Terminas el examen que te da acceso (o no) a una de las ansiadas
plazas como especialista médico. Tus sueños y aspiraciones son altas, pero tienes que enfrentarte al
“molino de viento”, como
Don Quijote. Forma parte del camino. Sabes que los resultados no han sido demasiado buenos durante la preparación, o quizás sí, pero dudas hasta de tu nombre.
Cinco horas de sufrimiento contestando a un test que, para nada determina tu calidad como médico, ni tus habilidades, ni tu capacidad para ser un buen pediatra, cirujano, neurólogo, preventivista…un examen que sirve para ordenarnos y dejarnos dentro, o fuera.
Esa misma noche, hay algunos valientes que se atreven a meter la
plantilla de respuestas. No son las definitivas, son las de las academias, pero dan una aproximación de tu resultado. No es ni la mejor idea ni la mejor puntuación. Una aproximación bastante cercana de tu nota real, eso sí pero también una forma fácil de hacerte un lío. En 2018 las
plantillas provisionales del ministerio se han publicado a los pocos días. Merece la pena esperar un poco.
Vuelves a meter las respuestas y…zas, estás fuera (ya sea de coger plaza o de elegir la especialidad soñada).
Se te viene el mundo encima,
tantos meses estudiando y, ¿ahora qué? El miedo, la frustración, la incertidumbre se apodera de ti. Semanas más tarde, tras la introspección y la reflexión personal, toca decidir.
El camino para llegar a ser especialista médico no tiene que pasar necesariamente por el examen MIR, pero si quieres formarte en España, es obligatorio.
Hagamos un “check” antes de tomar una decisión. ¿Cómo te ha dejado tu preparación para el MIR? ¿Cuánto tiempo necesitas para recuperarte?
¿Serás capaz de volver a afrontar esta etapa? ¿Valdrá la pena?
Para muchos, la preparación para este examen es uno de los peores momentos en su formación. Cansa muchísimo y exige un sacrificio físico, mental, social, personal que dura meses. No todos son capaces de volver a enfrentarse a esta prueba de inmediato, ni tan siquiera a medio plazo. Sobre todo, teniendo en cuenta que el resultado final puede volver a ser un fracaso o una desilusión, que te quedes de nuevo fuera o que termines “resignándote” a escoger una especialidad que a priori no te gustaba o que no querías hacer.
A continuación toca revisar en qué has fallado, si podrías mejorar, si la
academia se ha ajustado a tus necesidades y sobre todo: ¿te puedes permitir repetir el MIR? Es cierto que muchas academias tienen el “detalle” de
crear planes de pago ajustados al estudiante, pero puede que no te llegue, que no te lo puedas permitir. Algunas te dejan repetir sin tener que volver a pagar el curso (siempre que hayas cumplido unos “mínimos de implicación”: haber ido a la mayoría de clases, hacer todos los simulacros, etc). Otras directamente te hacen un descuento en el precio final y vuelves a pagar el íntegro del curso.
La competencia es tan encarnizada, que tienes que asumir el gasto e inscribirte de nuevo a una academia si quieres tener alguna oportunidad frente al resto de opositores.
Es un negocio perfectamente establecido, con pocas alternativas, un desembolso obligado.
Y por último, ¿Cómo vas a tomarte el MIR si lo repites? ¿Cómo te sientes personalmente para volver a afrontar, de nuevo, varios meses de desconexión, de estudio, de vida de clausura? ¿Tienes claro cuál es tu objetivo, tus límites y tus opciones?
Tras todos estos interrogantes, mi opinión personal.
Merece la pena repetir el MIR, hasta un máximo de intentos posibles que varía según la persona y sus circunstancias, en mi caso: dos veces.
Cada año va a haber más opositores, cada vez mejor preparados, más dificultades para escoger una plaza de la especialidad que quieres. Terminar en un campo de la Medicina que no te gusta, ejercer durante años sin estar totalmente feliz con tu trabajo, o dejar la especialidad a la mitad con lo que ello implica (un especialista perdido y una plaza que no se recupera jamás, además de haber dejado a otro opositor sin plaza). Una falta de respeto y coherencia hacia tus compañeros y hacia ti mismo. Entiendo que haya gente que lo haga por necesidad o porque al final te pueda terminar gustando la especialidad, o porque les da la gana. Yo personalmente intentaría evitar este tipo de decisiones.
Toca por tanto repetir el MIR teniendo claro que la
experiencia, es una ventaja frente a los nuevos aspirantes. Conoces tus fuertes y tus debilidades. Sabes cómo es la preparación, los cambios de ánimo, el sacrificio que implica. Sabes cómo funciona el sistema y puedes enfrentarte a él y adaptarte para sacar provecho. ¿Por qué no intentarlo, al menos una segunda vez?
Creo que vale la pena repetir el MIR.
Vale la pena intentarlo desde la madurez que te proporciona el haberlo intentado previamente. Una forma mucho mejor y más afianzada de lograr tus objetivos. Vale la pena tomar aire un par de semanas, descansar y volver con fuerzas y con las ideas claras de lo que quieres, de lo que estás dispuesto a dar para lograrlo.
Una vez, al menos una vez más.
Que en el futuro no eches la vista atrás y te preguntes a ti mismo: ¿Por qué no lo intenté de nuevo dando el máximo de mí?
Inspira. Has luchado muchas batallas, algunas las has ganado y esta la has perdido. Pero puedes volver a intentarlo, la guerra aún está por decidirse. Echa el aire, ha llegado el momento de luchar. De tu empeño, de tu segundo (tercer, cuarto…) intento puede depender que puedas dedicarte a lo que te gusta el resto de tu vida.
Mucho ánimo y, ¡a por el MIR!