El presidente del Grupo IMO, José Samblás. |
“Este tipo de síntomas –ha recalcado Lorenzana– suelen manifestarse a partir de los doce años, aunque en algunos casos se pueden presentar en niños de menor edad. Cuando los padres detectan este tipo de anomalías, lo más conveniente es acudir al pediatra o al neurólogo, quien valorará la necesidad de realizar una resonancia magnética, lo que permitirá llegar a un diagnóstico preciso. Es muy importante detectar cuanto antes este tipo de lesiones –añade Lorenzana– ya que el mayor riesgo que tienen estos pacientes, si no se tratan lo antes posible, es que presenten una hemorragia cerebral con las consiguientes secuelas neurológicas que suelen producir”.
La Radiocirugía, un tratamiento seguro y eficaz
Cada vez más, la Radiocirugías se aplica como terapia de elección en el tratamiento de las malformaciones arteriovenosas en niños y adolescentes, ya que se trata de una técnica segura y eficaz, e incluso puede aplicarse en lesiones próximas a zonas del cerebro muy comprometidas, evitando la cirugía y los riegos que conlleva.
“Otra gran ventaja es que se aplica a todo tipo de pacientes, no importa la edad, de manera ambulatoria y no requiere ningún tipo de anestesia, salvo en los niños muy pequeños que por seguridad sí precisan una sedación para evitar que se muevan durante el tratamiento”, añade.
1,3 pesonas por cada 100.000 habitantes
La incidencia de esta patología en la población en general es relativamente poco frecuente, y se sitúa en 1,3 personas afectadas cada año por cada 100.000 habitantes, según el estudio poblacional más reciente realizado en Estados Unidos, pero no se especifica su incidencia en niños y adolescentes: “Lo más importante –concluye Lorenzana– es aconsejar a los padres que, a la menor sospecha, acudan con sus hijos al médico, y en que si se diagnostica una malformación de este tipo se trate cuanto antes, evitando así los futuros riesgos hemorrágicos cerebrales”.
“Que tengan en cuenta que la Radiocirugía se está consolidando cada vez más como una técnica terapéutica eficaz y segura en estas lesiones, consiguiendo la oclusión completa en más de siete de cada diez niños tratados por malformaciones arteriovenosas cerebrales. Además, se puede repetir sin mayores riesgos en aquellos casos en los que el primer tratamiento no haya sido efectivo al cien por cien”, sentencia.