Dolors Montserrat
Escuchar y aprender es el consejo de alguien que ha tenido en sus manos el
presente sanitario, no sólo en la esfera nacional, sino también a escala europea y que traduce a diario en una forma de trabajar
reformista y dialogante. Primero como ministra y más tarde como integrante del núcleo decisor que rige los 27 Estados miembros. Para
Dolors Montserrat es importante cuidar de la salud de los ciudadanos, pero también derribar aquellas
barreras visibles e invisibles que impiden a la mujer alcanzar la dirección de los organismos y aprovechar el
talento indistintamente del género del que provenga. Así lo explica en esta entrevista para el pódcast '
Líderes Sanitarias'.
Fue en 2016 cuando asumió la cabecera del Ministerio de Sanidad. ¿Cómo definiría su trayectoria al frente de esa cartera?
Era una cartera múltiple porque no era solo Sanidad, sino también Servicios Sociales, Igualdad y Consumo. Lo que ahora se ha dividido en cuatro ministerios, lo llevaba junto a todo mi equipo. Fue una etapa apasionante de mi vida, dura y de mucha presión, pero mereció la pena porque fuimos reformistas y dialogantes, y conseguimos grandes acuerdos.
Decía que lideró lo que hoy son cuatro departamentos integrados en uno solo. ¿Tiene ventajas el hecho de fragmentar esta cartera en varios ministerios? ¿O depende de las necesidades del sistema?
Tenemos que ser eficientes y dar ejemplo también a la sociedad. No podemos pedir esfuerzos y plantear un gobierno no eficiente. Ahora estamos viendo un gobierno hiper dimensionado con 22 carteras cuando está demostrado que yo misma llevaba cuatro carteras como son Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y Consumo y que se podía hacer. Y lo hicimos y fuimos reformistas y fuimos dialogantes. Y por tanto, también es un ejemplo para la sociedad.
Durante sus años al frente de Sanidad, la colaboración con la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) fue uno de los puntos clave en la agenda. ¿Qué avances destacaría en este sentido?
Lo primero: la ONT es la joya de la corona de nuestro país. Hemos demostrado lo largo de todos estos años que continuamos registrando año tras año récords mundiales de trasplantes y donación de órganos, algo que no se podría lograr tampoco sin la aportación de los grandes profesionales sanitarios y la solidaridad de una sociedad como la nuestra, que está completamente comprometida también en este gran organismo que es el organismo nacional de trasplantes. Hicimos muchos avances porque quiero recordar, especialmente cuando fui ministra, que fuimos ambiciosos y pusimos encima de la mesa el 'Plan 50x22' en el año 2018, y conseguimos llegar en 2022 a los 50 donantes y 5.500 trasplantes por millón de habitantes. Teníamos muy claro que queríamos y que queremos continuar liderando en el mundo el trasplante de órganos y nos lo terminan demostrando cada día nuestros profesionales. Por tanto diría que la ONT es la joya de la corona de nuestro país, la tenemos que cuidar, mimar y ser ambiciosos para continuar liderando ya no solo en Europa, sino en el mundo.
"La ONT es la joya de la corona de nuestro país, la tenemos que cuidar, mimar y ser ambiciosos para continuar liderando ya no solo en Europa, sino en el mundo".
|
El acuerdo entre Medicina y Enfermería para la prescripción enfermera fue otro de los puntos que acaparó también muchas miradas durante su ejercicio como ministra. ¿Cuáles fueron las mayores trabas en el desarrollo de esta medida?
Era un conflicto que llevaba ya más de 11 años y nosotros fuimos logramos, junto con los médicos y los enfermeros, una solución consensuada. Celebramos cuatro foros profesionales, logramos un acuerdo histórico, y con eso me quedo: con el logro de hacer posible que quedaran claras las competencias de médicos y enfermeros en la indicación, uso y autorización de medicamentos. ¿Y eso qué significa? Que, después de 11 años de conflicto, cuando uno pone empeño, diálogo y ganas se puede conseguir. Por esto en todo momento he dicho que quizás lo que nos marcó en el Ministerio cuando yo era la ministra era sobre todo reformismo y ser dialogantes. Eso nos permitió avanzar en grandes acuerdos, y este es uno de ellos.
