En los últimos días he asistido como lector habitual de la prensa profesional sanitaria a
una propuesta que me ha causado sonrojo y enfado a partes iguales. La idea, respaldada por algún gerente hospitalario y con el marchamo de la asociación que los agrupa, pretende lograr
que los facultativos hagan guardias hospitalarias multicentro como una solución para garantizar la atención especialista. Sinceramente, pensar que los médicos están en condiciones de asumir una mayor carga de la que ya sostienen
es estar muy alejado de la realidad. Cierto que en la información se alude a que esas guardias
“estén sujetas a la carga laboral de los trabajadores” pero debe ser entonces que tenemos un colectivo, cuanto menos parcialmente, con capacidad para asumir una carga de trabajo mayor.
La atención a los pacientes
requiere de medios, de recursos y de conocimiento, como el que cada profesional tiene de su lugar de trabajo,
un centro que le es propio y en el que puede desarrollar su labor desde la confianza de su trabajo en equipo, y no en un lugar que le es ajeno y cambiante. Como decía al arranque, la noticia me producía enfado porque no alcanzo a comprender como se pueden hacer brindis al sol con temas tan serios y que requieren de una sesuda reflexión.
Los profesionales de la Medicina son, quizás, quienes con más dureza han tenido que transitar la cruel pandemia de los últimos dos años.
"En unos pocos años hemos pasado de profesionales vocacionales a médicos desencantados que buscan hacia donde encaminar su profesión"
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Hablamos de profesionales
‘quemados’ necesitados de apoyo y de comprensión, la que parece que ha sabido trasladarles más la sociedad en su conjunto que quienes gestionan su labor desde un punto de vista puramente administrativo. En unos pocos años
hemos pasado de profesionales vocacionales a médicos desencantados, que buscan hacia donde encaminar su profesión -hablo de a qué país marcharse- o en qué momento pueden jubilarse, cuando históricamente ha sido un colectivo en el que
la decisión pasaba por retrasar voluntariamente la edad de retiro.
La realidad actual de los profesionales no requiere de más carga, más bien de todo lo contrario.
Es momento de revisar sus condiciones y de garantizar que estas sean lo más adecuadas y beneficiosas posibles. No olvidemos que estamos hablando de la parte verdaderamente insustituible del sistema sanitario: sus profesionales.
Lo demás es postizo y reemplazable, y con propuestas como estas parece que además
bastante ajeno a la realidad que les rodea. Puestos a analizar potenciales mejoras, quizás sería interesante que quienes tienen por labor dirigir a los sanitarios,
escucharan más las opiniones de quienes están al pie del cañón y conocen de primera mano todo aquello que puede ayudar a que el sistema sea lo más eficaz y eficiente posible.