Dos fármacos de Lilly no obtienen beneficio en salud neto en comparación con el tratamiento estándar



25 jul. 2015 12:11H
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Marcos Domínguez. Madrid

Un ejemplo de los 'ratings' de ASCO: puntuaciones de las innovaciones respecto al estándar en cáncer de próstata. Fuente: Journal of Clinical Oncology.

La profusión de novedades terapéuticas en el ámbito de la Oncología es sin duda una muy buena noticia para estos especialistas, que cuentan con cada vez más opciones para tratar a unos pacientes que van mostrando, conforme avanzan los descubrimientos, una mayor singularidad.

Sin embargo, esto genera algunas dudas: ¿le beneficiará un enfoque personalizado, con un fármaco biológico dirigido especialmente a una proteína que sobreexpresa su tumor? ¿O mejor confía en una quimioterapia que sigue ofreciendo una alternativa fiable y con un balance coste-beneficio difícil de superar? ¿Cuál es la combinación de fármacos idónea? La amplitud de la literatura a veces complica la toma de una decisión en la que la velocidad puede jugar un papel crucial. A veces, la densidad de los árboles no deja ver el bosque.

Es por eso que la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO) se ha puesto manos a la obra para puntuar las nuevas terapias en base a su eficacia, seguridad y coste, simplificando así el proceso de toma de decisiones. Se trata de establecer un marco de trabajo para ir añadiendo cada vez más tratamientos oncológicos y que está abierto a comentarios y puntualizaciones, con el objetivo de perfeccionarlo para constituir una poderosa herramienta de trabajo en el día a día del oncólogo médico.

Este marco de trabajo ha sido publicado en el Journal of Clinical Oncology y aborda el ‘beneficio en salud neto’ de casi una decena de opciones terapéuticas para cuatro tipos de tumor diferente, calificándolas de 0 a 100 cuando se propone un marco curativo, y de 0 a 130 cuando se trata de la enfermedad avanzada. Este beneficio en salud neto se mide cruzando el beneficio clínico y la toxicidad.

Las innovaciones no lo tienen fácil

Los primeros ‘ratings’ que han visto la luz son un jarro de agua fría para las innovaciones. Por ejemplo, en cáncer de pulmón no microcítico metastásico (en tratamiento de primera línea), dos fármacos de Eli Lilly, pemetrexed y gemcitabina, tienen un beneficio en salud neto de 0 comparados con el estándar de tratamiento (cisplatino y gemcitabina en el primer caso, docetaxel y cisplatino en el otro). No obstante, una revisión de las primeras calificaciones otorga 16 puntos a pemetrexed en el caso de enfermedad no escamosa. También en pulmón no microcítico, bevacizumab obtiene 16 puntos, y erlotinib, 44 (todas estas puntuaciones sobre un total de 130).

En cuanto al cáncer de próstata metastásico resistente a castración (también en primera línea), las puntuaciones son algo más decentes. Abiraterona obtiene 42 puntos; cabazitaxel, 16, y enzalutamida, 32 puntos. En mieloma múltiple, califican bortezomib con 47 puntos sobre un total de 130, y en mama HER2 positivo trastuzumab obtiene 32 (en combinación con docetaxel y carboplatino) y 48 puntos (combinado junto a doxorubicina, ciclofosfamida y paclitaxel).

No obstante, la sociedad científica recuerda que no hay forma válida de comparar regímenes que no hayan sido comparados en ensayos clínicos, y anima a las partes interesadas a que le envíen comentarios para ir construyendo una herramienta que no pretende ser una guía de uso terapéutico sino tan solo una herramienta que ayuda a simplificar las decisiones. Y, dada la profusión de novedades que esperan a esta área terapéutica, a buen seguro que será bien utilizada.

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