Los tejidos creados de manera artificial se parecen cada día más a los compuestos naturales presentes en el cuerpo humano. Este es el objetivo de un grupo de investigadores de la Universidad de Tokio que han logrado
cubrir un dedo robótico con tejido cutáneo vivo, es decir, con células vivas y material orgánico cultivados en un laboratorio para imitar de la mejor manera posible la piel humana.
La piel artificial creada
tiene capacidad de curarse a si misma, tal y como lo haría la piel real. Además, una de sus características es que ha sido creada a medida para, en este caso, el dedo robótico, por lo que
se adapta perfectamente a su movimiento, estirándose cuando el dedo se dobla, proporciona una cobertura más completa y está fuertemente anclada.
Para mostrar la regeneración de este prototipo de piel,
los investigadores la cortaron y cubrieron la herida con un vendaje de colágeno. Las capas se cosieron solas y, al cabo de una semana, la herida ya no era visible.
Este tipo de piel se generó introduciendo el elemento a cubrir en una mezcla de colágeno y fibroblastos dérmicos cultivados en laboratorio, un tipo de células de la piel humana que se encuentran en la dermis. Cuando se hubo formado una capa de tamaño aceptable, se añadieron queratinocitos humanos cultivados, las células que dominan la capa epidérmica. Dos semanas después
se había creado una doble capa "equivalente a la piel", ya que medía aproximadamente 1,2 milímetros de grosor, cercano a los 2 milímetros que se encuentran en los dedos humanos.
La inspiración del proyecto: la investigación médica sobre daños en la piel
El líder de la investigación, el profesor Shoji Takeuchi, ha explicado que la inspiración de su trabajo es la
investigación médica sobre daños en la piel, como las heridas profundas y las quemaduras, y pretende contribuir al avance de la fabricación. Además, él es pionero en el campo de los robots biohíbridos y, junto a otros científicos, ha explorado la creación de con investigadores de músculos artificiales, receptores de olor sintéticos y carne cultivada en laboratorio.
De hecho, según ha explicado Takeuchi, el principal objetivo a largo plazo es desarrollar
versiones más avanzadas reproduciendo algunos de los órganos que se encuentran en la piel, como las células sensoriales, los folículos pilosos y las glándulas sudoríparas, así como recubrir estructuras más grandes.
Además, otra de las vías de mejora que plantean añadir a la investigación es
incorporar en sus modelos células pigmentarias para dotar a las pieles de colores más parecidos a los humanos. De este modo, se conseguiría un realismo que haría que esta creación pudiera adaptarse a muy diversos usos.
Aunque ya se han utilizado estos modelos tridimensionales para pruebas de cosméticos y medicamentos, nunca se habían puesto a prueba con un robot en funcionamiento. Los investigadores han expresado su deseo de que
esta investigación beneficie a áreas como la farmacia y la medicina regenerativa y que ayude a reducir el coste, el tiempo y la complejidad de la investigación en estos ámbitos e, incluso, disminuir la necesidad de realizar ensayos con animales.
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