Desde los meses de octubre y noviembre de 2022, rara es la Comunidad Autónoma en la que los médicos no hayan tenido que pelear en un conflicto o un amago del mismo con la Administración. Conflictos que han ocupado y siguen ocupando las portadas de los periódicos, minutos de radio y titulares en televisión. Curiosamente, en esos conflictos a los médicos se nos tacha de estar políticamente posicionados:
“fachas” o “radicales de izquierdas” son algunas de las definiciones que utilizan quienes no entienden que nuestras reivindicaciones sólo tienen como objetivos dignificar nuestras condiciones laborales y optimizar la asistencia que prestamos a nuestros pacientes.
Actualmente, todavía quedan activos algunos conflictos en Madrid, Comunidad Valenciana, Canarias, Ceuta y Melilla –estas dos últimas, ciudades dependientes de INGESA en materia sanitaria, es decir, directamente del Gobierno central-.
Si nos fijamos en estos frentes abiertos, nos damos cuenta de que
el problema no depende del signo político del partido en el gobierno y que la solución tampoco parece que dependa del mismo.
En algunas regiones, otros sindicatos conscientes de que no lideran el movimiento de los médicos y titulados superiores señalan a los
Sindicatos Médicos CESM de promover los conflictos; nos acusan de defender únicamente el
componente económico del trabajo del médico, como si mejorar unas retribuciones evidentemente injustas no fuera lícito y como si adecuar los salarios de los profesionales no fuese, además, una forma de mejorar la asistencia sanitaria.
Si analizamos bien, estos conflictos en Sanidad están liderados –en su gran mayoría- por los médicos y los sindicatos profesionales que les representamos, mientras que los conatos de movilizaciones de otras categorías han alcanzado muy poco arraigo y escaso o nulo impacto.
"Los médicos y titulados superiores, que son una categoría profesional muy poco dada a las movilizaciones, protagoniza esta conflictividad por una sencilla razón: las condiciones laborales del facultativo son peores que las del resto de sanitarios, sin que esto suponga que los médicos restemos importancia –en ningún caso- a las reivindicaciones de otros colectivos".
|
Los médicos y titulados superiores, que son una categoría profesional muy poco dada a las movilizaciones, protagoniza esta conflictividad por una sencilla razón: las condiciones laborales del facultativo son peores que las del resto de sanitarios, sin que esto suponga que los médicos restemos importancia –en ningún caso- a las reivindicaciones de otros colectivos.
Por ejemplo, desde hace años las contrataciones en Sanidad no respetan el porcentaje por categorías. Con la excusa de que
“no hay médicos” se contrata a otros perfiles sanitarios, que son más económicos de contratar.
Con el mantra de “no hay médicos” no se buscan ni se hace nada por encontrarlos.
Sobrecarga de los médicos
Y así, llegamos a la paradoja de que cada vez hacen falta más médicos pero se contratan menos que ninguna otra profesión; el trabajo de los facultativos se dobla y la sobrecarga laboral que soportamos llega a ser insostenible en muchos casos, llegando a
normalizar situaciones que son inasumibles, como las demoras para una cita con tu médico de Familia.
Podemos encontrar otro ejemplo en el sinsentido de promover la apertura de un servicio de urgencias pediátricas en un hospital, contratando a todo el personal que precisa dicho servicio pero carecer de médicos, y siendo los pediatras o bien los urgenciólogos ya en plantilla los que se harán cargo de esta demanda junto con su demanda habitual.
¿Por qué se pone en marcha un servicio que no tiene la capacidad de dar el servicio que ofrece a la población? ¿Por qué se ofrece un servicio sanitario sin médicos?
Este ejemplo no es el único: podemos poner muchos más y en todos ellos el médico asistirá sin esperanza al incremento de su carga laboral sin que se le haya consultado sobre las necesidades ni de la población, ni del sistema ni de él mismo.
Los horarios en Medicina
Hablemos ahora del horario: ese que sirve de acusación hacia los médicos, a quienes nos tachan de incumplirlo. Mientras que al resto de categorías se les exige 37,5 o 35 horas a la semana, al médico se le exigen 48 horas como mínimo porque el Estatuto Marco deja muy claro que existen otras
150 horas anuales de jornada especial que, aunque voluntarias, se obliga a hacer. A estas horas, añadimos todas aquellas que necesite el servicio por las famosas “necesidades del servicio” exclusivamente desempeñadas por el médico.