Hablando de acuerdos, también en ese periodo se alcanzaba el pacto que daba luz a la plataforma de pacientes, otorgando a los ciudadanos una mayor capacidad de decisión en cuestiones sanitarias. ¿Se conoce algún ejemplo tangible del impacto que ha supuesto a día de hoy esta norma?
Sí, Lo primero es que tenía muy claro desde el principio que los pacientes tienen que estar en el centro de nuestras políticas sanitarias. Son ellos y sus familias quienes conocen mejor que nadie cómo les afecta cada decisión, cuáles son sus prioridades reales en la política sanitaria cuando llega una enfermedad en la familia, cómo quieren ser tratados. Y por lo tanto esa humanización de la sanidad era importante: que pusiéramos en el foco al paciente y que el paciente estuviera en el centro de nuestras decisiones. Por eso firmamos por primera vez un convenio con la Plataforma de Organizaciones de Pacientes con el objetivo de darles este protagonismo que merecen en todo el proceso sanitario. Y ahora los pacientes cuentan con una silla en los órganos que toman decisiones políticas, y cualquier avance en ese sentido es un avance para toda la sociedad. Antes no podían participar y ahora participan en los consejos previos al Consejo Interterritorial, tienen voz, se les escucha. Y eso para mí es muy importante. Por ejemplo, los pacientes pediátricos de cáncer: hemos conseguido gracias a ello que los padres estén las 24 horas del día con sus hijos que están padeciendo cáncer cuando se encuentran en los hospitales. Esa humanización es muy importante y eso es gracias a la escucha que hicimos con los pacientes, y es una gran mejora.
"Ahora los pacientes cuentan con una silla en los órganos que toman decisiones políticas, y cualquier avance en ese sentido es un avance para toda la sociedad".
|
Entendemos que dentro de un Ministerio como este, como el que era de Sanidad e Igualdad, había algún que otro obstáculo. De todas esas medidas que se impulsaron por ese departamento en esa época., ¿Cuál diría que fue la que más costó pasar del papel a la realidad?
Desde el Ministerio de Sanidad y del Gobierno de España, liderado por el presidente Rajoy, impulsamos la candidatura para que España tuviera la sede de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) en España, en Barcelona. ¿Nos podemos imaginar ahora, después de haber sufrido esta pandemia, donde la EMA ha sido una de las grandes tomadoras de decisiones, tenerla en España, en Barcelona? Eso sería un motor, un atractivo de transformación, pero también de llamar a nueva inversión farmacéutica, médica, sanitaria, campos de investigación... En España. Por tanto, me siento orgullosa de haber liderado esa candidatura y de que estuviera en las puertas de conseguirlo. Nos costó materializarlo por una causa que no era culpa del Gobierno ni de España, sino por el movimiento independentista del procés. Si lo hubiéramos conseguido, ahora el tiempo nos daría la razón. Y ahora que hemos sufrido por desgracia este comité vemos la importancia de haber luchado por esa candidatura de la EMA en España. Y lo segundo de lo que estoy más satisfecha es de haber conseguido el Pacto de Estado en la lucha contra la violencia de género. Es lo que te decía al inicio: ser reformistas pero a la vez dialogantes. Fuimos capaces de llegar al acuerdo con todas las fuerzas políticas, todas las comunidades autónomas, los ayuntamientos, las asociaciones sociales de España... Para conseguir el primer pacto de la historia en la lucha contra la violencia de género.
Entendemos que no sólo había que llegar a pactos fuera de las lindes del propio Gobierno con el resto de fuerzas políticas, sino que también había que estrechar lazos en algunos asuntos con el propio Ejecutivo. ¿Cómo era su relación con el resto de ministras?
