Este ingeniero cántabro lleva una década colaborando con Médicos Sin Fronteras en diferentes puntos del planeta

"No puedes hacer un hospital como La Paz en un pueblo donde solo hay bambú"
José Luiz Vázquez. Fuente: Médicos Sin Fronteras.


1 feb. 2017 9:10H
SE LEE EN 5 minutos
POR @CRISTINAALCALAL
Desde hace diez años, José Luis Vázquez compagina su trabajo en la fábrica de Renault con largos periodos (de hasta dos meses de duración) de labor humanitaria con Médicos Sin Fronteras. Con la ONG, este ingeniero cántabro ha tenido la oportunidad de aplicar sus conocimientos en puntos del planeta tan olvidados como Zimbaue, República Centroafricana, Darfur, Etiopía, Chad, Níger o Etiopía, donde no solo ha construido hospitales y centros sanitarios, sino que ha liderado la organización logística de hasta el más mínimo detalle (saneamiento, suministro y seguridad). La expedición más complicada -de la que asegura haberse sentido “acojonado”- fue la de 2014 en Sierra Leona y la lucha que encabezó Médicos Sin Fronteras contra el ébola. Este ingeniero explica a Redacción Médica cuáles son las principales dificultades a las que se ha enfrentado a la hora de ayudar en misión humanitaria.

¿Qué hace un ingeniero en una organización como Médicos Sin Fronteras?

Trabajo en el sector del automóvil y desde hace una década, compagino mi trabajo con la labor humanitaria de Médicos Sin Fronteras, con los que colaboro cada vez que puedo pedir una excedencia.

¿Qué tipo de actividades ha realizado con esta entidad sin ánimo de lucro?

Todas pero, especialmente, las relacionadas con logística. El objetivo de nuestra actividad es ayudar en todo lo que podamos para que los médicos se dediquen exclusivamente a la actividad asistencial y no tengan que preocuparse si hay teléfonos, coches, combustible, comida, seguridad… De todo eso, somos los logistas los que nos ocupamos.

Parte del equipo de expedición que acompaña a los ingenieros. Fuente: Médicos Sin Fronteras.


¿También ha construido hospitales en los países en los que ha sido destinado?

Por supuesto. No solo hemos construido hospitales, sino también centros de salud, tiendas de campaña, y nos hemos encargado de contratar que te ayuda como mano de obra, planificado los temas de seguridad, transporte, suministro, saneamientos y tratamiento de residuos sanitarios…

¿Qué tipo de complicaciones que se encuentra el ingeniero cuando está de ayuda humanitaria?

Principalmente las carencias se encuentran en el acceso a los materiales, así como la mano de obra cualificada. A los países a los que vamos, apenas hay medios, y, por eso, nos cuesta más planificar las actividades que si trabajásemos desde aquí. Por eso, hay que tener ojo para planificar quién te puede hacer los trabajos y para encontrar materiales de calidad.

En estos países, el ingeniero también hace de gestor sanitario, porque no puedes pretender hacer un hospital como La Paz en un pueblo donde solo hay madera y bambú.

En 2015 estuvo en Sierra Leona, ayudando en la epidemia contra el ébola. ¿Cómo se trabaja en una zona con estas condiciones?

Tengo que reconocer que al principio estaba un poco “acojonado”. Cuando llegas allí te da miedo todo: sentarte, coger un vaso, que te estornuden al lado… Pero al final coges ciertas rutinas y, siempre con precauciones, trabajas como en cualquier otro lugar. 

En el caso concreto de Sierra Leona recuerdo que trabajamos como “animales”, pero disponíamos de muchos medios económicos que nos permitían trabajar, por ejemplo, con maquinaria pesada y con gente competente para ayudarnos. 

¿Se sintieron desprotegidos ante la enfermedad en algún momento?

No, para nada, al revés. Si con alguien estás protegido, y más en un contexto de ébola, es con MSF, no solo porque tengan experiencia sobre el terreno, sino porque anteponen la seguridad ante cualquier otra cosa y saben trabajar en estos contextos. De hecho, tenemos un centro de formación de ébola en Bruselas por el que han pasado también otras organizaciones como Intermón Oxfam o Cruz Roja.

A lo largo de estos 11 años, ¿cuál ha sido el destino que más le ha marcado?

Profesionalmente, el más interesante ha sido Sierra Leona, porque hicimos un trabajo alucinante y pudimos colaborar para erradicar el ébola. Pero desde un punto de vista personal, Siria.

La organización ofrece ayuda humanitaria en aquellos países del mundo desabastecidos. Fuente: Médicos Sin Fronteras. 


¿Cuántos ingenieros suelen acudir a este tipo de intervenciones?

Depende un poco del perfil de la intervención, porque pueden ser proyectos pequeños en los cuales solo tienes un logista (que tiene que valer para todo), hasta ‘monstruos’ como el ébola en Sierra Leona o Sudán del Sur, donde estuvimos construyendo hospitales. En estas zonas, necesitamos a muchas personas:  dos arquitectos para la construcción de los edificios, un ingeniero para hacer el sistema eléctrico, otro para hacer el sistema de suministro de agua, otro para llevar los temas de seguridad y transporte…

¿Y en general, cuántos ingenieros sois en MSF?

Somos un gran colectivo dentro de la organización, porque es raro encontrar un proyecto donde no tenga una participación activa el ingeniero. Pero cuando empecé no era así, los logistas era más el “cajón desastre” (había perfiles de todos los sectores), pero se ha ido tecnificando.

¿En qué proyectos va a participar en el futuro?

Actualmente he vuelto a trabajar en el mundo del automóvil y lo que hago ahora es que junto todas las vacaciones de verano para poder acudir a una expedición de un mes y medio o dos meses. Me gustaría repetir en Siria, pero me temo que será imposible, y sino Yemen o Sudán del Sur, aunque es como trabajar “en el infierno”, porque tiene temperaturas muy altas, la climatología es muy mala y las condiciones de vida, muy duras.
Las informaciones publicadas en Redacción Médica contienen afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios. No obstante, ante cualquier duda relacionada con su salud, consulte con su especialista sanitario correspondiente.