Las 48 horas son resultado de la jornada máxima que establece la Unión Europea, comunidad que indica que se trata de horas semanales en cómputo semestral para dificultar todavía más el cálculo.
Por otra parte, el
Estatuto Marco –ese que ahora quieren modificar, dudamos de si para bien o para mal- determina claramente que existen dos tipos de jornada sólo para el Facultativo Sanitario Especialista: la jornada ordinaria y la jornada complementaria, no teniendo esta última la consideración de jornada ordinaria ni extraordinaria.
Esto implica que
no tenemos la consideración de trabajadores nocturnos, a pesar de que las guardias se desarrollan en horario de noche; a excepción de los médicos que ejercen la profesión en el ámbito de las Urgencias Extra Hospitalarias. En su caso, la jornada, aun siendo de 24 horas, sí se considera ordinaria.
La diferencia entre ser un trabajador nocturno o no serlo radica en que quien no lo es tiene minorada su jornada en función del número de noches. Así, un trabajador nocturno tendrá que realizar 1470-1500 horas de trabajo anuales con 37,5 horas y alrededor de 1.370-1.400 horas con 35 horas.
Un médico, de una forma u otra, tendrá que hacer 2.300 horas anuales –o sobrepasarlas- a excepción de los compañeros que no hacen guardias, sea por edad o porque no se apliquen a su puesto de trabajo.
A pesar de todo esto, todavía tenemos que escuchar falsas afirmaciones de que “el médico incumple el horario”, pero no para bien, no para reconocer el exceso de horas y de trabajo.
Las guardias médicas
Para aumentar más aún la perversión del sistema, vamos a decir que esa jornada complementaria
(las guardias) no computa a efectos de jubilación. Sí; a pesar de que son horas de trabajo y están sujetas a impuestos, cuando un médico se jubila sólo se le tiene en cuenta la jornada ordinaria y no tiene acceso a una jubilación anticipada sin pérdida retributiva, como sí ocurre en otras profesiones.
Y, por supuesto, como las guardias no se consideran horas extra, podemos decir que son horas
low cost, es decir, a menor costa que la jornada ordinaria. Si alguien todavía piensa que el facultativo puede elegir hacer guardias o no, le aclaramos que no, que van impuestas en su puesto de trabajo.
No todos los sistemas de salud europeos tienen guardias de 24 horas. De hecho, las guardias empiezan a ser un anacronismo que mantenemos en el Sistema Nacional de Salud.
El sueldo base de un médico sin guardias es reducido y la dependencia económicas de las guardias para alcanzar un sueldo digno del trabajo desarrollado empieza ya en el periodo MIR.
Por estas cosas, Europa ha tirado de las orejas a España y nos ha dado el ultimátum: el Gobierno debe respetar y proteger a sus profesionales.
El problema de Atención Primaria
Las condiciones de los trabajadores de la Sanidad, en general, no son buenas y, sin embargo, nuestro sistema de salud está considerado uno de los más eficientes del mundo. Es decir, que obtenemos los mejores resultados al menor precio, sobre todo en la
Atención Primaria: frente al 25 por ciento del gasto sanitario recomendado por la Organización Mundial de la Salud, atendemos y
resolvemos millones de problemas de salud todos los años, con solo un 14 por ciento del gasto sanitario invertido en este ámbito. Y no solo hablamos de la labor asistencial; sino que asumimos una burocracia asfixiante.
Otro evidente problema, como el presupuesto de la Atención Primaria, no sólo se soluciona con más dinero destinado a tecnología o centros más modernos, como parece que se va a hacer con los millones de euros anunciados por el Gobierno nacional. Lo que necesitamos es que nuestros sanitarios se sientan respetados y debidamente reconocidos en su esfuerzo diario, con unas condiciones laborales atrayentes que consigan dejar atrás de una vez el
déficit de médicos. Para que todo esto sea una realidad, desde los Sindicatos Médicos CESM seguiremos luchando por los médicos de Atención Primaria, de Hospitalaria, de Urgencias Extrahospitalarias y de cualquier ámbito.