La verdad es que éramos un equipazo y no solo con las ministras, sino los ministros. Éramos un equipazo liderados por el presidente Rajoy, donde había mucho talento y donde todos aportábamos granitos de arena. Logramos ser reformistas y ayudar a que la economía nos fuera mejor, a dejar un Sistema Nacional de Salud muy bien valorado en el propio Barómetro Nacional. Nos llevamos todas y todos muy bien, con las ministras, tengo una gran relación ya no solo en ese momento, sino ahora, y continuamos viéndonos y haciendo alguna comida y alguna cena cuando las agendas nos lo permiten. Pero por supuesto que ahí está la amistad. Y detrás de esa gran amistad, compartir grandes momentos en un Gobierno importante porque fuimos capaces de sacar a España de la crisis económica y del mantenimiento de nuestro Estado del bienestar. O sea, proteger sobre todo el Estado de bienestar con ese gran SNS
¿Cómo definiría su aportación como líder femenina en el Sistema Nacional de Salud?
Veo que una sociedad avanza cuando cuenta con todo su talento: el femenino y el masculino. Y es importante que esa lucha por la igualdad real vaya de la mano de todos. Yo sí que me atrevo a decir que en el sistema sanitario, ya no sólo el español, sino el europeo, el talento femenino ha roto muchos techos de cristal. Y pongo como ejemplo, pues que Úrsula von der Leyen es mujer, médico de Familia y presidenta de la Comisión Europea. Pero no me puedo quedar aquí: la Comisaria de Salud de Europa es mujer, la directora de la EMA es mujer, la directora del Centro de Control de las Enfermedades es mujer, la directora general de Salud, que vendría a ser lo que es el secretario de Estado de Salud en Europa, también es mujer... Por tanto, aquí se está demostrando que la mujer tiene mucho que decir en la salud. Lo que sí que tenemos que hacer es ayudar, sobre todo, a ir derribando las barreras invisibles y visibles que hay para a veces romper esos techos de cristal. Y uno de ellos tiene que ser la conciliación: tenemos que trabajar para que la maternidad no penalice, para que esas mujeres que quieran llegar a lo más alto que puedan llegar si ellas lo desean.
"La sociedad avanza cuando cuenta con todo su talento: el femenino y el masculino".
|
¿Qué medidas considera necesarias para alzar a las mujeres a puestos de responsabilidad en un sector como la sanidad?
Tenemos que ir a la causa, nos tenemos que preguntar por qué una mujer que quiere no llega a romper los techos de cristal. A veces es porque continúa habiendo micromachismos y otras veces es porque quizás no hemos puesto encima de la mesa buenas medidas de conciliación para que la maternidad no penalice. Ahí están los datos, ¿no? Que cuando las mujeres somos madres hay un frenazo en nuestra proyección profesional, y por tanto ahí es donde tenemos que poner medidas. Yo siempre explico que nuestras abuelas vienen de los roles divididos: estaban en casa cuidando de la familia y los abuelos salían a trabajar. Luego vieron la época de nuestros padres, donde las mujeres tenían los roles duplicados: estaban en casa al cuidado de la familia y también empezaban a salir a trabajar y los hombres continuaban trabajando. Y ahora estamos en la tercera fase, donde tenemos que conseguir la sociedad de los roles compartidos: donde hombres y mujeres compartimos el cuidado de la familia y a la vez tenemos la capacidad de salir a trabajar, de ese ascenso profesional, de esa conciliación de que la maternidad no nos penalice... Y que todo ello podamos elegirlo en libertad. Por tanto, yo creo que ahí aún nos queda trabajo por hacer y es lo que tenemos que continuar haciendo, derribando esas barreras que a veces son mentales, a veces son visibles, a veces son invisibles... Pero tenemos que ir despacito derribándolo.
¿Qué opina de los cupos?
