Los hematólogos de Castilla y León muestran unión en su abordaje, a pesar de las características propias de la región

De pie: José Antonio Queizán, Javier Díaz y Cristina de Ramón. Sentados: Abelardo Bárez, María Jesús Vidal y Teresa Villaescusa.


28 feb. 2024 7:00H
SE LEE EN 9 minutos
La leucemia linfocítica crónica tiene una evolución lenta, asintomática (se suele diagnosticar en estadios precoces tras una analítica rutinaria) y generalmente se da en pacientes que rondan los 70 años. En una comunidad marcada por la dispersión geográfica y el envejecimiento, como es Castilla y León, su abordaje clínico tiene sus propias particularidades. Para conocerlas, así como analizar los retos que vienen por delante, Redacción Médica y Beigene han reunido en un debate a seis expertos hematólgos que trabajan en distintos hospitales de la región para compartir experiencias y explicar su cómo ha evolucionado la patología desde su punto de vista.

La incidencia de la leucemia linfocítica crónica en Castilla y León es de entre cuatro-cinco casos nuevos por cada 100.000 habitantes. Precisamente, hematólogos de esta comunidad autónoma publicaron en el año 2015 un trabajo de diez años de estudio de las patologías linfoides y marcaron esta cifra, que está en línea con el resto de países occidentales. Así lo indica María Jesús Vidal, hematóloga en el Complejo Asistencial Universitario de León.

Abelardo Bárez, jefe del Servicio de Hematología del Complejo Asistencial de Ávila y presidente de la Sociedad Castellano Leonesa de Hematología y Hemoterapia.


Según aumenta la edad, también lo hace la incidencia. "En los mayores de 70 años incluso puede llegar a ser del 30 por ciento y probablemente en Castilla y León, por tener una población muy envejecida, sea algo mayor que en el resto de comunidades autónomas, sobre todo en aquellas con población más joven como puede ser Madrid", añade Abelardo Bárez, jefe del Servicio de Hematología del Complejo Asistencial de Ávila y presidente de la Sociedad Castellano-Leonesa de Hematología y Hemoterapia.


La buena comunicación médico-paciente se hace indispensable, incluso es necesaria una relación de "confianza mutua"



Por su parte, es difícil saber la prevalencia, ya que es una enfermedad de evolución prolongada y, por suerte, como apunta Bárez, con los tratamientos que existen en la actualidad "los pacientes sobreviven mucho". Entonces, los pacientes van siendo cada vez más, cuando en realidad no es una enfermedad frecuente.

María Jesús Vidal, hematóloga especialista en el Complejo Asistencial Universitario de León.


El circuito del paciente en Castilla y León


Javier Díaz, jefe del Servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Universitario de Burgos (HUBU), resume el circuito 'normal' del paciente de leucemia linfocítica crónica: se suele detectar linfocitosis en una analítica rutinaria, después se deriva a la consulta de Hematología y, a partir de aquí, se realizan una serie de estudios analíticos para valorar si esos linfocitos son tumorales o reactivos. "Es importante que el médico dedique tiempo a explicarle bien la enfermedad al paciente, ya que cuando oye la palabra leucemia le choca, y más aún cuando en esta enfermedad no hace falta tratamiento en muchos casos".

Si hay algo que todos los expertos de este debate coinciden, es en que la comunicación médico-paciente es imprescindible, aunque a veces sea difícil por la carga asistencial del día a día en la consulta. José Antonio Queizán, jefe del Servicio de Hematología y Hemoterapia del Complejo Asistencial de Segovia, destaca además que el seguimiento de estos pacientes en los servicios de Hematología va a ser muy prolongado y es, más si cabe, imprescindible.

José Antonio Queizán, jefe del Servicio de Hematología y Hemoterapia en el Complejo Asistencial de Segovia.


"Son pacientes con larga supervivencia, prácticamente la misma que otra persona de su edad, por lo que es muy importante que haya una comunicación empática y que el paciente confíe en el hematólogo que le está viendo, porque posiblemente le va a ver muchos años de su vida. Se tiene que establecer una relación de confianza mutua". 

A nivel de hospitales, Castilla y León tiene “la gran suerte frente a otras comunidades” de contar con un centro de referencia en esta patología, que es el Hospital Universitario de Salamanca. Esto permite no solo un diagnóstico preciso por citometría de flujo, sino establecer una serie de factores que avanzan en el diagnóstico como alteraciones moleculares que permiten ver cómo van a evolucionar los pacientes en otros lugares.


