La investigación en España, una carrera de obstáculos rodeada de burocracia

Tras publicar recientemente un trabajo en Nature durante su estancia en Northwestern University (Chicago), con el que se abría la puerta a nuevas vías para investigar opciones terapéuticas no contempladas hasta la fecha en el párkinson, la investigadora Patricia González-Rodríguez ha decidido poner fecha a su regreso a España. No lo hace por motivos profesionales ni nuevas oportunidades laborales, sino por todo lo contrario. De hecho, según explica a Redacción médica, sabe bien que su extraordinaria carrera como investigadora en nuestro país va a frenarse en seco, “sí o sí”. 

“Siempre se dice que España no es un país para científicos. Es un país que no ha apostado por la ciencia, sin importar el color político del Gobierno”, comienza la investigadora gaditana, que ha desarrollado parte de su carrera científica en España y parte en Estados Unidos. Entre 2006 y 2016, González-Rodríguez estuvo trabajando en la Universidad de Sevilla, así como en el Instituto de Biomedicina de Sevilla (IbiS), concretamente en el grupo de José López Barneo.

Posteriormente, en 2016, se trasladó a Chicago para estudiar en profundidad el modelo que tantas alegrías le ha reportado. En concreto, tal y como apuntó en este medio, la investigadora ha liderado un equipo que ha conseguido desarrollar el primer modelo animal que recapitula la enfermedad de Parkinson en humanos de manera progresiva.

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"En el momento que regresas a España sabes que tu carrera como investigadora se va a frenar"

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Sin embargo, a pesar de su prometedora carrera lejos de nuestras fronteras, la científica ha decidido regresar a España con un contrato de “Atracción de Talento María Zambrano” de dos años duración y, sobre todo, “mucho vértigo”. “Tengo pensado en volver en marzo de 2022, pero la realidad es que la mayoría de las veces la vuelta a España la hacemos por motivos personales. Estamos a 10.000 km de casa, totalmente alejados de nuestra familia. En el momento que regresas a España sabes que tu carrera como investigadora va a frenar, sí o sí. Quiero volver, pero da bastante vértigo volver a España”, lamenta la investigadora.

González-Rodríguez insiste en la precariedad de la investigación española que, según relata, se basa en contratos - que a veces son becas- , por periodos muy cortos, que no aportan estabilidad ninguna ni a los profesionales ni a sus proyectos, lo que dificulta pensar en un futuro o en hacer una investigación a largo plazo. “La financiación es muy escasa y la burocracia muy grande; los proyectos llegan tarde y tardan muchísimo en resolverse. Esto hace que la investigación en España sea una carrera de obstáculos. Los científicos en España son personas muy capacitadas, que se esfuerzan al máximo y están comprometidas con la sociedad. Seguimos todos los pasos necesarios, pero nos lo ponen muy difícil”, continúa.

¿Cuál es la solución al exilio de investigadores españoles?

Para la investigadora gaditana, el problema de la precaria situación de la investigación en España no solo reside en los políticos, sino también en el conjunto de la sociedad y el escaso valor que, a su juicio, se otorga a esta importante labor. “La solución sería que la sociedad se educara científicamente y supiera lo importante que es la ciencia para el progreso de nuestro país”, señala. A este respecto, considera que una de las soluciones está en una buena inversión del “poco dinero” que se destina a este fin. “Necesitamos que los políticos estén cerca de los científicos para sepan lo que se necesita y que el poco dinero que tenemos se invierta adecuadamente”, puntualiza: “No se trata de poner parches”.

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"La financiación es muy escasa y la burocracia muy grande; los proyectos llegan tarde y tardan muchísimo en resolverse"

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Un contrato que permita una estabilidad mínima con un proyecto que permita investigar; liderar una línea de investigación y tener la oportunidad de crear un propio grupo. Esa son las principales reivindicaciones de unos profesionales que se ven abocados al exilio.

No obstante, ante este desolador panorama, González-Rodríguez y sus colegas españoles en el extranjero se muestran optimistas. “Intentamos volver, cambiar las cosas, que se nos escuche y, mientras tanto, seguimos trabajando y actualizándonos. No paramos de pedir proyectos europeos, con compañías privadas…”, matiza, pidiendo “apoyo real” para que esto funcione.

Así, la investigadora regresada a España en apenas unos meses, preguntándose cómo será un futuro que, de momento, cataloga de "incierto". “Muchos científicos que estamos en el exilio decimos volver por motivos personales o sacrificamos nuestros motivos personales para permanecer en el exilio. No es justo”, concluye: "España tiene que invertir en ciencia y dar las oportunidades que se nos dan en otros países".