Javier Barbado. Madrid
La sanidad pública española se desmarca de la británica a la hora de incentivar a sus médicos de familia. Desde luego, no los prima por derivar menos pacientes a los hospitales, algo que sí se practica en el servicio de salud británico (
National Health Service) de acuerdo con una investigación periodística que acaba de publicar
The Times según la cual estos facultativos perciben hasta 8.142 euros, en algunos casos, por rebajar de esa manera la carga hospitalaria.
Mark Webb, presidente del North East Lincolnshire Clinical Commissioning Group, corporación citada en 'The Times'.
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En el caso de España, los estímulos económicos a los médicos de cabecera por parte de los gerentes de área se conocen como productividad variable y se ciñen al control de su labor, por lo general desde el punto de vista del uso costo-eficiente de los recursos; en el caso de las derivaciones al hospital, por ejemplo, el directivo conoce cuántas lleva a cabo cada facultativo y se limita a vigilar que no se aleja del estándar o promedio preestablecido (si lo hiciera, trataría de contactar con el médico para corregirlo).
Pero los años de crisis económica que han seguido a 2008 han reducido esos incentivos y, en términos generales, lo que gana un médico de familia se limita a su sueldo base.
No sucede así, en efecto, en Reino Unido. Lo que ha desvelado el rotativo mencionado, aunque es una práctica más o menos conocida, adquiere especial relevancia por cuanto refleja hasta qué punto las entidades vinculadas al NHS (que, en ocasiones, son de naturaleza privada) regulan la demanda sanitaria de la población.
En el periódico inglés se da cuenta de algunos
General Practitioners (GP) o comunidades de médicos del primer nivel asistencial con capacidad para gestionar su presupuesto que, se presupone, han recibido recompensas económicas para eludir todo lo posible la derivación del enfermo al hospital.
“Hablamos de médicos de familia que gestionan el presupuesto de que dispone globalmente su área de forma que, cuantos menos pacientes deriven, más dinero les queda; otra cosa es si éste se revierte en mejorar la asistencia de cada centro o, por el contrario, se les abona directamente a su nómina”, ha reflexionado para Redacción Médica Carlos Arenas, vocal de la Sociedad Española de Directivos de la Salud (Sedisa).
Arenas ratifica que, en España, existen cuadros indicadores de Atención Primaria entre los que se encuentra el porcentaje de derivaciones hospitalarias de cada médico, incluso dividido por especialidades. Pero los incentivos de productividad variable por hacerlo mejor o peor (existe un término medio entre derivar demasiado o no hacerlo casi nada, que es donde se queda la praxis ideal del médico de cabecera resolutivo y competente, según ha apuntado) en efecto son muy pocos y, si se han llevado a la práctica, se ha hecho en un grado muy bajo y siempre ligado a una tasa de indicadores muy concreta.
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