6 nov. 2014 14:13H
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Redacción. Sevilla
La Audiencia Provincial de Sevilla ha condenado a un hombre de 79 años de edad que roció con alcohol y prendió fuego a un médico porque "le había destrozado" la vida al diagnosticarle un cáncer que "no tenía en realidad". La sentencia considera que en este caso concurre la eximente de anomalía psíquica y, por ello, ordena el internamiento en un centro psiquiátrico penitenciario durante cinco años, aunque sustituye esta medida por la de libertad vigilada.
El tribunal considera probado que los hechos tuvieron lugar sobre las 11,15 horas del 10 de junio de 2013, cuando el acusado acudió al centro e "irrumpió" en la consulta de digestivo donde prestaba servicio el médico, al que se dirigió preguntándole si se acordaba de él, a lo que el afectado dijo que no, por lo que el imputado respondió "pues yo sí me acuerdo de usted".
En ese momento, el procesado sacó de un bolsillo un bote de alcohol al tiempo que empuñaba en la otra mano un mechero, diciéndole al facultativo que le iba a matar porque "le había destrozado su vida" al diagnosticarle un cáncer que, según el acusado, no tenía en realidad. De este modo, el acusado se abalanzó sobre el médico "con la intención de poner por obra su amenaza", rociándole el cuerpo con alcohol y prendiéndole fuego después, no obstante lo cual el facultativo reaccionó "rápida y vigorosamente", sujetó las manos del procesado y lo empujó contra una pared, tras lo cual consiguió salir de la consulta, aunque el imputado le llegó a propinar dos golpes, uno de ellos en la cabeza.
El médico regresó con un colega a la consulta, observando entonces que el imputado se había rociado a sí mismo con el alcohol que llevaba y se había prendido fuego, logrando los dos médicos auxiliarle y apagar las llamas cuando ya estaba ardiendo la camiseta del procesado, tras lo que varios facultativos condujeron al acusado a otra consulta para asistirle, todo ello mientras "forcejeaba lanzando patadas y puñetazos, sin dejar de vociferar 'lo voy a matar'".
A consecuencia de la agresión, el médico sufrió distintas contusiones, dice el tribunal, que destaca que, en el momento de los hechos, el imputado padecía un trastorno de ideas delirantes y un trastorno depresivo de medio a grave, que anulaba por completo sus facultades intelectivas y volitivas.
Así, y desde su puesta en libertad por un delito de homicidio en grado de tentativa, el acusado sigue adecuadamente tratamiento farmacológico a cargo de su unidad de salud mental y cuenta con la tutela y el control efectivo de su esposa e hijos. La Audiencia considera que, en este caso, la medida más "prudente y sensible" es imponer al acusado una medida de internamiento en centro psiquiátrico durante cinco años, que sustituye en todo caso por la de libertad vigilada, imponiéndole como reglas de conducta las de sujeción a tratamiento médico ambulatorio y prohibición de aproximarse a la víctima a menos de 300 metros.
Asimismo, deja al acusado bajo el cuidado y vigilancia de su familia y le impone el pago de una indemnización de 3.060 euros, de los que descuenta los 3.000 euros ya consignados por el acusado y entregados al perjudicado.
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