Los primeros meses tras el ictus son esenciales para la rehabilitación.
Varias
sociedades médicas catalanas y de ámbito nacional han elaborado un
documento de consenso sobre evaluación y tratamiento del paciente que ha sufrido un
ictus en
Atención Primaria. Una vez que este paciente es dado de alta en el hospital, requiere de acompañamiento y rehabilitación para recuperar una óptima calidad de vida, un seguimiento que se realiza desde Primaria y para el que este documento pretende dar una serie de pautas sobre monitorización adecuada y criterios de derivación entre los niveles asistenciales.
El texto analiza los diferentes problemas post-ictus, como cambios en la
funcionalidad, movilidad y comunicación, espasticidad,
dolor, disfagia, incontinencia,
trastornos del ánimo, deterioro cognitivo, familia, cuidadores, conducción de vehículos y
función sexual. También se define el papel de la
Enfermería en la educación para la modificación de los estilos de vida; así como del trabajo social, analizando el apoyo social necesario, los recursos disponibles, la vuelta a casa, etc.
El objetivo final, señalan sus autores, es incrementar la calidad de vida del paciente post-ictus y su entorno, así como
mejorar el control de los factores de riesgo, facilitar el conocimiento de los principales problemas post-ictus y su tratamiento, definir los adecuados criterios de derivación a los servicios de Rehabilitación y difundir el papel de la Enfermería y el Trabajo Social a los profesionales, pacientes y familiares.
Los tres primeros meses, cruciales
Los cambios en la funcionalidad del paciente se producen en los tres primeros meses tras el ictus, periodo donde se concentran
la mayor parte de los esfuerzos terapéuticos rehabilitadores. Pasado este tiempo, pueden continuar mejoras funcionales en algunos pacientes, en especial durante el primer año, sobre en pacientes con daño cerebral más extenso.
Una quinta parte de los pacientes experimentan un
deterioro de la movilidad en la fase crónica, entre el primer y el tercer año post-ictus. La presencia de fatiga, problemas cognitivos, depresión e inactividad en el primer año del ictus son predictores del deterioro posterior en la movilidad, lo que puede limitar las actividades básicas de la vida diaria y restringir la participación social.
El documento ha sido elaborado por la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria (Camfic), junto con el Departamento de Salud, el Colegio Oficial de Trabajo Social de Cataluña, la Sociedad Catalana de Medicina Física y Rehabilitación, la Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria de Cataluña (Aificc), la Sociedad Catalana de Neurología y la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física.
Acceda aquí al Consenso sobre evaluación y tratamiento del paciente post-ictus en Atención Primaria
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