La crisis provocada por el coronavirus ha puesto sobre la mesa la necesidad de abordar ciertos temas, como es la
salud mental, especialmente en los más jóvenes. El Ministerio de Universidades, consciente de la creciente preocupación sobre el tema, ha publicado recientemente una radiografía del estado de los universitarios españoles sobre esta cuestión. Los resultados reflejan que
más del 50 por ciento de los estudiantes ha sentido la necesidad de apoyo psicológico por problemas de salud mental recientes durante el cuatrimestre anterior; además, más de la mitad de los encuestados ha consultado alguna vez a algún sanitario por estos temas. Además de poner sobre la mesa la situación actual,
se han registrado 86 propuestas realizadas por los propios alumnos que pueden ayudar a mejorar su buena salud y bienestar, también la de los futuros médicos, como puede ser agilizar los trámites de las becas o establecer protocolos preventivos contra la discriminación, por ejemplo.
Estos son los datos que se han obtenido del análisis llamado ‘
La salud mental en el estudiando de las universidades españolas’. El organismo que dirige Joan Subirats asegura que la finalidad es realizar un
“diagnóstico detallado” sobre la situación de la salud mental en este colectivo. Para ello se han realizado dos análisis: uno de carácter cuantitativo y otro cualitativo.
El estudio cuantitativo ha estado a cargo del Centro de Salud Biomédica en Red de Salud Mental (
Cibersam), y
coordinado por Rafael Tabarés y Vicente Balanzá. El objetivo marcado es describir la prevalencia de los problemas de salud mental, tanto en estudiantes de universidades públicas, como de privadas. Para conocer de primera mano el estado de la cuestión se realizaron
dos encuestas con las que obtuvieron más de 83.700 respuestas en total en dos periodos. Esta tasa de respuesta global
equivale a más del 3,5 por ciento del total de estudiantes matriculados en el sistema universitario español; en esta parte del análisis se ha contado con un
15,3 por ciento y un 11,9 por ciento de estudiantes de ciencia de la salud en cada una de las dos fases.
Además de la necesidad de apoyo psicológico o la consulta a un sanitario por salud mental, esta parte del estudio señala que
uno de cada dos universitarios que participó
presentaba síntomas depresivos y de ansiedad moderada o grave en las últimas dos semanas. En la fase dos, las
mujeres presentaron de forma significativa un
mayor porcentaje de estos síntomas, pero uno menor en el consumo de riesgo de alcohol, si se compara con los datos de sus compañeros. Para conocer esta información se basaron en resultados positivos de screening. "Es importante tener en cuenta que un resultado positivo en el cribado no significa necesariamente que el estudiante tenga un diagnóstico clínico de dicha enfermedad, sino que indica la necesidad de una evaluación más exhaustiva", se aclara desde el documento.
La
prevalencia de pensamientos suicidas durante las dos semanas previas es de uno de cada cinco universitarios aproximadamente. En ambas fases del estudio cuantitativo se refleja que el
17 por ciento de los encuestados declaró que algún médico l
e había prescrito ansiolíticos, tranquilizantes, antidepresivos o hipnóticos en el cuatrimestre anterior.
Las recomendaciones de los alumnos
Por otro lado, el estudio cualitativo fue realizado por la
Cooperativa Aplica con el fin de identificar los recursos que pueden ayudar a mejorar las capacidades de esta población para tener buena salud y bienestar y señalar las barreras que lo limitan. En total,
se han registrado 86 propuestas realizadas por el alumnado para mejorar estas cuestiones, también en los futuros sanitarios, tras ocho entrevistas grupales en universidades públicas con un total de 57 personas. Algunas de ellas son:
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Agilizar los trámites de las becas y los plazos de resolución.
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Acceso ágil a la información de los servicios universitarios y reducción de la burocracia.
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Garantizar las necesidades especiales de las personas con discapacidad de acceso al aula.
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Mantener una ratio adecuada en el aula y los grupos reducidos facilitan el acceso a una relación con el profesorado más cercana y de mayor confianza.
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Establecer protocolos preventivos contra la discriminación y el acoso.
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Cuidar el trato en el cambio de nombre de las personas trans e intersexuales.
El proceso consultivo y de análisis tiene como objetivo
ofrecer a los agentes implicados en los sistemas universitarios
"una guía para diseñar políticas que beneficien la salud mental del estudiantado", según se explica. Además, se anima a realizar otros estudios que amplíen la información sobre la situación.
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