El doctor en Farmacia y especialista en Farmacia Hospitalaria Ramón Morillo Verdugo, uno de los autores del estudio.
La
atención individualizada a pacientes infectados con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH)
favorece una mayor fidelización al tratamiento y disminuye los riesgos de problemas cardiovasculares. Es una de las principales conclusiones de un estudio elaborado por el responsable de Farmacia Hospitalaria en el Hospital San Juan de Dios, de Sevilla,
Enrique Contreras Macías; la facultativa especialista del área de Farmacia Hospitalaria del Servicio Andaluz de Salud (SAS)
María de las Aguas Robustillo Cortés y el doctor en Farmacia y especialista en Farmacia Hospitalaria
Ramón Morillo Verdugo.
El análisis, publicado en la versión en inglés de la edición de junio-julio de este año de la revista
Enfermedades infecciosas y microbiología clínica, analiza los
índices de mortalidad de los pacientes de VIH según el nivel de atención personalizada del modelo de atención farmacéutica que se les aplique. Los expertos parten de un contexto, el actual, en el que la infección por VIH ya está considerada una enfermedad crónica gracias al éxito de la terapia antirretroviral, el desarrollo de fármacos cada vez más potentes y la atención adaptada a las necesidades específicas de cada paciente, lo cual ha contribuido a la
disminución del riesgo de transmisión y al
aumento de la esperanza de vida.
En este sentido cobra importancia el
modelo Capacidad-Motivación-Oportunidad (CMO) impulsado por la
Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), cuya aplicación a pacientes con VIH ha sido satisfactorio: entre otras consecuencias positivas,
se mejora la adherencia del enfermo a la terapia antirretroviral y
se logra reducir los riesgos cardiovasculares, como ya se ha apuntado. Sin embargo, los expertos señalan en el artículo la
gran tarea pendiente al respecto:
la predicción de posibles problemas que pudieran surgir durante la evaluación de pacientes en seguimiento rutinario. De ahí el porqué del estudio.
Hacia un modelo individualizado para el paciente
Tradicionalmente, el modelo de atención farmacéutica se ha basado sólo en la aplicación de medicamentos, sin atender a las características individuales de los pacientes. Sin embargo, en el análisis científico que nos ocupa se destaca que las
alternativas a la medicina clásica, como los modelos que tienen en cuenta
factores demográficos, educativos y cognitivos de cada paciente, son más efectivas para mejorar la atención y para mejorar el empoderamiento de estos.
Fruto de esa necesidad, la SEFH desarrolló el aludido nuevo modelo de atención farmacéutica CMO, que se basa en tres aspectos, a saber, “el pilar de capacidad” o la estratificación de los pacientes para
prestar una atención individualizada e identificar a pacientes con mayor riesgo; una entrevista motivacional para fijar objetivos farmacoterapéuticos individualizados, y la monitorización en tiempo real de los pacientes a través de herramientas tecnológicas.
Según se destaca en la web de la SEFH, este nuevo modelo asistencial sustituye al antiguo, basado en Control económico, Medicamento y Organización, y surgió “tras una profunda reflexión y análisis sobre las evidencias disponibles en otros entornos de la profesión farmacéutica en el mundo y la idea fundamental de aportar valor desde nuestra actividad profesional tanto a los pacientes, en función de sus necesidades, como al sistema sanitario para el que trabajamos y a la sociedad, en general, en la que estamos inmersos”.
Los pacientes más vulnerables presentan mayor mortalidad
Para determinar la mayor o menor conveniencia de la aplicación del modelo CMO, los expertos llevaron a cabo un estudio, aprobado por el Comité Ético de Investigación Clínica de Sevilla-Sur y siguiendo las directrices de la Declaración de Helsinki, entre enero de 2021 y enero de 2022. Se incluyeron
428 pacientes de VIH con una media de edad de 51 años -entre 42 y 57 años- en terapia antirretroviral que asistieron al servicio de consulta externa de farmacia hospitalaria de un centro de Sevilla.
Todos recibieron el tratamiento farmacoterapéutico que ya se aplica a los pacientes ambulatorios de forma rutinaria, de acuerdo al modelo CMO, que
clasifica a los enfermos siguiendo cuatro variables: en primer lugar, demográficas; en segundo, variables relacionadas con la medicación; en tercero, sociosanitarias y del estado cognitivo-funcional, y en cuarto, clínicas y de uso de servicios sanitarios. En base a ello
se dividió a los enfermos en tres categorías: N3, para los pacientes con alguna patología crónica; N2, para los que presentaban algún riesgo con la medicación; y N1, para los que tenían mayores necesidades de atención farmacéutica.Lo s resultados reflejaron que en
los pacientes del grupo N1 el nivel de mortalidad fue un 99,7 por ciento superior a los del grupo N3, y en el caso de los del grupo N2, un 22 por ciento más alto.
Factores socioeconómicos merman la adherencia al tratamiento
De acuerdo a los expertos, son, en general, factores socioeconómicos los que contribuyen a que los pacientes de mayor vulnerabilidad -los del grupo N1- presenten una mayor mortalidad, por ejemplo, la
escasez de medios económicos para el transporte, las
responsabilidades familiares como cuidar a personas dependientes y los
horarios de atención inadecuados, todos los cuales,
sumados a una atención previa deficiente, conllevan que, al final, no se siga con fidelidad el tratamiento.
Otra barrera apuntada en el artículo en el mismo sentido es la
falta de información sobre la evaluación de riesgos de los pacientes. No obstante, se indica que
el modelo CMO puede salvar dicho obstáculo por su fácil implementación y porque es capaz de proporcionar automáticamente recomendaciones para farmacéuticos y médicos a la hora de planificar la atención personalizada.
En cualquier caso, la conclusión final del estudio es que, pese a que los pacientes más vulnerables tratados en base al modelo CMO presentan un mayor nivel de mortalidad, los índices de deceso son similares en base a otros patrones como la edad y otras condiciones clínicas, por lo que se considera que
esta herramienta de tratamiento personalizado, en regla general, sí beneficia a los pacientes de VIH porque, en definitiva, se adapta a cada necesidad individual.
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