Redacción. Madrid
El 85 por ciento de los cuidadores familiares son mujeres que se dedican de forma exclusiva y única a atender a los más de dos millones de personas dependientes que hay en España, un colectivo al que se ha homenajeado en el primer ‘Día del Cuidador’, según ha explicado a Efe el presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), José Antonio López Trigo, quien ha indicado que la media de edad de estas mujeres cuidadoras se sitúa alrededor de los 60 años.
López Trigo, presidente
de la SEGG.
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Así, López Trigo ha señalado que esto se debe a que, en cuestión de género, “la mujer es mucho más cuidadora y protectora por naturaleza y mucho más fuerte que el hombre”, que se rinde antes. Además, ha señalado que los hombres tienen una salud más débil que las mujeres, por lo que enferman y caen en situación de dependencia antes que ellas. “Fundamentalmente las cuidadoras familiares son hijas y cónyuges”, ha añadido.
En España más de 2.300.000 personas mayores viven con algún grado de dependencia y requieren el cuidado de otra persona. Con el fin de mejorar la calidad de vida de los mayores y de formar y poner en valor la labor que realizan los cuidadores, la SEGG, con el apoyo de Lindor Ausonia, ha creado el ‘Día del Cuidador’ que se celebrará cada 5 de noviembre. El presidente de la SEGG ha explicado que también trasmitirles a los cuidadores el mensaje de que lo están haciendo bien, lo que les da “tranquilidad”, porque “las personas que cuidan a un familiar por cariño, encima tienen la sensación de que están haciendo poco”.
Preguntado por si la figura del cuidador está olvidada en la sociedad, ha respondido que sí, porque “tienen tanta sobrecarga de cosas que hacer que no les da tiempo a reivindicarse”. “No hemos oído protestar a un cuidador. Ni se han quejado de las pobres ayudas que se conceden ni han protestado de que no tienen tiempo para nada”, ha apuntado. López Trigo ha explicado que cuando alguien está 24 horas al día cuidando de una persona dependiente, a veces se sobrecarga y claudica. “Eso el síndrome de estar quemado”, ha matizado. Por un lado, se viene abajo físicamente porque la carga de trabajo es inmensa y, por otro lado, emocionalmente, porque “están cuidando a una persona con la que han compartido su vida y la ven deteriorarse día a día”.
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