Redacción. Madrid
Fernando Redondo.
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Se acaban de cumplir 100 días desde que Fernando Redondo, presidente de la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (FEFE), propusiera a los presidentes de los colegios de farmacéuticos explicarles las presuntas virtudes de su Sistema Eficiente de Facturación y Cobro (Sefaco) en el pleno del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF) a través de una carta abierta a su presidenta, Carmen Peña. Sin embargo, nada ha pasado en estos más de tres meses.
Desde el Consejo señalan que Redondo no se ha vuelto a poner en contacto con ellos para formalizar su propuesta de sustituir a los colegios por entidades bancarias en el cobro de las facturas farmacéuticas: ni una llamada, ni un correo electrónico, solo un comunicado enviado a los medios. En FEFE explican que no han obtenido contestación a dicha carta. Es de extrañar que, si su presidente defendió tan vehementemente las bondades de su propuesta, no haya movido un solo dedo para explicarla ante sus principales interesados.
Cansancio del Sefaco
Ante la escasez de apoyos recibidos de todos los ámbitos de la farmacia, Fernando Redondo ha seguido utilizando a FEFE para promocionar su apuesta personal por su sistema de gestión de los cobros de las boticas. Para ello, no ha dudado en jugar con el prestigio de publicaciones como el Observatorio del Medicamento, herramienta interesante en su momento para analizar la evolución del mercado farmacéutico y los elementos que influían en él. Bien destacado y en negrita, ha aprovechado varios números para meter con calzador el Sefaco presentándolo como solución a los males de la oficina de farmacia. Eso sí, sin ofrecer un análisis del porqué y de los problemas que generaría: atomización de la gestión de la deuda, cobro de una comisión que está por definir, etc.
Sin embargo, parece que empieza a ser consciente de la indiferencia, cuando no indignación, que rodea a su propuesta y en el último Observatorio ha optado por no incluir la coletilla que ‘colaba’ en los anteriores. Tres meses después, no hay ni rastro del Sefaco en ningún lado. Sin ir más lejos, una votación virtual para pedir su introducción (enmascarada bajo una petición de fin de los impagos a las farmacias) se ha saldado con menos de 500 apoyos de los 20.000 que pedían para dirigirse al responsable de Sanidad (en aquel momento, Ana Mato) con su exigencia, y no se mueve desde las navidades.
Parece que Fernando Redondo ha optado por irse por donde vino. En este tiempo, sus apariciones en público han sido escasas por no decir nulas, disminuyendo la presencia de FEFE en los medios, la visibilidad de la federación que representa a los empresarios de farmacia y, por tanto, su influencia. Sus asociados, de momento, prefieren no hacer leña del árbol caído y aceptan las consecuencias del mal paso dado por su presidente aunque se sientan incómodos con las formas con que Redondo ha manejado la situación. Al igual que el CGCOF, prefieren que este caiga por su propio peso para poder recuperar el tiempo perdido con una polémica que no debería haber existido.
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