El hematólogo debe ser el 'director de orquesta', pero necesita la colaboración de otras especialidades



Como ya se ha mencionado, la dispersión de población es una característica de la región, lo que hace importante que la sanidad se adapte a los pacientes, ya que en muchas ocasiones son mayores y no tienen medios para llegar al hospital. Para ello es imprescindible que haya unión entre todos los servicios del hospital, destaca Cristina de Ramón, hematóloga del Complejo Asistencial de Salamanca. Un ejemplo es el envío de la medicación a través de la gestión de Farmacia Hospitalaria y Atención Primaria.

Teresa Villaescusa, hematóloga especialista del Servicio de Hematología y Hemoterapia del Complejo Asistencial de Zamora.


Unión de hematólogos en la región


La Medicina va evolucionando a una atención multidisciplinar. En pacientes con una enfermedad neoplásica, como es la leucemia linfocítica crónica, el hematólogo tiene que ser el director de orquesta, pero bien es verdad, es necesario que haya otros especialistas que le apoyen en equipos multidisciplinares, ya que son pacientes de edad avanzada con comorbilidades, explica Teresa Villaescusa.

La figura del geriatra se vuelve clave en estos equipos profesionales, no solo por la edad avanzada, sino porque tiene un papel importante a la hora de comprobar que no haya interferencias con los medicamentos, porque suelen ser pacientes polimedicados.  Así, Geriatría, Farmacia, Atención Primaria, Enfermería y, evidentemente, Hematología, es un adecuado 'dream team'.

En cuanto al equipo de hematólogos de la región, existe el Grupo de Linfomas y Procesos Linfoproliferativos (dentro de la Sociedad Castellano-Leonesa de Hematología y Hemoterapia) en el que se revisan periódicamente los casos más problemáticos y se comparten experiencias. Además, se elaboran guías terapéuticas. Precisamente, la de leucemia linfocítica crónica está a punto de publicarse.

“El Grupo de Trabajo de Hematología de Castilla y León es un ejemplo a seguir, de hecho, se está copiando en distintas comunidades. Lo que empezó como un grupo de mieloma se ha extendido a otros como patología linfoide, hasta llegar a uno de leucemia linfocítica crónica. La relación entre los hematólogos de la región es muy buena, tenemos mucho contacto a pesar de las dificultades”, señala Abelardo Bárez.

Javier Díaz, jefe del Servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Universitario de Burgos.


De la quimioterapia a la terapia dirigida


Hasta hace pocos años, el tratamiento de la leucemia linfocítica crónica era como el de cualquier cáncer: la quimioterapia. En la actualidad está “totalmente desechada” porque hay nuevos tratamientos dirigidos a dianas terapéuticas específicas que han cambiado radicalmente el pronóstico y la calidad de vida de los pacientes.

"Estamos en una revolución", coinciden los especialistas. En los últimos diez años ha cambiado radicalmente la forma de tratar la enfermedad, pasando de la quimioterapia (con resultdos muy limitados y una elevada toxicidad) a la aparición de los inhibidores de BTK y los inhibidores de BCL-2, con los que la supervivencia prácticamente es la misma que la de la población general. "Todos los que tenemos unos años recordamos a los pacientes que se han quedado en el camino porque no teníamos las armas terapéuticas que tenemos en el 2024".

Si bien, quedan retos pendientes y camino por recorrer, como avanzar en las resistencias a los nuevos fármacos y centrarse más en los pacientes que 'transforman' su enfermedad en otras más agresivas, entre otros desafíos. Si bien, todos los expertos coinciden que se está yendo por el buen camino.

Cristina de Ramón, hematóloga especialista del Complejo Asistencial de Salamanca.


Conclusiones del debate


José Antonio Queizán: Vamos a conseguir curar la leucemia linfocítica crónica.

Teresa Villaescusa: Se ha avanzado de forma espectacular en los últimos años y estamos por el buen camino. Nos espera un futuro
esperanzador.

Cristina de Ramón: Estamos en un buen momento de la enfermedad y la colaboración que hay en Castilla y León entre todos los hospitales es fundamental tanto para los médicos como para los pacientes.

Javier Díaz: Tenemos tratamientos muy efectivos para los pacientes que, buscando la mejor combinación entre ellos consigamos no detectar la enfermedad y que el paciente esté libre de tratamiento.

María Jesús Vidal: Ese futuro esperanzador que nos permita tener pacientes curados. La colaboración es muy satisfactoria y trabajar de forma homogénea con los pacientes.

Abelardo Bárez: En la actualidad, en leucemia linfocítica crónica hemos llegado a igualar la supervivencia con la de la población general, manteniendo la calidad de vida de los pacientes y en el futuro todo esto va a ser incluso mejor.

El debate 'El momento de la leucemia linfocítica crónica en Castilla y León' se celebró en la ciudad de Valladolid.

Las informaciones publicadas en Redacción Médica contienen afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios. No obstante, ante cualquier duda relacionada con su salud, consulte con su especialista sanitario correspondiente.