Humberto Arnés, director general de Farmaindustria.
22 ene. 2018 19:10H
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Introducir nuevos instrumentos que hagan posible una utilización más eficiente de los recursos, garantizar una coordinación adecuada que permita asegurar la equidad y asegurar una financiación suficiente son las tres bases sobre las que debería asentarse un pacto de Estado para impulsar el Sistema Nacional de Salud y afianzar su sostenibilidad futura y su vigencia como uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, tanto por su grado de cobertura como por la amplitud y calidad de los servicios prestados.
Esta es la postura que defendió el director general de Farmaindustria, Humberto Arnés, durante su intervención en la jornada Pacto de Estado por la Sanidad: perspectiva desde la industria, organizada por la Asociación Española de Derecho Farmacéutico en la sede de la Real Academia Nacional de Farmacia (RANF).
La eficiencia en el uso de los recursos disponibles constituye “una obligación inexcusable”, según Arnés, y es un ámbito donde, “al igual que en la mayoría de países, hay margen de mejora, ya que en torno a un 20-30 por ciento de los recursos destinados a la sanidad se utilizan de forma ineficiente: intervenciones sanitarias innecesarias, duplicación de pruebas diagnósticas, problemas de coordinación entre niveles asistenciales, medicación de dudosa eficacia, etcétera”.
En el terreno estrictamente farmacéutico, Arnés entiende que es preciso aumentar la eficiencia del consumo de medicamentos, en primer lugar, a través de “una decidida estrategia informativa y educativa dirigida a los ciudadanos sobre su uso adecuado y acciones para mejorar la adherencia a los tratamientos, especialmente en pacientes crónicos y polimedicados”. Ambas actuaciones, además de mejoras en la salud, permitirían ahorrar costes en otras áreas del sistema.
Asimismo, en segundo lugar, debería hacerse mayor énfasis en las terapias preventivas (vacunas, hipolipemiantes, antihipertensivos, antiulcerosos, etcétera), dada su capacidad para ahorrar costes futuros, muy por encima del incremento del gasto farmacéutico que puntualmente podría conllevar.
En tercer lugar, es imprescindible, a su juicio, corregir ineficiencias a través de la medición de resultados en salud y sus costes asociados, “de forma que uniendo ambos conceptos podamos conocer el valor real de cada intervención y, por tanto, hacer una correcta asignación de recursos”.
“Si bien en España la cultura de medición de resultados en salud no está muy extendida, nuestro país posee algunas ventajas comparativas –agregó Arnés-: la principal es que existe una gran integración entre la atención primaria y especializada, y eso facilita la medición de todas las intervenciones que se practican en un paciente en una determinada patología”.
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