Marina Díaz-Marsá, presidenta de Sepsm.
La aprobación del Plan de Acción de Salud Mental 2025-2027 ponía negro sobre blanco el compromiso anunciado por el Ministerio de Sanidad a la hora de aumentar los recursos humanos en esta área, para satisfacción de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (
Sepsm). En concreto, el texto aprobado recientemente en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) habla de la creación de un grupo de trabajo -del que espera formar parte la entidad- para la realización de un
informe con propuestas que asesoren las
vías posibles para el aumento de plazas tanto del
MIR de Psiquiatría como del
PIR en las comunidades autónomas.
Con ello se espera allanar el camino de los diferentes sistemas de salud regionales en la acreditación de nuevas
plazas de Formación Sanitaria Especializada (FSE) de Psiquiatría - tanto de adultos como Infantil y de la Adolescencia-, Psicología clínica y Enfermería especialista de
salud mental, para así "formar a los especialistas suficientes" y "responder a las necesidades de atención a la población adscrita a cada comunidad autónoma".
Los psiquiatras hacen pleno en el MIR
Algo que aplauden desde Psiquiatría, después de años exigiendo una oferta capaz de "atender la demanda actual" con unos estándares "más parecidos a la ratio media europea". "Se ha pasado de un índice que era del 90 por ciento de las
plazas acreditadas a un 100 por ciento. Se cubren todas ellas, por lo que siguen siendo insuficientes”, esgrime Marina Díaz Marsá como presidenta de Sepsm.
Atajar el déficit de profesionales de salud mental en el Sistema Nacional de Salud (SNS) era una de las imposiciones marcadas por la sociedad presidida por Díaz-Marsá, a la hora de apoyar la estrategia elaborada por el Ministerio de Sanidad, la cual, fue
tumbada por las comunidades autónomas del PP, la primera vez que se llevó al CISNS, precisamente a raíz de este motivo.
Desde Sepsm aseguran que, en este primer intento, “no se consultó a la sociedad y el plan se presentó sin avisar, provocando que no se pudieran realizar alegaciones. Ahora se ha trabajado en diferentes reuniones para
modificar aspectos, y el resultado ha sido un plan más técnico, aunque todavía se podrían modificar algunas cosas”.
"Es necesario hablar del trastorno mental y no solamente de los problemas de salud mental."
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La estrategia pactada también refleja otra de las principales demandas marcadas por la sociedad científica, cuya ausencia haría que se desvinculase del primer texto: la sustitución del término "deprescripción" por "uso adecuado y racional" en lo relativo a los psicofármacos. De hecho, en un intento de
reducir el consumo de este tipo de medicamentos, el plan promoverá la elaboración de una Guía de Práctica Clínica por un equipo técnico, que sirva como herramienta útil a los profesionales clave en salud mental, a todos los niveles asistenciales, y en la que se promoverán "otras alternativas disponibles".
Evitar el intrusismo profesionale en salud mental
El plan no solamente habla del
uso racional de psicofármacos, sino que también hace referencia al uso racional de la
psicoterapia: “Las terapias que se utilicen deben tener evidencia científica y de alguna manera
evitar el intrusismo de aquellas personas que no tengan capacidad para hacer Psicoterapia fuera del ámbito de la Psicología, Medicina y Psiquiatría”.
En relación a este aspecto, se promoverá un
grupo de trabajo para el inicio del diálogo sobre la
psicoterapia, asegurando el cumplimiento de criterios de calidad y respetando los principios de calidad asistencial del SNS. Este enfoque, tal y como defiende el plan, permitirá una
orientación comunitaria y basada en derechos.
Además, se establecerán recomendaciones basadas en una revisión exhaustiva de la evidencia científica disponible, así como en la evaluación de los riesgos y beneficios de las diferentes alternativas, con el objetivo de optimizar la atención sanitaria a las personas. En consecuencia, se ha añadido una línea de prescripción según evidencia científica, así como “en el malestar de la vida cotidiana. En este campo se hace referencia a
tratamientos que se ponen en Atención Primaria, y que a lo mejor luego se mantienen en el tiempo”.
Abordaje basado en derechos humanos
La Sepms ve, así mismo, con buenos ojos que se haya trabajado el texto desde un modelo “
biopsicosocial, resaltando los aspectos biológicos de las enfermedades mentales". Para la responsable, "es necesario hablar del trastorno mental y no solamente de los
problemas de salud mental", dado que no son lo mismo. En este sentido, y tal y como se recoge en el plan, se impulsarán y difundirán proyectos de investigación e innovación en terapias farmacológicas y no farmacológicas en gestión colaborativa con las personas con trastorno mental. Además, se potenciarán agencias o unidades de evaluación que garanticen el trabajo coordinado y una metodología sólida.
El nuevo documento, cimentado en 8 líneas estratégicas, regula, de igual forma, "la
práctica basada en derechos humanos", tal y como se demandaba desde la entiddad. En la práctica, esto se materializará a través de la creación de un grupo de trabajo encargado de
identificar prácticas que vulneren estos principios y de proponer medidas de protección frente a pseudoterapias e intervenciones que puedan generar daño físico o psíquico, como parte del objetivo ulterior de Sanidad de transicionar hacia un modelo de atención cada vez menos institucionalizado y con menos contenciones mecánicas.
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