Las pseudoterapias no tienen evidencia científica.
Definir qué es
ciencia y qué no no es solo un problema científico. Ahora también es un problema de Salud Pública. El Ministerio de Sanidad Consumo y Bienestar Social y el Ministerio de Ciencia e Innovación han publicado un catálogo de 'prácticas' o de
"técnicas con pretendida finalidad sanitaria" que carecen de base científica, y para definirlas en primer lugar, han optado por comprobar si cuentan o no con
publicaciones científicas. Por el momento, Sanidad ha clasificado
73 técnicas como pseudoterapias, y estudia incluir 66 más.
De esta forma, ambos ministerios han buscado un criterio de demarcación que sirva para
definir qué es una pseudociencia o una pseudoterapia. Así, estas prácticas deben disponer de "publicaciones científicas con diseños que permitan establecer su eficacia de forma robusta".
Es decir, que para que una publicación sea considerada científica debe, en primer lugar, definir los
parámetros bajo los cuales se va a realizar el ensayo clínico, tal como señalan los documentos del Ministerio. Y ese "diseño" es el que después tiene que poder ser comprobado en idénticas condiciones por otros investigadores.
Esto además permite que se puedan realizar
"revisiones sistemáticas" sobre los ensayos clínicos, así como "metaanálisis" que no son otra cosa que 'revisiones de revisiones científicas', publicadas en Pubmed, "durante el periodo 2012-2018", una base de datos de "más de 29 millones de citas de literatura biomédica.
De forma paulatina, se irán elaborando informes particulares de cada una de las prácticas que han sido calificadas como pseudoterapias
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En todo caso, tal como indica el
"Resumen de las conclusiones del informe preliminar sobre las técnicas con pretendida finalidad sanitaria", el informe solo muestra si una técnica dispone de publicaciones científicas con
diseños metodológicos que eventualmente permitan extraer conclusiones sólidas", por lo que "la existencia de estas publicaciones no implica que la técnica tenga evidencia científica que avale su eficacia y su seguridad".
De forma paulatina, según indican los responsables de esta clasificación, se irán elaborando
informes particulares de cada una de estas prácticas que han sido calificadas como pseudoterapias.
Normas de publicación
No obstante, las normas de publicación de las revistas científicas también ofecen
garantías. Estas normas incluyen, por ejemplo, la
"revisión por pares" de todo los artículos según el
formato "doble ciego", en el que ni el revisor ni el autor se conocen. Además se deben hacer comprobaciones y los resultados deben poder repetirse en los laboratorios. Y por ello velan las revistas científicas, cuyo prestigio
se pondría en entredicho si publicaran un artículo con falsos resultados.
En el fondo, el problema al que ahora se enfrenta el Ministerio de Sanidad es el mismo que señalaba el filósofo
Karl Popper en 1934:
definir qué es ciencia. "Llamo problema de la demarcación al de encontrar un criterio que nos permita distinguir entre las ciencias empíricas, por un lado, y los sistemas 'metafísicos', por otro", escribió en
La lógica de la investigación científica.
Para los Ministerios de Ciencia y Sanidad está claro:
todo lo que no cuente con publicaciones contrastables son pseudoterapias y pseudociencias.
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