Lo ideal sería que no hicieran falta, que hubiéramos conseguido derribar todas estas barreras. Pero lo que tenemos que hacer como políticos, es poner todas las medidas necesarias para derribar los obstáculos y que cada uno podamos decidir en libertad lo que queramos hacer. Lo ideal sería no llegar a las cuotas, sino que hubiéramos alcanzado ya esa igualdad real y efectiva. Se ha visto a lo largo de los años que en momentos dados han sido necesarias esas cuotas para ir avanzando, pero yo no me quiero quedar con las cuotas, porque entonces te miran como una cuota y no como un talento. No, yo quiero que me valoren como mujer por el talento que soy, como valoran a los hombres. Que no tengan que darme algo porque soy mujer, sino porque lo valgo. Y por ello tenemos que ir a la causa, a terminar de derribar esas barreras en la sociedad, las personas y las instituciones, en las organizaciones... Esto es por lo que trabajé como Ministra de Igualdad, donde pusimos de forma voluntaria, por ejemplo, el currículum ciego. No miran la foto, no miran de qué sexo eres, ni de qué raza eres, ni qué edad tienes; sino que valoran tu currículum, tu talento para ese puesto de trabajo.
Una de esas barreras de las que hablabas se derribaba en 2019, cuando entraba en el Parlamento Europeo como cabeza de lista. ¿Qué fue lo más complicado de este reto?
Te soy sincera: yo soy una europeísta convencida y así lo he sido siempre, desde que fui estudiante de Erasmus me di cuenta de la importancia que tiene Europa. Llevaba 11 años en el Congreso de los Diputados, donde había hecho mucho trabajo legislativo, así que me llenó de orgullo un reto nuevo como poder ser diputada del Parlamento Europeo, un Parlamento que decide el 70 por ciento de las decisiones que cualquier ciudadano español o del resto de Europa tomamos cada día: desde el momento en que te levantas y enciendes la luz, esa decisión se toma en el Parlamento Europeo; desde el momento en que abres el agua para ducharte, también entra al Parlamento Europeo; en el momento en que coges el transporte público, que sales de casa, que coges el coche o el transporte público, o que coges el móvil, por ejemplo...
Por tanto era un desafío importante y estoy muy contenta de haber puesto mi granito de arena. Sobre todo he estado en las comisiones donde hay sanidad, justamente nos ha pillado la pandemia y he formado parte del transporte de vacunas, donde he sido la portera de la Estrategia Farmacéutica Europea y estoy siendo la rapporter de la Comisión Covid, he formado parte del Plan Europeo contra el Cáncer... He estado en esas decisiones diarias que tanto mejoran la calidad de vida de los españoles y del resto de europeos. Eso sí, es un Parlamento que necesita mucho, mucho, mucho, mucho diálogo, porque somos 27 Estados miembros y cada uno piensa de una manera, en su idioma, tiene su cultura... Se hace mucho trabajo, de mucho diálogo y mucha negociación para llegar a esos grandes acuerdos.
Además de ese plan contra el cáncer que mencionaba, otro de los grandes proyectos con mayor empaque en estos últimos años ha sido esa nueva Estrategia Farmacéutica que usted misma lidera y que espera actualizar ese documento tras dos décadas parado. ¿Qué es lo más complicado de plantear políticas tan ambiciosas a nivel europeo?
Tuvimos claros desde el principio cuatro grandes ejes: el primero, poner al paciente en el centro de las políticas sanitarias europeas. Lo segundo, dar respuesta a las necesidades médicas no cubiertas, estoy hablando de enfermedades raras, cánceres pediátricos, enfermedades neurodegenerativas, la resistencia antimicrobiana.... Lo tercero, una industria preparada y competitiva en Europa, que no nos pasara lo mismo que nos ha pasado al inicio de la pandemia, que ni siquiera producíamos mascarillas en Europa. El continente necesita autonomía estratégica también en el sector salud, porque después de la pandemia hemos visto que la salud es seguridad y por tanto formamos parte de esa autonomía estratégica de seguridad y defensa de Europa. Continuar investigando aquí en Europa.
