Imagen fotográfica del ojo derecho del paciente que muestra atrofia óptica sin retinopatía diabética.
El Sistema Sanitario Público de Andalucía, a través del trabajo de
Gema Esteban, médico de Familia de la Unidad Almería Periferia, del Distrito Sanitario Almería, participa en un ensayo clínico que se pondrá en marcha en septiembre. Su objetivo es probar la eficacia de valproato de sodio sobre la neurodegeneración que se produce en el
Síndrome de Wolfram, usando, entre otros, el
parámetro clínico agudeza visual.
Setenta pacientes participarán en este ensayo, coordinado en España por la Fundación Progreso y Salud, y que tendrá una duración de
tres años. El trabajo se pone en marcha tras años de trabajo y estudios a nivel nacional e internacional sobre el Síndrome de Wolfram que se han podido llevar a cabo gracias, en gran medida, a la
aportación económica y la confianza de la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Los avances científicos que se produzcan fruto de este ensayo a
bren camino a otras enfermedades que posean un mecanismo de neurodegeneración similar.
Esta enfermedad rara, que debería ser diagnosticada en edad pediátrica, es un
trastorno neurodegenerativo que afecta a
l sistema nervioso central, los
nervios periféricos y los
tejidos neuroendocrinos. Se estima que la prevalencia es de
un caso por cada 770.000 habitantes.
El diagnóstico clínico del síndrome se puede hacer cuando se asocia la diabetes mellitus insulinodependiente y la atrofia óptica a una edad inferior a los 16 años
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Aproximadamente el 50 por ciento de los pacientes desarrollan signos de neurodegeneración a los
15 años de edad; muchos se registran como
ciegos a los 18 años; y alrededor del 60 por ciento presentan clínica derivada de la presencia de vejiga neurogénica a los 20 años de edad
El
diagnóstico clínico del síndrome de Wolfram se puede hacer cuando se asocia la
diabetes mellitus insulinodependiente y l
a atrofia óptica a una edad inferior a los 16 años; ambos factores son los rasgos fundamentales de este síndrome. Las pruebas genéticas son un instrumento para confirmar el diagnóstico. Los pacientes también pueden presentar una
disfunción de la glándula pituitaria (da lugar a diabetes insípida),
sordera neurosensorial (se inicia como una caída en frecuencias agudas e irá progresando),
problemas de las vías urinarias,
hipogonadismo en los varones y
trastornos neurológicos o psiquiátricos.
Las manifestaciones neurológicas comunes de la enfermedad son
pérdida del sentido del gusto y del olfato, marcha inestable que resulta en caídas, dificultades respiratorias, mioclonía (contracciones musculares) y epilepsia.
Debido a la muy baja prevalencia de esta patología es frecuente que
sufra un retraso diagnóstico importante, por lo que es necesario propiciar un mayor conocimiento de esta entidad por los profesionales sanitarios para que se haga un diagnóstico precoz. Por este motivo, el equipo coordinado po Esteban ha realizado la
primera Guía de Práctica Clínica del Síndrome de Wolfram con el aval de la Consejería de Salud y Familias y el Grupo SAMFyC (Sociedad Andaluza de medicina Familiar y Comunitaria) para dotar a los profesionales y familias de instrumentos de calidad para el manejo de esta enfermedad. Esta guía estará
disponible en redes de forma gratuita para su mayor difusión en octubre de 2020.
La labor de Gema Esteban
En su tesis doctoral, del año 2002, Esteban concluye que había de media un
retraso diagnóstico superior a los 10 años desde que se cumplía el criterio clínico anteriormente indicado hasta que se daba el diagnóstico del síndrome. Hoy por hoy, estos tiempos se van acortando gracias, en gran medida, a la labor de la Asociación Española para la Investigación y Ayuda al Síndrome de Wolfram (Aeiasw) y el equipo multidisciplinar español, ambos dirigidos por esta profesional del Servicio Andaluz de Salud. Sin embargo, aún siguen llegando casos con retrasos diagnósticos superiores a los 15 años.
Desde este grupo de trabajo se insiste en la importancia de hacer un
diagnóstico precoz, dado que, aunque no existe tratamiento curativo en la actualidad, un
buen control puede ralentizar o evitar algunas de las causas que sin este seguimiento derivaban a la muerte, como las ocasionadas por las complicaciones urológicas. Sin embargo, la alteración del sistema nervioso central en la actualidad se postula como principal causa de muerte. El origen del Síndrome de Wolfram es una
mutación en el gen WFS1, encargado de codificar una proteína denominada wolframina.
El valproato de sodio está clasificado como un anticonvulsivo
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El
valproato de sodio (VPA) está clasificado como un
anticonvulsivo. Se utiliza ampliamente en todo el mundo para tratar la
epilepsia, la migraña, el dolor de cabeza crónico, el trastorno bipolar y como quimioterapia adyuvante. Específicamente para el Síndrome de Wolfram, se espera que el valproato de sodio influya en las
manifestaciones clínicas derivadas de las alteraciones genéticas que portan estos pacientes. Se espera que se ralentice o incluso se frene la afectación clínica, reduciendo principalmente la progresión de neurodegeneración de la enfermedad, que además de ser la principal causa de
muerte es la que más les limita por la inestabilidad que produce, la pérdida visual, auditiva y los requerimientos de sondaje debido a su vejiga neurogénica.
Esteban es una profesional implicada en la búsqueda de
soluciones a esta enfermedad rara y cuyo trabajo le ha valido este mismo año importantes reconocimientos como el Premio Meridiana del Instituto Andaluz de la Mujer y el III premio IBIMA-Rare Trayectoria profesional de Investigación y Atención de las Enfermedades Raras. Además es coordinadora del Equipo multidisciplinar español del Síndrome de Wolfram y presidenta/médico de la Asociación Española para la investigación y ayuda al Síndrome de Wolfram que fundó en 1999 y desde entonces preside.
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