El ministro de Función Pública, José Luis Escrivá.
La inestabilidad económica sigue afectando al bolsillo de los profesionales de la
sanidad pública. Pese a que el
Gobierno dio luz verde a los últimos
aumentos salariales previamente pactados con
CCOO y
UGT cuya aplicación aún estaba pendiente, la suma de todos los pluses aplicados a la nómina de los empleados públicos desde 2022 sigue sin equipararse a las previsiones de inflación acumulada para cuando acabe 2024. De hecho, las últimas estimaciones de subida anual de precios contrarrestan la tendencia a la baja observada en el primer trimestre, algo que, de cumplirse, haría que el sueldo de médicos y enfermeras se alejara más del objetivo de equilibrio inflacionista. No obstante, el horizonte sigue plagado de interrogantes.
En primer lugar, y para poner negro sobre blanco, hay que recordar que fue el pasado 25 de junio cuando el
Consejo de Ministros aprobó un Real Decreto-ley para prorrogar medidas anticrisis que, entre otras cosas, incluye el
aumento salarial del 2,5 en 2024 para los empleados públicos reflejados en el
Acuerdo Marco para una Administración del Siglo XXI, tal y como reivindicaban los sindicatos desde que se decidió prorrogar los Presupuestos Generales del Estado (
PGE) este año.
De ese 2,5 por ciento sólo se aplicará, de momento y con carácter retroactivo desde el pasado 1 de enero, la parte del 2 por ciento, el plus no sujeto a circunstancias económicas. La aplicación del 0,5 por ciento restante está sujeta a que la variación del Índice de Precios de Consumo Armonizado (
IPCA) del periodo que comprende el Acuerdo Marco -2022, 2023 y 2024- supere el incremento retributivo fijo de ese mismo periodo, que es de un 8 por ciento - 3,5 en 2022, 2,5 en 2023 y 2 en 2024-.
No hace falta esperar al IPCA de 2024 para confirmar que ese plus del 0,5 por ciento se hará efectivo en el futuro: la inflación media de 2022 ya fue del 8,3 por ciento, por lo que el requisito de aplicación ya se cumplió antes de tiempo. Con el 3,4 por ciento de 2023, el balance de ambos años arroja un 11,7 por ciento. Añadiendo los pluses ligados a factores económicos, el sueldo de los empleados públicos aumentará, gracias al Acuerdo Marco, un 9,5 por ciento, aunque la cifra podría elevarse al 9,8 por ciento “en términos reales”, según la ministra de Hacienda,
María Jesús Montero. Casi dos puntos menos, en cualquier caso, que la inflación ya acumulada, sin contar la de 2024.
Inflación 2024: previsiones del Banco de España
La cuestión, por tanto, es que ese cúmulo de aumentos salariales, pese a que se acabará aplicando en su totalidad, está abocado a quedarse corto. El balance de inflación de los últimos dos años ya ha superado el incremento del nivel retributivo del periodo 2022-2024. Del IPCA de este último año dependerá que la diferencia negativa con respecto a los sueldos públicos sea menos o más contundente, y las últimas estimaciones anuales del
Banco de España se aproximan al 3 por ciento.
No hay que olvidar que este análisis hay que hacerlo teniendo en cuenta que el contexto económico está marcado por la inconsistencia. En los últimos meses las previsiones anuales de inflación han sufrido un vaivén constante. En marzo, desde el think tank
Funcas trasladaron a este medio que su
estimación de IPCA para 2024 ascendía al 3,5 por ciento, lo cual dejaba el balance inflacionista de los últimos tres años en el 15,2 por ciento, más de cinco puntos por encima del incremento salarial global para
médicos y enfermeras de la sanidad pública.
Poco después, el Banco de España, en su informe de
proyecciones macroeconómicas para el periodo 2024-2026, publicado cerca del fin del primer trimestre del año, habló de un IPCA para 2024 mucho menor, del 2,7 por ciento. La estimación, aunque más positiva para el bolsillo de los profesionales sanitarios, seguía manteniendo el balance inflacionista del periodo 2022-2024 más de cuatro puntos y medio por encima de la suma de pluses salariales: 14,4 por ciento frente a 9,8 por ciento, respectivamente.
Pero es que, en la actualización del informe de junio, se elevó la estimación de IPCA para este año hasta el 3 por ciento, es decir, que, a pesar de ser no tan alta como la previsión de Funcas, sí que, en relación a las cifras aportadas en marzo, complica más el margen de equilibrio con respecto a los acuerdos salariales del Gobierno y los sindicatos: 14,7 de IPCA frente al 9,8 del aumento en los sueldos, casi cinco puntos de diferencia negativa para las
nóminas de la sanidad pública.
La revisión al alza de la inflación anual responde, según el Banco de España, al
aumento de precios de la energía y a “una
inflación subyacente algo más persistente de lo contemplado en marzo”, un aspecto que “también tiene un impacto al alza sobre la inflación general en el resto del horizonte de proyección”.
Pese a ello, se espera que en los próximos trimestres la
inflación de los alimentos y la subyacente sigan desacelerándose, y que la inflación general retome “una senda descendente”.
Inflación de junio en la zona euro
Según datos recientes de
Eurostat, la tasa de inflación anual de la zona del euro fue del 2,5 por ciento en junio, frente al 2,6 por ciento de mayo. En 2023, la variación interanual fue del 5,5 por ciento. La Oficina Europea de Estadística coloca a
España, con un 3,6 por ciento, entre los países en los que se registraron las tasas interanuales de inflación más altas, junto a
Hungría, con el mismo porcentaje, y por debajo de
Bélgica -5,4 por ciento- y
Rumanía -5,3 por ciento-.
Las tasas anuales más bajas se registraron en
Finlandia -0,5 por ciento-,
Italia -0,9 por ciento- y
Lituania -1,0 por ciento-. En comparación con mayo de 2024, la inflación anual disminuyó en 17 Estados miembros, se mantuvo estable en uno y aumentó en nueve.
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