Recreación de la proteína.
Investigadores de la Universidad de California en Irvine (Estados Unidos) y la Universidad de Harvard (Estados Unidos) han descubierto cómo la
toxina B de
Clostridium difficile (TcdB) reconoce las
proteínas Frizzled, el receptor que usa para invadir las células intestinales y provocar
infecciones gastrointestinales mortales.
La necesidad de un lípido en concreto por la toxina B de la bacteria puede indicar una nueva vía contra el cáncer
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Los hallazgos, publicados el pasado viernes en la revista
Science, podrían allanar el camino para desarrollar nuevas
toxinas contra
Clostridium difficile y también potencial para el desarrollo de nuevos
fármacos contra el cáncer.
En una infección por
Clostridium difficile, TcdB ataca el epitelio colónico y se une a lo que se llama receptores Frizzled. Ahora, los investigadores han descubierto que durante este proceso de unión la toxina
bloquea ciertas moléculas de lípidos en las Frizzled, que bloquean la señalización Wnt, que regula la
renovación de células madre de colon y la diversificación del epitelio colónico.
"Esta toxina es muy inteligente. Aprovecha un lípido importante que Frizzled usa para sus funciones básicas", ha señalado uno de los investigadores, quien puntualiza que, sin embargo, la necesidad de este lípido también
expone una vulnerabilidad de TcdB que "podría aprovecharse para desarrollar antitoxinas que bloqueen el reconocimiento de los receptores de toxinas y, así, convertirse en un potencial fármaco contra, por ejemplo, el cáncer".
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