Daniel Sánchez, vicepresidente del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM)
Una cuarta parte de los
estudiantes de Medicina estadounidenses
no acude a las clases durante los dos primeros años de la carrera, lo que supone un aumento del cinco por ciento con respecto al año 2015. Para
Daniel Sánchez, vicepresidente del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM), es un "síntoma" de lo debilitado que está el modelo de aprendizaje en Medicina: "Parece ser que al otro lado del Atlántico también tienen los mismos problemas que nosotros y hay que reflexionar", argumenta el joven, que carga contra la gran cantidad de estudiantes: "
Estamos llegando a un límite de alumnos y de centros que no beneficia en absoluto al tema de las prácticas".
La solución, podría estar en "
aumentar los recursos y racionalizar el número de estudiantes que se puede formar en cada facultad con los que se tienen. Las agencias de calidad muchas veces no hacen todo lo que deberían para justificar el número de alumnos que puede acoger una facultad", espeta el joven.
En su opinión, los estudiantes de Medicina, prefieren prepararse la materia por su cuenta, como así concluye el reciente estudio norteamericano: "
Habría que empezar a plantearse por qué los estudiantes no van a clase, y es porque no lo ven útil. Ven más provechoso gestionar su tiempo de forma autónoma y acudir a clase para aquello que les pueda aportar.
Así, no tienen la sensación de estar perdiendo el tiempo con algunos profesores que se sientan y se ponen a leer un powerpoint", denuncia Sánchez, quien considera que
el Sistema Bolonia "ha fracasado": "Se decía que con el Plan iba a haber menos clases magistrales y que íbamos a tener más profesores, recursos y, por tanto, mayor aprendizaje. Pero Bolonia no se ha implementado como debería y es un problema que deberíamos empezar a arreglar ahora".
Clases magistrales o autoaprendizaje
Según los datos de 2017 de la Association for American Medical Colleges, el 25 por ciento de los estudiantes preclínicos mira videos
"Habría que empezar a plantearse por qué los estudiantes no van a clase y es porque no lo ven útil"
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educativos a diario. Además, decenas de miles de estudiantes de Medicina se suscriben a sus productos, que oscilan entre los 250 y los 370 dólares al año.
Algunas escuelas de Medicina, como Harvard, han eliminado la mayoría de sus clases magistrales y los estudiantes, en lugar de pasar horas en grandes aulas, aprenden el contenido del curso en casa y luego aplican el conocimiento en sesiones obligatorias de grupos pequeños.
"
El gran problema de la formación médica en este país es el voluntarismo, quien quiere formar estudiantes en este país es un héroe porque cada vez lo ponen más complicado. Si ahora no estamos formando a la gente para tener las habilidades necesarias para dar clases, es un fracaso. Está bien que se abran estos tipos de debate, este modelo se basa en el autoaprendizaje", defiende Sánchez, que cuestiona las clases magistrales que aún perduran en España: "La mayor parte de la formación la constituyen clases magistrales. En prácticamente ninguna universidad se puede evaluar la asistencia como tal, por eso es tan baja. No hay que quedarse en la superficie,
ni los alumnos ni el propio profesorado hace autocrítica de la baja asistencia a clase; y eso es un síntoma de que algo va mal. Necesitamos replantearnos el modelo y, si al final se basa en una clase magistral, cómo hacerlo lo mejor posible para que sea aprovechada por el estudiante y tenga aprendizaje", sentencia.
Insatisfacción estudiantil
Los estudiantes de AWOL, según la publicación, destacan la
creciente insatisfacción y ansiedad de los estudiantes al existir una discrepancia entre lo que se les enseña en clase durante esos años y lo que se espera que sepan o cómo se evalúan sus conocimientos en los "exámenes nacionales de licencia". Según Sánchez, los estudiantes españoles comparten ese sentimiento: "Es una forma de disonancia cognitiva que nos ocurre a veces, sobre todo cuando estamos con prácticas. Por la propia naturaleza del examen tipo test, que es una forma buena de discriminar entre quien sabe y quien no, pero tiene una serie de defectos como todas las pruebas de evaluación. La limitación y el riesgo del examen tipo test es que muchas veces se tiene
el sesgo de preguntar por un detalle y no por la generalidad", reflexiona el representante de CEEM, que lo extrapola al modelo de examen MIR.
"Se puede prescindir de conocimientos demasiado específicos en el examen MIR porque se puede evaluar centrándose en los contenidos que debe tener un médico general. Debe primar que sea lo mínimamente subjetivo posible", sugiere el estudiante de Medicina.
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