Con las campañas de vacunación aún inconclusas, una de las dudas a resolver ahora es si será
transcurridos unos meses ante la pérdida de protección inmunitaria. La respuesta podría tenerla un nuevo estudio realizado en Australia en el que se demuestra la
que es capaz de generar, así como una disminución de los niveles de hasta el 50 por ciento en un periodo de 90 días que haría
En el caso de la infección natural, los análisis mostraron una
reducción de la inmunidad por debajo del 20 por ciento, con respecto a los niveles plasmáticos medios, transcurridos
ocho meses. Por debajo de este umbral de anticuerpos (x0,20), se considera que la persona no está protegida. Aún así los hallazgos confirmaron que la
inmunidad obtenida tras la enfermedad era suficiente para
proteger contra una posible reinfección del virus.
También se estimó una
caída de los niveles de anticuerpos de hasta el 50 por ciento cada 90 días, al calcular matemáticamente la "semivida plasmática", esto es, "cada cuánto se reduce a la mitad el título de anticuerpos", explica Mitjà.
La reducción de la inmunidad en sujetos vacunados durante los siguientes 3 y 4 meses fue "tan rápida" como la observada en los pacientes convalecientes. Aunque esta comparación se basa en datos limitados, los resultados sugieren que
la pérdida de inmunidad inducida por la vacuna es similar a la registrada después de la infección natural, señala el estudio.
¿Qué vacuna produce más anticuerpos?
En el caso de Pfizer, al generar unos niveles de anticuerpos 3 veces superiores a los de la infección natural, se necesitarían 4 semividas - cada una de ellas de 90 días- para que se produjese una pérdida de inmunidad inferior por debajo del mínimo necesario. Por tanto, el paciente debería recibir una
dosis de refuerzo a los 360 días, es decir, al año siguiente.
Algo similar es lo que ocurriría con la vacuna de
Moderna, con una inmunidad 4 veces superior. Ambas sugieren que se necesitará una nueva vacunación anual para hacer perdurar los anticuerpos. "Un pinchazo o dos pinchazos no serán suficientes, si no que
necesitaremos un recordatorio al año", insiste.
En relación a
AstraZeneca, en el punto de mira desde hace unas semanas, este modelo predictivo sugiere una
revacunación cada 90 días. No obstante, Mitjà aclara que tanto la eficacia como los títulos "bajos de anticuerpos" publicados en el estudio corresponden a los análisis preliminares y deben
ser actualizados con los nuevos datos disponibles, los cuales, elevan su
eficacia hasta el 80 por ciento. "Parece que dependiendo del régimen de vacunación igual también se consigue que un refuerzo anual sea suficiente", afirma el experto.
¿Será necesario vacunar de nuevo cada año?
Lo que todavía está por ver es cómo afectarán a este modelo el resto de "combinaciones" como por ejemplo la
inmunidad adquirida tras recibir la primera dosis de Pfizer o la posibilidad de recibir dos vacunas diferentes. De hecho, las investigaciones actuales apuntan a una
mayor inmunidad cuando se combinan dos vacunas en la revacunación que cuando se utiliza la misma, puntualiza el facultativo.
También existe la posibilidad de que, tras la revacunación,
la inmunidad "se mantenga estable durante mucho más tiempo" y no sean necesarios refuerzos adicionales en el segundo o tercer año.
En este sentido, los investigadores de este estudio señalan la necesidad de encontrar modelos predictivos de protección inmunológica para "ayudar" al desarrollo de las estrategias de vacunación. De hecho, observar la relación entre el nivel de neutralización y la protección de forma transversal entre diferentes vacunas en el tiempo que procura este modelo, podría servir para
predecir cómo la disminución de la inmunidad podría afectar a la eficacia de la vacuna.
La eficacia inicial de la vacuna es importante a la hora de predecir el descenso en los niveles de anticuerpos. Por ejemplo, se esperaría que una vacuna que comience con una eficacia inicial del 95 por ciento mantenga una eficacia del 58 por ciento a los 250 días. Sin embargo, una respuesta que comienza con una eficacia inicial del 70 por ciento, se prevé que caiga al 18 por ciento de eficacia después de 250 días.
Inmunidad en casos graves, más duradera
En cuanto a las
nuevas variantes del Covid-19, el análisis predice que unos niveles de anticuerpos más bajos frente a una cepa podrían tener un efecto mayor en las vacunas para las que se ha demostrado una eficacia protectora contra el virus inferior. Por ejemplo, unos niveles cinco veces menores reducirían la eficacia del 95 al 67 por ciento en una vacuna de alta eficacia, y del 70 al 25 por ciento para una vacuna con menor eficacia inicial.
Dado que el nivel de anticuerpos estimado para la protección contra el Covid-19 graves es "aproximadamente 6 veces más bajo que el nivel requerido para protegerse de cualquier infección", se supone que cualquiera de las vacunas disponibles con los niveles de eficacia actuales sea
capaz de proteger contra casos graves de la enfermedad, aunque siga habiendo susceptibilidad a los casos leves. "Suponiendo que esta relación permanece constante, parece probable que la
inmunidad a infecciones graves sea mucho más duradera que la inmunidad general", subraya el estudio.