Este fin de semana ha publicado
Redacción Médica la noticia referente al informe de Bloomberg, empresa estadounidense, que ha revelado que
el español es el tercer sistema sanitario más eficiente del mundo, sólo superado por los de Hong Kong y Singapur. Han evaluado la
esperanza de vida, el gasto sanitario per cápita y el gasto relativo como proporción del Producto Interior Bruto (PIB).
Está muy bien y me alegro que España aparezca en las noticias a nivel mundial por una cuestión tan importante, no obstante
hay que tener en cuenta algunas cuestiones.
Estos resultados sin duda se deben, entre otros factores, a los
grandes recortes que se han aplicado en las inversiones públicas en salud, que han pasado del 6,5 por ciento del PIB en 2009 (1.510 euros/hab/año) a un escaso 5,9 por ciento en 2014 (1.332 euros/hab/año). En cifras absolutas hemos pasado de 70.579 millones de euros en 2009 a 61.947 millones de euros en 2014, con un recorte del 12,23 por ciento (8.632 millones).
Un gran descenso en inversión per cápita en salud y en porcentaje sobre el PIB.
La escasa inversión, tanto en euros por habitante, como en porcentaje del PIB, se debe también a los
bajos sueldos de los profesionales y especialmente de los médicos españoles, que están a la cola de los países de nuestro entorno, además también contribuye el
gran porcentaje de contrataciones temporales, por horas, días, semanas, meses, a tiempo parcial que soportan nuestro jóvenes médicos. No es de extrañar que año tras año miles de ellos emigren fuera de España, donde encuentran sueldos que duplican y triplican los que pueden encontrar aquí y con condiciones de ejercicio profesional infinitamente mejores y con una estabilidad laboral que no encuentran en España.
Estos recortes además se han concentrado especialmente en Atención Primaria, que ha pasado del 15,3 por ciento de la inversión pública en salud en 2009 (10.775 millones de euros) a un escaso 14,6 por ciento en el año 2014 (9.045 millones de euros), con un recorte del 16,06 por ciento (1.730 millones). Esto quiere decir que Atención Primaria, además de sufrir el recorte propio de las inversiones públicas en salud, ha perdido porcentaje de participación en estas inversiones.
Estos drásticos recortes pueden tener
repercusiones en la asistencia y muy posiblemente en la calidad en la asistencia que reciben los ciudadanos, consecuencias que han sido minimizadas y en muchas ocasiones compensadas totalmente por la extraordinaria labor que realizan los profesionales del SNS. Desde luego no me cabe ninguna duda, del
tremendo esfuerzo que se han visto obligados a realizar los casi de 35.000 médicos de Atención Primaria, con cupos de pacientes asignados, en demasiadas ocasiones excesivos y con acumulaciones por falta de sustitución de las ausencias.
A finales del año 2015 desde las vocalías de Atención Primaria de la OMC realizamos una amplia
encuesta entre los médicos de Primaria, a la que contestaron más de 4.500 compañeros y que puso de manifiesto que
existen importantes problemas que pueden afectar a la calidad asistencial, a la eficacia y en último extremo a la eficiencia, pues sin unos niveles aceptables de calidad y sin eficacia no podremos hablar de eficiencia. Veamos:
• Más de la mitad de los médicos de Familia encuestados tienen cupos de más de 1.500 personas. Estos superan el 70 por ciento en los municipios urbanos.
• En situaciones normales más del 40 por ciento de los médicos Familia atienden más de 40 consultas/día que llega hasta el 75 por ciento en situaciones especiales de demanda (periodos de vacaciones o incrementos estacionales de demanda).
• El 11 por ciento de los médicos Familia atienden más de 50 consultas día, pero es que en vacaciones se incrementa hasta más del 34 por ciento y en municipios urbanos supera el 44 por ciento.
• A pesar de soportar estar tremendas cargas de trabajo en Atención Primaria hay demoras. Por desgracia en condiciones normales la mitad de los médicos encuestados tienen demora en las citas, datos que fueron corroborados por el CIS en una encuesta que realizaron a 5.152 pacientes.
• En periodos de vacaciones y de incremento de demanda, casi el 70 por ciento de los médicos de AP encuestados tenían demora, llegando estos a más de una semana en el 11 por ciento de los médicos de Familia encuestados.
Además de poder repercutir negativamente en la calidad asistencial que reciben los ciudadanos,
los datos muestran diferencias muy acusadas entre las diferentes comunidades autónomas y por el tamaño de los municipios, por lo que también puede afectar al principio de
equidad, básico en nuestro SNS, aspecto no tratado en el informe Bloomberg.
Por último, la
esperanza de vida en España, efectivamente está en los primeros puestos a nivel mundial, si bien hemos de tener en cuenta que
tras un avance continuado entre 1975 y 2014, en el año 2015 ha tenido un leve retroceso, al pasar de 82,94 años a 82,70. Destacar también que en este indicador
hay diferencias de casi dos años entre comunidades autónomas.
Aunque el Sistema Sanitario es solo un factor y no de los más importantes, si
debemos estar muy atentos para evitar que la insuficiente inversión pública en salud afecte negativamente a este importante indicador.
En definitiva, en
España necesitamos presupuestos sanitarios públicos suficientes, equitativos y finalistas que permitan que España, y todos sus Comunidades Autónomas, sigan ocupando los primeros lugares a nivel mundial en esperanza de vida y
sobre todo en esperanza de vida en buena salud -también para los profesionales- con la contribución, entre otros muchos factores, del SNS y el gran esfuerzo de sus profesionales.