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25 mar. 2019 18:20H
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MADRID, 25 (EUROPA PRESS)

Los problemas de privacidad relacionados tanto con los centros sanitarios como con los propios médicos son barreras importantes para aumentar el número de hombres que se hacen la prueba y reciben tratamiento para el VIH en Costa de Marfil, según una nueva investigación del Centro Johns Hopkins para Programas de Comunicación (CCP), de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins (Estados Unidos).

Los hombres de África subsahariana tienen menos probabilidades de someterse a la prueba del VIH o de recibir tratamiento después de ser diagnosticados. Por ejemplo, en Costa de Marfil, el 60 por ciento de las mujeres de 15 años o más que viven con el VIH reciben terapia antirretroviral, en comparación con el 29 por ciento de sus homólogos masculinos, según ONUSIDA.

"No es que ir al centro de salud no se le ocurra a los hombres, pero cuando se trata del VIH, existe la sensación de que, si bien se puede obtener un buen tratamiento, puede haber otras implicaciones: los hombres en el estudio estaban dispuestos a perder los beneficios de las pruebas y el tratamiento porque el coste social de ser conocidos como VIH positivos eran demasiado altos", explica Natalie Jean Tibbels, autora principal del estudio, que se ha publicado en la revista 'Plos One'.

Los 277 hombres entrevistados para el estudio informaron tanto de los costes como de los beneficios relacionados con las interacciones con sus médicos. Los costes incluían el temor a una revelación no deseada, la estigmatización y la creencia de que los médicos no estaban administrando adecuadamente la prueba del VIH. Estos inconvenientes fueron compensados por el beneficio percibido del apoyo social del médica y la orientación clínica durante el tratamiento.

Los hombres en el estudio también identificaron preocupaciones relacionadas con el centro de salud en sí. Les preocupaba que la disposición de la clínica pudiera revelar su estado serológico. Incluso el solo hecho de estar en la clínica podría ser suficiente para que las personas de sus comunidades crean que tienen VIH. Los hombres también identificaron los largos tiempos de espera y los días en que la terapia antirretroviral estaba agotada. Algunos hombres también dijeron que las clínicas de salud eran para mujeres y niños, no para hombres.

En cambio, muchos de los hombres del estudio que sí buscaron atención sanitaria reconocieron después que fueron bien tratados y que muchos de sus temores no se hicieron realidad. Sin embargo, para muchos de los hombres del estudio, particularmente aquellos cuyo estado serológico respecto al VIH era desconocido, los inconvenientes asociados eran difíciles de superar.

Estos resultados sugieren que, además de tomar en cuenta las preocupaciones y preferencias de los hombres en el diseño de las instalaciones y en las sesiones de capacitación de los proveedores, también se deben fomentar las intervenciones que permitan que los hombres se sometan a pruebas y reciban tratamiento fuera de los centros de salud.

"Si los hombres dudan a la hora de obtener servicios de VIH en un centro de salud formal, entonces tenemos que pensar con claridad. Necesitamos tomar en serio sus preocupaciones para conseguir que más hombres reciban tratamiento. Si eso significa hacer posible que los hombres se hagan la prueba y reciban tratamiento fuera de los centros, es algo que debemos hacer", insiste la doctora.

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