, no es algo generalizado que la autora principal del trabajo achaca a la falta de recursos.
“El beneficio de la atención farmacéutica se suele medir en términos de mejora de la seguridad, la disminución de los reingresos y visitas a urgencias”. De hecho,
hay estudios que demuestran que es una práctica coste-efectiva, “pero no a través de una reducción directa en el consumo de fármacos”.
Además, se trata de una práctica que “tiene que ir calando poco a poco entre los farmacéuticos de hospital,
especialmente entre los jefes de Servicio, para le demos prioridad frente a otras actividades”, concluye la farmacéutica del Príncipe de Asturias.
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