Elías Campo y López-Otín subrayan que sus logros son posibles gracias al muy adecuado funcionamiento del Sistema Nacional de Salud



10 ene. 2013 0:58H
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Ismael Sánchez. Madrid
Las progresivas limitaciones en los presupuestos del Sistema Nacional de Salud (SNS) pueden llegar a limitar de una forma significativa las bases que facilitan la investigación clínica. Así opinan Carlos López Otín y Elías Campo, directores científicos del Consorcio Español del Genoma de la Leucemia Linfática Crónica (CLL, en sus siglas en inglés), convencidos de que su proyecto de investigación no hubiera sido posible de no contar con la estructura y las dinámicas de trabajo que se dan en la sanidad pública, y cuyo funcionamiento juzgan como “muy adecuado”.

Elías Campos y Carlos López-Otín.

En respuesta a las preguntas de Redacción Médica por correo electrónico, los investigadores coinciden en su preocupación por el futuro de la investigación, no sólo por las limitaciones económicas generales, sino por las restricciones concretas que está experimentando el SNS: “El CLL pudo iniciarse hace cuatro años porque se disponía de una gran cantidad de información y de muestras biológicas de los pacientes que se habían podido recoger de forma rutinaria en un SNS que ha permitido este tipo de actividades”. Los recortes actuales y futuros podrían poner en peligro esta dinámica: “Sería paradójico que se creara un horizonte de incertidumbre en la posible aplicación del conocimiento que estos proyectos generan”.

El CLL, impulsado por el Ministerio de Economía y Competitividad a través del Instituto de Salud Carlos III, nació con el propósito de descifrar el paisaje mutacional de la leucemia linfática crónica e implementar nuevas estrategias para el diagnóstico, seguimiento y tratamiento la enfermedad, la forma más frecuente de leucemia en Occidente. Su financiación se aseguró durante cinco años, justo el período de la actual crisis: “Salvo completar alguno de los estudios que nos habíamos propuesto, podremos cumplir los objetivos fundamentales”.

Hace unas semanas, Nature Genetics publicaba uno de los grandes logros del equipo de López Otín y Campo, la identificación de los primeros epigenomas de la leucemia linfática crónica. Este avance permitió al CLL  cobrar la necesaria relevancia pública para ver reconocida su labor y la de todos sus investigadores, procedentes de muy diversos centros de toda España y entre los que también se incluye el profesor Iñaki Martín-Subero, del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer de la Universidad de Barcelona. Con todo, persisten obstáculos a su tarea, no solamente económicos: “Al principio la mayor dificultad fue organizar y coordinar un proyecto de gran complejidad tecnológica, del que no había precedentes en nuestro país”. Una vez superado esto, el problema vino de fuera: “La competitividad en torno a estos proyectos genómicos es enorme, sobre todo de la iniciativa americana, que cuenta con más recursos para abordar trabajos similares”. El CLL pertenece al Consorcio Internacional de los Genomas del Cáncer.


 

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