Y la cuarta pata muy importante, que quizás es lo que nos diferencia del resto del mundo, es la sostenibilidad de nuestros sistemas nacionales de salud de los 27 Estados miembros. Nuestro Estado de bienestar es la joya de la corona, y por tanto, esta estrategia buscaba es la sostenibilidad de nuestros sistemas nacionales públicos de salud en Europa, que continuáramos dando este acceso universal a todos nuestros ciudadanos europeos. Por tanto, el objetivo estaba claro y nos costó un año, mucho diálogo, mucho acuerdo... Pero lo conseguimos y me siento orgullosa porque fue votada casi por unanimidad, el 85 por ciento de los diputados europeos votaron a favor. Por lo tanto, esto me llena de orgullo. Más que nadav te indica la votación que estábamos en el camino correcto, y por tanto ahora tienen los Estados miembros la posibilidad de desarrollar esa Estrategia Farmacéutica.
A título nacional, ¿en qué aspectos cree que debería tomar nota la sanidad española con respecto a sus vecinos europeos?
Me siento muy contenta y orgullosa como paciente, como ciudadana y como exministra de Sanidad de nuestro SNS, de nuestros profesionales sanitarios, de la gestión de nuestros hospitales y nuestra Atención Primaria... Pero quizás, sobre todo, lo que diría a día de hoy es por favor, utilicemos los fondos europeos para reforzar nuestro SNS. Lo necesitan nuestros profesionales sanitarios, nuestros pacientes , nuestra Atención Primaria, nuestros servicios hospitalarios... Eso es lo que haría ahora.
Y más allá de esa faceta política, ¿hasta qué punto cambia Dolors cuando abandona la cámara? ¿Qué pasa cuando termina su jornada de trabajo?
Yo sigo siendo la misma persona, dentro o fuera. Pero siempre busco esos ratos de conciliación para disfrutar de mi hijo, para ayudarle a hacer los deberes y también pues para jugar con él y para poder leer también. Y yo también tener mis ratos de ir en bicicleta por el campo que me encanta, para ir a caminar... Por tanto, buscando esos ratos de conciliación, para una misma encontrarse con ella misma y con su familia, con mi familia.
Si existieran los viajes en el tiempo, si pudiera cambiar algún aspecto de su carrera profesional, ¿lo haría?
No, no cambiaría nada. Yo nunca me arrepiento de lo que he hecho, sino de lo que quizás no te dio tiempo a hacer. Me quedaron cosas pendientes desde el ministerio y ahora tengo la oportunidad desde Europa de seguir trabajando. Pero arrepentirme jamás, no cambiaría nada. Estudié Derecho, monté mi despacho de abogados, ejercí hasta entrar como diputada en el Congreso, también fui concejal de mi Ayuntamiento... Y desde ahí, me he dedicado a servir a los españoles y ayudarlos en temas sociales, sanitarios, de igualdad, de consumo... Que me apasionan y que considero que es mi mejor manera de poder ayudar a mi país y a mis conciudadanos.
Dolors, ¿hay alguna lección que sólo se aprenda desempeñando estos cargos de responsabilidad tanto en el Ministerio de Sanidad como a nivel europeo en el Parlamento?
Yo creo que lecciones aprenden cada día y en cada etapa de la vida. Lo importante es saber escuchar y saber aprender para que con toda esa mochila de aprendizaje puedas ser reformista, dialogante y transformar a mejor la vida y la calidad de vida de todos los ciudadanos españoles y del resto de Europa. Por tanto, ahí me quedo: aprender, tomar nota, aplicar soluciones, intentar cometer los mismos errores posibles y ayudar desde esa transformación y ese aprendizaje. Y los errores también enseñan a continuar transformando nuestro país para bien y también a ayudar a la Unión Europea a que Europa cada vez sea más fuerte y nos dé empleo, crecimiento económico y Estado del bienestar para muchos años, para todos nosotros y para nuestros hijos y nuestros nietos y nuestros bisnietos.
Las informaciones publicadas en Redacción Médica contienen afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios. No obstante, ante cualquier duda relacionada con su salud, consulte con su especialista sanitario correspondiente.