Los
glóbulos blancos o leucocitos se encargan de defender al organismo frente a las
infecciones. Existen diversos tipos de glóbulos blancos:
neutrófilos, linfocitos, monocitos, eosinófilos y basófilos. Los neutrófilos son, con diferencia, los más abundantes.
Una leucopenia es, según la definición del
Instituto Nacional del Cáncer, un
descenso del número de leucocitos (glóbulos blancos) en la sangre periférica dentro de su rango de normalidad. Generalmente, está relacionado con el descenso en el número de neutrófilos, lo que se denomina neutropenia.
Se considera neutropenia a un número de neutrófilos, en pacientes adultos de raza caucásica, inferior a 1.800 por microlitro de sangre.
¿La leucopenia es un cáncer?
La hematóloga
Mercedes Gasior señala que
la leucopenia no se considera cáncer, sino que es, simplemente, una
“determinación de laboratorio”. “No obstante y en algunos casos, puede estar relacionada de manera reactiva con una neoplasia o con enfermedades malignas de médula ósea”, concreta.
En ese caso, ¿qué le diferencia? Para Gasior, la leucopenia puede ser reactiva a muchas situaciones como el
uso de un nuevo fármaco o estar
relacionada con otras enfermedades benignas, crónicas o agudas: “El
cáncer produce una mutación en una célula que pasa a dividirse y a formar un clon de células que son todas iguales y que lo que hacen generalmente es aumentar o pueden llegar a desplazar, en el caso de si es una neoplasia hematológica -por ejemplo, una
leucemia-, pueden desplazar la hematopoyesis normal y provocar una leucopenia en el paciente.
La leucopenia es, en realidad, un signo de que está pasando algo”, explica.
Linfocitos bajos: ¿qué causa la leucopenia?
Dentro de las causas principales de la leucopenia, las más frecuentes son infecciones derivadas del uso de un nuevo medicamento o consecuencia de otras patologías que puedan producir la disminución de las defensas, como
enfermedades inflamatorias, no solo las
reumatológicas, sino también las
intestinales o cualquier tipo de
infección crónica que pueda producir una disminución de los leucocitos.
Las causas de una neutropenia, por otro lado, pueden ser:
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Un defecto en la producción de neutrófilos desde la médula ósea debido a:
- Medicamentos. El uso de medicamentos para tratar el cáncer (quimioterapia) es la causa más frecuente de neutropenia. Algunos antibióticos, antiepilépticos, antipsicóticos, antiinflamatorios, fármacos cardiovasculares y otros medicamentos, pueden bajar también los neutrófilos.
- Enfermedades hereditarias, como la neutropenia crónica idiopática (de causa desconocida), la neutropenia cíclica, etc.
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La invasión de la médula ósea por cánceres (linfomas y otros).
- Síndromes mielodisplásicos.
- La falta de vitamina B12 o de ácido fólico.
- Las infecciones que afectan a la médula ósea, como la tuberculosis, leishmaniasis, brucelosis, paludismo, fiebre tifoidea, hepatitis, SIDA, etc. La primera causa de neutropenia en los niños es una infección grave de la sangre.
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Radiaciones.
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Un aumento de su destrucción en la sangre.
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Presencia de anticuerpos que destruyen a los propios neutrófilos (anticuerpos anti-neutrófilo).
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Enfermedades autoinmunes (enfermedad de Felty, lupus eritematoso sistémico, artritis reumatoide).
Síntomas de la leucopenia
Uno de los
síntomas más frecuentes de la leucopenia es la aparición de
úlceras orales o aftas, aunque puede acompañarse también de otros de tipo infeccioso si, por ejemplo, se está cursando una
faringitis o una
infección de vías respiratorias altas.
Pero, generalmente, cuando son leucopenias leves, puede aparecer aftas como un único síntoma o ser un hallazgo analítico. En casos de mayor gravedad, como neutropenias, el paciente puede llegar a presentar
fiebre.
¿Cómo se diagnostica?
El
diagnóstico de neutropenia se realiza tras hacer un
análisis de sangre y su posterior confirmación. Para el diagnóstico de la causa puede ser necesario investigar los
antecedentes de la familia, una historia detenida de las medicinas que se han tomado durante las últimas semanas y nuevos análisis de sangre que incluyan análisis de infecciones por virus, vitaminas, anticuerpos antinucleares, etc. En algunos casos puede ser necesario realizar un
aspirado de médula ósea o una
biopsia.
¿La leucopenia se puede contagiar?
La leucopenia
no es una enfermedad contagiosa.
Tratamiento de la leucopenia y su pronóstico
El tratamiento de la leucopenia depende de su causa. Como indica Gasior, en el caso de que se deba a una infección, ya sea viral o bacteriana, debe tratarse acorde a ello. Si, por otro lado, fuera debida a un nuevo medicamento, se procede a suspenderlo. “Muchas veces
si vemos que no se recupera al suspender el medicamento, se puede realizar una biopsia de médula ósea para ver qué está pasando en la hematopoyesis. Y si descartamos cualquier enfermedad maligna y vemos que no se recuperan los leucocitos a valor normal, se puede utilizar el
factor estimulante de colonias granulocíticas, que es un tratamiento que lo que hace es recuperar los leucocitos y se pone de forma subcutánea”, concreta.
La especialista recuerda que, cuando son causas reactivas, es importante descartar la malignidad y, después, tratar la causa: “Por ejemplo, si es una enfermedad inflamatoria, muchas veces lo que hay que tratar es el brote”. Al ser reactiva, lo más frecuente es que tienda a recuperarse. En caso de ser una infección, desaparece cuando esta se solventa. Si es debido a un medicamento,
la duración de la enfermedad es de entre 10 y 16 días para su recuperación.
Neutropenia: claves
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En las neutropenias asociadas a la toma de medicamentos, la suspensión de éstos suele bastar para permitir una recuperación completa.
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En las neutropenias asociadas a enfermedades autoinmunes puede necesitarse la administración de corticoides a dosis altas.
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En algunos casos de neutropenia grave puede ser necesario inyectar medicamentos que aumenten rápidamente el número de glóbulos blancos, como el factor estimulante de colonias de granulocitos recombinante (G-CSF en inglés) o proceder a una transfusión.
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En otros casos no existe un tratamiento óptimo y se debe evitar la aparición de infecciones mientras dure la neutropenia siendo para ello necesario aislar al paciente, visitarle con mascarillas y guantes y, si fuera necesario, administrar antibióticos.
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Hay otro tipo de leucopenias que están relacionadas con la disminución de los neutrófilos y que puede ser cíclica. En este caso, se establece un control con los pacientes cada más o menos 30 días, pues la cifra de neutrófilos es baja, pero “no necesita tratamiento” salvo que el paciente le esté causando una infección grave.
Mercedes Gasior es hematóloga del Hospital Universitario La Paz y miembro de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH).
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.