Necesita un quinquenio para generar el mismo gasto sanitario que quien no fuma



18 ene. 2016 11:53H
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Redacción. Madrid
Quien deja el tabaco y trabaja en una empresa aumenta un 4,5 por ciento su productividad laboral al cabo de un año en comparación con quien continúa adicto al hábito, pero tarda hasta quince en igualar el gasto sanitario por ingreso hospitalario de su compañero libre del hábito.

Así se deduce de un estudio difundido por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) y publicado en Archivos de Bronconeumología. Del trabajo se concluye, entre otras cosas, que los pacientes con hábito tabáquico presentan mayores tasas de absentismo laboral, y las bajas laborales anuales más frecuentes y más prolongadas se dan, de hecho, en mayor proporción entre pacientes fumadores que en los no fumadores.

Inmaculada Alfageme preside la Separ.

“En pacientes exfumadores, tras el primer año después de dejar de fumar, se ha comprobado un aumento de la productividad laboral de un 4,5 por ciento, respecto a los trabajadores que continúan fumando. Dicha productividad crece con el tiempo hacia valores observados en trabajadores no fumadores”, ha revelado Isabel Nerín, neumóloga y miembro del Área de Tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), además de firmante del estudio Costes derivados del uso de servicios sanitarios y bajas laborales en pacientes fumadores: estudio en una comunidad urbana, que acaba de publicar la revista científica Archivos de Bronconeumología.

Según los últimos datos publicados, la prevalencia del tabaquismo en España es del 24 por ciento en mayores de 15 años. Sin embargo, el consumo de cigarrillos no afecta solamente a los trabajadores fumadores.

Por otra parte, el tabaco también produce serias consecuencias en las personas no fumadoras que inhalan de forma pasiva el humo, y, aunque son difíciles de estimar en términos económicos, pueden incrementar los coses del tabaquismo hasta en un 15 por ciento, en función de las medidas reguladoras establecidas en cada país. “Nuestro estudio muestra que el coste sanitario anual en fumadores es de 848,64 euros y de 474,71 euros en no fumadores, lo que supone un sobrecoste del 44 por ciento”, ha advertido Nerín.

El sobrecoste generado por los pacientes fumadores está relacionado de forma directa con el mayor uso de los servicios sanitarios evaluados, el mayor consumo de fármacos de uso crónico y el aumento de los días de baja laboral por incapacidad temporal.

“El hecho de ser fumador incrementa más del doble la probabilidad de ser una persona de elevado coste sanitario. Los resultados obtenidos indican que en pacientes no fumadores la media de días de baja laboral por incapacidad temporal se sitúa en siete, mientras que en pacientes fumadores es de 11”, ha subrayado.

Cabe destacar que los pacientes exfumadores generan más gasto sanitario que los no fumadores en los primeros cuatro años después de abandonar el hábito. Estudios publicados demuestran que los pacientes exfumadores de menos de tres años suponen un 46 por ciento más de gasto de hospitalización. Los de 3-15 años, un 22 por ciento, y, a partir de los 15 años, el coste es similar al generado por quienes nunca han fumado.

800 euros perdidos cada año por trabajador que fuma

En relación con los costes indirectos, existe evidencia de que el tabaquismo incrementa tanto el riesgo como la duración del absentismo laboral. El estudio revela que el coste anual por incapacidad temporal y pérdida de productividad es de 2.253,90 euros en fumadores y de 1.434,90 euros en no fumadores, lo que supone una pérdida 819,60 euros por fumadores. “En el ámbito laboral, se deberían promover políticas y programas orientados a los trabajadores para fomentar el cese del hábito tabáquico, ya que supondría un ahorro económico y una importante mejora de la productividad laboral”, ha asegurado Nerín.

En España, a pesar de las medidas puestas en marcha en los últimos años, una de cada siete muertes ocurridas al año en individuos mayores de 35 años es atribuible al consumo de tabaco.

La financiación pública del tratamiento del tabaquismo puede ser una medida para contribuir a medio plazo en la reducción de costes sanitarios y sociales relacionados con el tabaco.

“Es necesario que la prevención y el tratamiento del tabaco sean prioridad dentro de las políticas sanitarias para contribuir así a la contención del sobrecoste sanitario y social que supone el consumo de tabaco a lo largo de la vida”, ha concluido la presidenta de la Separ, Inmaculada Alfageme.

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