MADRID, 25 (EUROPA PRESS)
Expertos israelíes defienden que la vacuna que usualmente se usa para combatir la tuberculosis, conocida como BCG, es también efectiva para limitar los contagios y la gravedad del COVID-19. El equipo de Nadav Rappaport, del departamento de biología computacional de la Universidad e Ben Gurión, en el sur de Israel, ha estudiado estadísticas del 63 por ciento de la población mundial y ha evidenciado que los países con más cobertura de BCG en los últimos 15 años tienen mejores resultados con respecto al coronavirus: menores tasas de mortalidad y menos personas infectadas.
La vacuna de BCG, usada principalmente para combatir la tuberculosis, comenzó a administrarse a humanos hace 99 años, en julio de 1921. Y si bien los investigadores dicen que el BCG no sustituiría a una vacuna contra el COVID-19, sí que insisten en que los datos demuestran que su cobertura contribuye a la "atenuación de la propagación y la gravedad de la pandemia".
La coautora del estudio Michal Linial de la Universidad Hebrea de Jerusalén explica que, si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha opuesto firmemente al uso de esta vacuna contra el virus, su equipo cree que los países que no usan BCG deberían considerar hacerlo de inmediato, porque "no hay nada que perder, pero mucho que ganar".
El equipo de investigadores recopiló datos sobre el uso de BCG junto con la incidencia y morbilidad del coronavirus en 55 países, en los que está el casi 63 por ciento de la población mundial (sumándose a otros estudios internacionales sobre la materia, como uno de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos).
Reino Unido, que puso fin a la vacunación generalizada de BCG en 2005, ocupa el tercer lugar en el mundo en términos de muertes por coronavirus por millón de personas, mientras que Irlanda, donde se administró hasta 2015, ocupa el puesto 17. España ocupa el sexto lugar y finalizó la vacunación general en 1981, mientras que Portugal administró la vacuna BCG hasta 2017 y ocupa el puesto 33. Estados Unidos no ha administrado vacunas BCG generalizadas y ocupa el décimo lugar.
Linial señala que, si bien Portugal es fronterizo con España, que ha sido duramente golpeada por la epidemia, y su situación económica y de sanidad pública no es boyante, está en mucho mejor situación frente a la epidemia que España. La misma comparación hace la bióloga con Irlanda y Reino Unido.
La bióloga reconoce que su investigación es estadística y que no prueba una relación de causa y efecto entre el BCG y el impacto reducido del coronavirus, tampoco explica la ciencia de por qué la vacuna puede ayudar. Sin embargo, insiste en que "las cifras apuntan a fuertes tendencias que son demasiado importantes para ser ignoradas".
Los investigadores israelíes encontraron que la correlación de BCG era significativa entre las personas de 24 años o menos que habían recibido la vacuna en los últimos 15 años. Entre los adultos mayores que recibieron la vacuna BCG hace años, no hubo una correlación discernible entre las tasas de BCG y la infección por coronavirus.