Una ex médico de cabecera de Inglaterra llegó a pensar en quitarse la vida.
Llegar a cruzar la línea roja de
quitarse la vida es una decisión que los especialistas médicos no están exentos de sentirla. La acumulación del trabajo, las constantes llamadas a la consulta y una sensación de impotencia máxima es la que llegó a sufrir
Sarah Jacques, la ex médico de cabecera de 46 años de Battle, un pequeño pueblo de
Inglaterra situado en
East Sussex. La especialista recuerda el día en que estuvo
a punto de suicidarse, realidad que no es puntual, sino que recientes investigaciones advierten de las tasas de suicidio entre los médicos en comparación con la población general en estudios de 20 países.
El
British Medical Journal recoge la historia de Jacques, que empieza cuando la especialista decidió
librar un día de trabajo. La mujer se dirigió en coche hasta el
paseo marítimo y salió a ver el mar. Durante seis horas, estuvo con la mirada fijada en el horizonte y con un pensamiento que poco a poco iba ganando fuerza:
el suicidio.
La ex médico relata que "no dejaba de querer meterme en el mar. No habría intentado nadar. Mirando hacia atrás, no creo que fuera consciente en ese momento de lo mal que estaba, de lo
fuertes que eran esos sentimientos. Me sentí completamente abrumada".
La mañana del
1 de agosto de 2022 parecía ser un día completamente rutinario para Jacques, dirigiéndose a su lugar de trabajo debido a que debía acudir a una
cirugía en Heathfield, donde trabajaba como socia a tiempo completo. La ex médico recuerda que “de repente me encontré llorando. Nunca había hecho eso antes,
lloraba mientras conducía al trabajo".
El trabajo infinito, uno de los orígenes del problema
Otra señal de alarma fue cuando la mujer tuvo que obligarse a salir del coche y dirigirse hacia el
origen de sus temores, su trabajo. Pese a estar trabajando durante horas, Jacques señala que “mi pantalla seguía llena de trabajo. Parecía que no había hecho ninguna sesión debido a la gran carga de trabajo. Todo lo que podía ver eran tareas,
mensajes instantáneos, más citas reservadas y personas que llamaban constantemente a mi puerta para que se hicieran otras cosas”.
Después de conseguir escribir ‘ayuda’ a uno de los
gerentes del hospital, encontraron a Jacques en estado de angustia, por lo que se le sugirió que trabajara desde casa. Una vez más, los pensamientos de Jacques fueron volver a la playa de Bexhill: “Es difícil recordar qué me impidió caminar”, pero finalmente la ya ex médico logró
resarcirse y no suicidarse.
La tasa de suicidio entre las especialistas supera a los hombres
Esta historia que tiene como protagonista a una médico
no es un caso aislado. Según una investigación publicada por la
Universidad de Viena,
las tasas estandarizadas de suicidio para los médicos disminuyeron con el tiempo. Pese a ello, las cifras de suicidio para las mujeres médicas han seguido aumentando.
Después de estimar las tasas de suicidio estandarizadas por edad en hombres y mujeres médicos en comparación con la población general entre 39 estudios incluidos que analizan los
periodos 1935-2020 y 1960-2020, la
tasa de suicidio de los médicos varones fue de 1,05. En el caso de las mujeres médico, el porcentaje de tasas fue significativamente más alto, de 1,76.
La
principal conclusión a la que llega el estudio dirigido por
Claudia Zimmermann, especialista del Departamento de Epidemiología del Centro Sanitario de la Universidad de Viena, es que las tasas estandarizadas de suicidio para los médicos hombres y mujeres se redujeron con el tiempo. Pese a ello, las tasas siguieron aumentando para las mujeres.
Pese a estos hallazgos, los investigadores son conscientes de que este metaanálisis está limitado por la escasez de estudios de regiones fuera de
Europa,
Estados Unidos y
Australia. Estos resultados exigen esfuerzos continuos en la investigación y la prevención de las muertes por suicidio en médicos, particularmente entre las mujeres y los subgrupos de riesgo.
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